Amar a los hijos Detener el problema
————— (*) Psicoterapeuta en el Centro de Desarrollo Humano Integral (CEDEHI). Cel. 9992 259085
Luego de dar una conferencia sobre la curación de las heridas emocionales, me preguntaron si podía ayudar a un joven que había sufrido un intento de violación; al tener la primera entrevista con la madre del menor, lo que me platicó despertó mi interés por analizar otros casos parecidos.
Según los expedientes de los pacientes atendidos en los dos primeros meses de este año, el 25% de los hombres había sufrido abuso sexual en la infancia; el 100% de quienes fueron abusados, carecían de un vínculo saludable con sus papás.
Estas personas incons- cientemente trataban de resolver esa carencia. Si la persona afectada se encontrara con un hombre sano mental y emocionalmente, la carencia sería resuelta sin complicaciones. Así sucede a veces cuando el encuentro es con algún familiar, lo que ayuda a seguir adelante de una manera saludable.
Pero el problema ocurre cuando la persona se encuentra con una que está trastornada, ya sea por haber sufrido abuso o por tener la misma carencia.
Desde mi experiencia considero que la mejor medida es la preventiva. Para los hombres que ya emprendieron un proyecto de vida familiar: formen equipo con su esposa, empiecen a amar a ese hijo que está por llegar y nunca dejen de expresarles su amor; si ya tienen uno o más hijos, recuerden que “amar es querer el bien del ser amado”.
Si los hijos ya están creciendo, se debe hacerles saber lo mucho que los amamos. Una buena idea es preguntarles: “¿Qué necesito hacer para que te sientas amado por mí?”. Su respuesta te puede sorprender y te dará la pista de cómo trabajar.
Si se te hace difícil llevar al cabo cualquiera de las sugerencias anteriores, busca ayuda terapéutica para resolver lo que te impide hacer lo necesario para que la personalidad de tu hijo se construya saludablemente y poder evitar cualquier abuso. Debes aprender a tener la claridad intelectual y emocional de que lo primero que necesitan los hijos es saberse y sentirse amados.