Daño prematuro
Aun cuando se trata de adultos jóvenes, el sobrepeso y la obesidad pueden ocasionar graves consecuencias para la salud del corazón.
Es bien sabido que el exceso de peso se asocia a la aparición de la aterosclerosis (enfermedad causada por la deposición e infiltración de lípidos en las paredes de los vasos sanguíneos), pero es posible que ésta sea un efecto ‘tardío’ de la obesidad.
De hecho, según muestra un estudio dirigido por investigadores de la Facultad de Medicina de la Universidad de Bristol, en Reino Unido, los corazones de los adultos jóvenes con un índice de masa corporal (IMC) elevado sufren cambios estructurales nocivos e irreversibles incluso tiempo antes de que sus vasos sanguíneos se vean dañados.
De acuerdo con “ABC”, los autores desarrollaron el primer estudio para evaluar si los IMC elevados ocasionan un impacto negativo sobre el sistema cardiovascular en la adolescencia y los primeros años de la etapa adulta. Para ello, analizaron los datos registrados de millares de jóvenes británicos de 17 y 21 años y completamente –o ‘aparentemente’– sanos.
Los resultados mostraron que los IMC elevados causan un incremento de las cifras de presión arterial, tanto de la distólica –PAS, que indica la presión sanguínea durante la contracción del corazón–, como de la sistólica –PAD, en la que se registra la presión cuando el corazón se encuentra en reposo.
Es más; los IMC elevados, es decir, el sobrepeso y la obesidad, causan un aumento del ventrículo izquierdo, la principal cámara de bombeo del corazón.
Como concluye Kaitlin Wade, directora del trabajo, “nuestros resultados apoyan las intervenciones para reducir el IMC hasta niveles normales y saludables ya en la juventud para, así, prevenirla futura aparición de enfermedades coronarias”.