Beneficioso
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Hace unos días atendí con urgencia el caso de unos niños de 5 y 7 años de edad que al inicio del ciclo escolar presentaban conductas disruptivas en su salón de clase; su madre sabía la razón, pero no de qué forma resolver la causa.
En el periodo vacacional ella y su esposo decidieron separarse, pero en cuanto el papá se fue de la casa todo empezó a complicarse, especialmente el comportamiento de sus hijos.
Las reacciones de los niños a la separación de los padres son influenciadas por varios factores: edad, la situación emocional que vivían cuando la familia estaba completa, carácter y grado de dependencia con alguno de los progenitores.
En su libro “El inesperado legado del divorcio”, la doctora Judith S. Wallerstein menciona los síntomas que presentan los niños cuyos padres se han separado y que la práctica clínica ha logrado identificar.
Los menores de tres años experimentan depresión y ansiedad; de tres a cinco años, regresión, aumento de ansiedad de separación y agresividad; de seis a ocho, sentimiento de abandono, proceso de duelo y fantasías de que papá y mamá vuelvan a estar juntos; de nueve a 12, intento de ocupar el espacio dejado por el padre ausente, enojo y ansiedad; de 13 a 18, sentimiento de pérdida, manifestaciones depresivas, alianza con un progenitor y sentimiento de culpa.
Los niños del caso en cuestión estaban evidentemente afectados por la separación de sus padres. El más pequeño volvió a presentar problema con el control de los esfínteres (algo que ya estaba resuelto), sus reacciones agresivas eran cada vez más frecuentes y empezaba a morderse las uñas por ansiedad. La niña mayor lloraba muy seguido, intentaba a toda costa que sus compañeras de escuela le dieran muestras de afecto y continuamente preguntaba por su papá.
Es importante aclarar que los seres humanos necesitamos estar en ambientes estables para nuestro sano desarrollo.
La separación de los padres siempre va a generar un entorno de incertidumbre y generalmente son los maestros quienes notan los cambios de conducta que se reflejan en el desempeño escolar y afectan el desarrollo armónico de la persona.
Uno de los aspectos más relevantes para el futuro del niño o niña, es la perdida de la figura parental de referencia, indispensable para la autodefinición para la consolidación del “yo”.
En el caso que nos ocupa, fue necesario trabajar pri- mero con la madre de los niños la recuperación de su salud emocional, ya que la separación, para la mayoría de las personas, es una de las experiencias más traumáticas de su vida.
Luego de sanar las heridas emocionales de la madre, nos enfocamos en ayudar a los niños para que aprendieran a digerir las emociones que experimentaban por esa situación, que desde mi experiencia profesional se pudo haber evitado si los padres hubieran buscado ayuda terapéutica para mejorar su relación.
————— (*) Psicoterapeuta en el Centro de Desarrollo Humano Integral (Cedehi) Cel. 9992 25 90 85.