Diversidad del mundo moderno
Mientrasquelamayoríadelospolíticosmexicanos,sin fundamentos éticos ni científicos, y como obedientes vasallos de quienes les mandan, tratan de imponer en la geografía nacional aberrantes leyes y programas de nefastas consecuencias sociales, en el escenario de la política mundial emergen importantes liderazgos de peso real, cuyas visiones van en sentido contrario. Proponen a la comunidad internacional un camino distinto en materia de valores morales, espirituales y religiosos, diferente a la agenda antivida, familia y religión que Estados Unidos y comparsas tratan de implantar como única vía hacia el futuro.
Así, por un lado, es interesante escuchar a Hillary Clinton, quien pretende llegar a la presidencia del país vecino, hablando sin tapujos ni vergüenza de la verdadera agenda en materia de género y familia que tienen ellos, los grupos de poder mundial: “Los códigos culturales profundamente arraigados, las creencias religiosas y las fobias estructurales han de modificarse. Los gobiernos deben emplear sus recursos coercitivos para redefinir los dogmas religiosos tradicionales” (Palabras de Hillary Clinton). Es decir, que los países obedientes habrán que continuar imponiendo la agenda proaborto, prohomobitrastransexualistas y sus derivados, así como las leyes antilibertad religiosa. Los ciudadanos podrían ser coaccionados y castigados por pensar diferente y no someter su conciencia.
Y por el otro lado más allá del Atlántico, en el antiguo país de los zares, en la Rusia postsoviética —y postSan Juan Pablo II— se escucha a su actual presidente, Vladímir Putin, levantar fuerte la voz en defensa de la vida y de la familia natural hombre-mujer. En defensa de los valores morales y espirituales, del cristianismo y de otras religiones, a quienes reconoce necesarias para el desarrollo y la felicidad de las personas y de las naciones.
Transcribo algunas partes muy significativas del discurso del presidente ruso dirigido el día 19 de septiembre del año 2013 en la edición anual del Foro Internacional de Debate del Club Valdái, titulado: “La diversidad de Rusia para el mundo moderno”.
“… Otro desafío importante para la identidad de Rusia está vinculado a los acontecimientos que tienen lugar en el mundo. Esto se aplica a la política exterior y a los valores morales”.
“Podemos ver cómo muchos países euroatlánticos están rechazando sus raíces, cuyo valores cristianos constituyen la base de la civilización occidental. Ellos están incumpliendo los principios morales y su identidad tradicional: nacional, cultural, religiosa e incluso sexual. Pusieron en práctica políticas que ponen igual a la familia con las familias LGBT (Lésbico, Gays, Bisexuales y Transexuales), la fe en Dios es igual a la fe en satanás. Este exceso de la corrección política ha llevado a que la gente hable en serio para registrar partidos políticos cuyo objetivo es promover la pedofilia. Y los gobiernos de estos países están tratando agresivamente de exportar este modelo a nivel mundial”.
“Estoy convencido de que esto abre un camino directo a la degradación y al primitivismo, de lo que resulta una profunda crisis demográfica y moral. ¿Qué cosa que la pérdida de la capacidad de reproducción puede ser la mejor prueba de esta crisis moral?”
“Sin los valores del cristianismo y de otras religiones del mundo, sin las normas morales que se vienen de miles de años, la gente inevitablemente pierde su dignidad humana. Consideramos adecuado y natural defender estos valores, debemos respetar el derecho de cada minoría a ser diferente, pero los derechos de la mayoría no se deben cuestionar”.
“Al mismo tiempo, vemos intentos para lanzar el modelo estándar de un mundo unipolar y con falta de definición de las instituciones de derecho internacional y soberanía nacional. Un mundo así unipolar y estandarizado no necesita de los estados soberanos, necesita vasallos.” (Palabras del presidente de Rusia, Vladímir Putin).— Mérida, Yucatán.