Hablemos de basura
Basta darse una vuelta por Progreso o transitar el camino que conecta a Mérida con Umán y Hunucmá para percatarse de que Yucatán se enfrenta a un grave problema de basura. Basura tirada a un lado de la carretera, basura quemada en los terrenos baldíos, basura apilada afuera de las casas. Basura que se filtra silenciosamente a un subsuelo que, como esponja, la absorbe y filtra a los mantos freáticos. No es coincidencia que en 2015 tengamos que cavar más de 35 metros para encontrar agua potable. Hace 40 años bastaban ocho metros. Por ello, atender el problema de la basura cuanto antes equivale a salvar y mejorar las vidas de cientos de miles de yucatecos. Equivale a dejar de envenenarnos.
¿De qué tamaño es el problema? Según datos del Inegi, Yucatán produce diariamente un mil 362 toneladas de basura, equivalentes al 1.58 por ciento de la basura que se genera en todo el país, pero suficientes para llenar el Estadio Azteca cada nueve días. Y aunque en términos relativos los yucatecos no somos grandes generadores de basura (ocupamos la posición 22 de 32 entidades), sí sobresalimos por la contaminación y los daños a la salud pública que provocamos por la manera en que la desechamos.
Por ejemplo, 26 por ciento de los hogares desechan la basura quemándola, ubicándonos como la octava entidad que más quema la basura en México. Una situación que podría estar incentivando la quema de basura es que aproximadamente 4 de cada 10 hogares yucatecos no cuentan con recolección domiciliaria (ocupamos la posición 26 de 32 entidades), lo cual estaría dificultando aún más que desechemos la basura sin generar contaminación y provocar daños a la salud pública. Las lecciones son claras: urge incrementar la cobertura de la recolección domiciliaria, mejorar la calidad y la eficiencia del servicio, darle un adecuado tratamiento a los desechos y concienciar sobre los daños al medio ambiente y la salud pública que significan seguir con esta tendencia.
Desafortunadamente, los yucatecos también destacamos por el tratamiento deficiente que le damos a la basura. Según datos del Inegi, pese a ser la cuarta entidad con más sitios de disposición final de desechos (109), apenas cinco de éstos son rellenos sanitarios. Los otros 104 son tiraderos a cielo abierto y sólo Mérida tiene un relleno sanitario con capacidad superior a 100 toneladas diarias.
Por si fuera poco, según datos del mismo Inegi, en todo Yucatán sólo contamos con un centro de acopio de ————— ( *) Empresario materiales valorizables como papel, cartón, cobre, PET, vidrio, plástico y aluminio.
¿Cuáles son las consecuencias? La contaminación de los mantos freáticos (nuestra principal fuente de agua potable) es la más relevante y trágica de las consecuencias.
Nuestro estado es el único a nivel nacional donde, en principio, el 100 por ciento de los mantos del subsuelo son de agua potable. Urge recalcular este porcentaje en función del daño que les hemos ocasionado en años recientes. De lo contrario, corremos el riesgo de envenenarnos lentamente bebiendo agua contaminada por las toxinas de la basura que se filtran al subsuelo.
Otra consecuencia es la propagación de enfermedades y contaminantes químicos a través de la cadena alimenticia. El polvo llevado por el viento desde los tiraderos a cielo abierto hasta los hogares puede portar agentes patógenos y materiales peligrosos. Los gases generados por estos tiraderos y, en menor medida por los rellenos sanitarios, pueden incluir gases orgánicos volátiles, tóxicos y potencialmente cancerígenos. Además, el humo generado por los tiraderos a cielo abierto, los rellenos sanitarios y la quema de basura constituyen un irritante respiratorio que afecta con mayor gravedad a niños y adultos mayores.
Es momento de que los yucatecos hablemos de basura.
Negar el problema o postergarlo indefinidamente equivale a arrojar pólvora a esta bomba de tiempo. Que quede claro, no estoy hablando de medidas para problemas futuros: son problemas muy actuales que debemos atender cuanto antes.
Yucatán tiene los ingredientes necesarios para estar a la vanguardia en el desecho y tratamiento de la basura. Atender este tema debería ser una de las principales prioridades para el gobierno del Estado, los 106 municipios y toda la ciudadanía.
Aún hay tiempo de poner el ejemplo a todo México y, ¿por qué no?, al mundo entero. De ese tamaño es el problema que tenemos, pero también de ese tamaño es la confianza y fuerza de nuestra gente. Lo que está en juego son la vida y la salud de los yucatecos. No es poca cosa.
EN 140 CARACTERES
Según @INEGI_INFORMA alrededor de cuatro mil hogares yucatecos desechan la basura tirándola en la calle. Lo que veo a diario me dice otra cosa.— Mérida, Yucatán. —Mahatma Gandhi (1869-1948) Político y pensador indio