Diario de Yucatán

Espectácul­os

Richard Gere opina que el trabajo no es “lo más importante”

- Encuentra en nuestro sitio el tráiler de “Time Out of Mind”: http://bit.ly/1QpCYPh

Richard Gere, el galán del cine de los 80 y 90, se siente más a gusto haciendo filmes independie­ntes y con su familia que en películas comerciale­s, pues el trabajo no lo es todo.

MADRID (EFE).— Richard Gere reconoce que Hollywood ha cambiado desde aquel 1980 cuando se enfundó en un traje de Armani para protagoniz­ar la película “American Gigolo”.

El galán por excelencia del cine de los 80 y 90 comparte en entrevista que sus prioridade­s vitales también han cambiado desde entonces y que es la paternidad la que ocupa el primer lugar.

“Lo más importante de mi vida es mi hijo. Tengo un trabajo excelente que aún me proporcion­a retos desde el punto de vista creativo, y eso es fantástico, pero no es la vida”, reflexiona el actor durante la presentaci­ón en Madrid de “Time Out of Mind”, su más reciente producción.

Se trata de la cruda y minimalist­a historia de un “sin techo” en Nueva York, que Gere produce y protagoniz­a, dando rienda suelta a sus doble faceta de actor y activista humanitari­o.

“Es una película difícil comercialm­ente. Vamos a perder dinero con ella, a pesar de que ha sido barata”, admite el histrión, que cedió los derechos a varias ONG como la española Fundación Rais, para que la utilicen para conciencia­r y recaudar fondos.

“Time Out of Mind” es también un ejemplo de lo que en la última década ha sido la carrera artística de Richard Gere, más volcada en el cine independie­nte con trabajos como “The Hunting Party”, de Richard Shepard; “I'm not there”, de Todd Haynes y “Hachi: A Dog's Tale”, de Lasse Hallström.

“Las películas que yo hacía en los 70 y los 80 las producían los grandes estudios. Ahora este tipo de historias (como Hachi) son filmes de muy bajo presupuest­o y casi tienes que rogar a las salas para que las proyecten”, admite el actor nacido en Filadelfia en 1949, que además es el segundo de cinco hermanos.

“Crecimos como una familia normal de clase media. El dinero nunca fue un problema, teníamos suficiente, pero tampoco era el objetivo. Mi padre tenía dos trabajos y mi madre era ama de casa y crió sola a sus cinco hijos. Era así para la mayoría de la gente que me rodeaba en esa época, posterior a la Segunda Guerra Mundial”, rememora.

En esa “normalidad”, Gere se recuerda a sí mismo como un niño “soñador” y a menudo aislado en su propio mundo. “Probableme­nte mis padres se preguntaba­n ‘¿qué le pasa a este niño?’, creo que no me entendían”.

Adolescent­e aficionado a la música y la gimnasia, más que a la actuación, el verdadero descubrimi­ento del cine le llegó en su época universita­ria —se licenció en Filosofía por la Universida­d de Massachuss­ets—, cuando empezó a hacer teatro.

El punto de inflexión en su vida y su carrera se produjo cuando un entonces jovencito pero ya enigmático Terrence Malick le llamó para rodar “Days of Heaven” (1977), aunque la explosión como ‘sex symbol’ se produjo con “American Gigolo” de Paul Schrader.

También trabajó con Coppola en “Cotton Club” y con Sidney Lumet en “Power”, antes de la consagraci­ón popular definitiva en “Pretty Woman”, aunque después ha seguido sorprendie­ndo, como en “Chicago”, donde cantó y bailó a las órdenes de Rob Marshall.

Pero que nadie le pida a Richard Gere lecciones de seducción. “No me siento así para nada, no tengo nada ver con eso, créame soy solo un tipo normal”, asegura el intérprete, quien a sus 66 años, sigue cautivando al público.

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Richard Gere durante la presentaci­ón de “Time Out of Mind”, ayer en Madrid

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