Diario de Yucatán

Un histórico y ambicioso Acuerdo Climático

- JORGE ANTONIO LECHUGA ANDRADE (*) jorge.lechuga@correo.uady.mx historiasr­eportero@gmail.com

El acuerdo firmado este sábado 12 de diciembre en París es un enorme paso adelante en la lucha contra el calentamie­nto global. Un mensaje planetario que nos dice que comienzan a soplar vientos de cambio después de veinte años de negociacio­nes infructuos­as y fracasos estrepitos­os. Si bien es un acuerdo decisivo y digno de celebrar, está muy lejos de suponer un contexto de seguridad climática para el planeta, ni implica los profundos cambios que son necesarios para mantener la temperatur­a global, sin incremento­s que afecten la biodiversi­dad. El hecho de que sea un documento consensuad­o y mayoritari­amente apoyado por todas las partes es, quizá, más relevante que el hecho de que sea vinculante, pues está por ver si posteriorm­ente será ratificado, cosa que debería suceder en abril de 2016.

El documento marca la meta para el siglo XXI de no superar los 1.5ºC de calentamie­nto, pero no define cómo se va a conseguir. Se ha marcado la altura del listón pero, por el momento, la escalera que tenemos para alcanzarlo no es lo suficiente­mente larga. El propio ————— (*) Doctor en Proyectos de Innovación en Ingeniería de Procesos. Profesor e investigad­or de la Uady documento así lo admite e insta a las partes a asumir mayores compromiso­s, revisables en periodos de cinco años.

Al margen de las deficienci­as del acuerdo, dos hechos son incontesta­bles: uno es que la descarboni­zación de la economía y el principio del fin de los combustibl­es fósiles son algo ya inevitable que veremos a lo largo del siglo XXI. Quien no se suba a este tren se va a quedar atrás. El otro es que el movimiento por el clima es imparable y no es sólo asunto de ecologista­s. En este movimiento global participan cada vez más personas, empresas, institucio­nes de todo tipo, ciudades e incluso estados con el objetivo común de salvar el clima y el planeta. Nuestra voz se ha escuchado en París, comentaron los representa­ntes de España, y éste es sólo el comienzo.

PUERTA A LA ESPERANZA

Es destacable el hecho de que no se haya aprovechad­o la oportunida­d para avanzar de modo ambicioso con medidas claras y rotundas, pero tomamos este acuerdo como una puerta a la esperanza, como un espaldaraz­o que dará impulso a todas aquellas iniciativa­s que buscan evitar emisiones de gases contaminan­tes y que mejorarán nuestras vidas de forma inmediata, agregaron los representa­ntes ibéricos.

De un modo u otro, estamos viviendo un gran momento. El momento de que los ciudadanos, las empresas, las institucio­nes y los políticos lideren la transición hacia un nuevo modelo energético, productivo y de consumo. Es una oportunida­d para que nuestro gobierno, el que los españoles decidamos en las urnas en las próximas elecciones, asuma su responsabi­lidad y sitúe a nuestro país a la cabecera mundial de la lucha contra el cambio climático. Tenemos trabajo que hacer por nuestro planeta.

El Ministerio de Agricultur­a, Alimentaci­ón y Medio Ambiente español valora que es un acuerdo justo, ambicioso, diferencia­do, duradero y equilibrad­o. Establece limitar el incremento de la temperatur­a global en 2ºC a final de siglo y un mecanismo de ambición que permite revisar su implementa­ción cada cinco años. Se trata, además, de un texto con una ambición máxima, defendida por España e impulsada por la Unión Europea y con el comisario europeo de Acción por el Clima y Energía, Miguel Arias Cañete, liderando las negociacio­nes. El gobierno de España destaca que el acuerdo alcanzado en la Cumbre del Clima de París es histórico porque por primera vez se adopta por el conjunto de la comunidad internacio­nal y es jurídicame­nte vinculante para todos los países.

En este sentido, el Acuerdo de París se basa en seis principios: diferencia­do, justo, ambicioso, duradero, equilibrad­o y jurídicame­nte vinculante. El principal objetivo de este acuerdo es limitar el incremento de la temperatur­a media global por debajo de 2ºC, y trabajar hacia escenarios compatible­s con los 1.5ºC. Se consagra la mayor ambición posible para reducir los riesgos y los impactos del cambio climático en todo el mundo. La coalición de la ambición entre la Unión Europea, los Estados del grupo África, Caribe, Pacífico y Estados Unidos ha conseguido que se introduzca este objetivo que cuando se iniciaron las negociacio­nes de París no estaba encima de la mesa.

¿Y AHORA QUÉ?

“El verdadero éxito no son las palabras que aparecen en el Acuerdo de París, sino lo que tiene que hacerse para que se cumpla”, subraya Daniel Esty, profesor de leyes y política medioambie­ntales en la Universida­d de Yale (Estados Unidos). Aunque el texto haga una mención al límite del 1.5ºC, ninguno de nosotros veremos si se alcanza el objetivo.— Mérida, Yucatán. no comparte la adrenalina del gabinete, que no opera con velocidad, que no avanza en los asuntos; mientras que en PGR se molestan porque sienten que les quieren tirar línea, buscando vulnerar su autonomía.

Me explican que los escándalos de la investigac­ión por la fuga de “El Chapo” Guzmán y de la solicitud de orden de aprehensió­n contra el (ex) subsecreta­rio Arturo Escobar han tensado todavía más las relaciones entre los titulares.

Este encontrona­zo es el comentario de moda, incluso superando a la añeja rivalidad entre los secretario­s de Gobernació­n y Hacienda, quienes desde la campaña presidenci­al de Peña Nieto ya disputaban cercanía, poder y aspiracion­es. La competenci­a era tan obvia y conocida que les obligó a guardar mucho más las formas y establecer, por lo menos hasta hace unos meses, un carril de comunicaci­ón y coordinaci­ón que no minara a su jefe y amigo, el Presidente.

Es previsible que las tensiones crezcan mientras el gobierno no salga del atorón en el que ha operado desde hace año y medio. Y crezcan más, conforme se caliente la sucesión presidenci­al del 2018.— México, D.F. ————— (*) Periodista yucateco. Conductor de Primero Noticias

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