Un histórico y ambicioso Acuerdo Climático
El acuerdo firmado este sábado 12 de diciembre en París es un enorme paso adelante en la lucha contra el calentamiento global. Un mensaje planetario que nos dice que comienzan a soplar vientos de cambio después de veinte años de negociaciones infructuosas y fracasos estrepitosos. Si bien es un acuerdo decisivo y digno de celebrar, está muy lejos de suponer un contexto de seguridad climática para el planeta, ni implica los profundos cambios que son necesarios para mantener la temperatura global, sin incrementos que afecten la biodiversidad. El hecho de que sea un documento consensuado y mayoritariamente apoyado por todas las partes es, quizá, más relevante que el hecho de que sea vinculante, pues está por ver si posteriormente será ratificado, cosa que debería suceder en abril de 2016.
El documento marca la meta para el siglo XXI de no superar los 1.5ºC de calentamiento, pero no define cómo se va a conseguir. Se ha marcado la altura del listón pero, por el momento, la escalera que tenemos para alcanzarlo no es lo suficientemente larga. El propio ————— (*) Doctor en Proyectos de Innovación en Ingeniería de Procesos. Profesor e investigador de la Uady documento así lo admite e insta a las partes a asumir mayores compromisos, revisables en periodos de cinco años.
Al margen de las deficiencias del acuerdo, dos hechos son incontestables: uno es que la descarbonización de la economía y el principio del fin de los combustibles fósiles son algo ya inevitable que veremos a lo largo del siglo XXI. Quien no se suba a este tren se va a quedar atrás. El otro es que el movimiento por el clima es imparable y no es sólo asunto de ecologistas. En este movimiento global participan cada vez más personas, empresas, instituciones de todo tipo, ciudades e incluso estados con el objetivo común de salvar el clima y el planeta. Nuestra voz se ha escuchado en París, comentaron los representantes de España, y éste es sólo el comienzo.
PUERTA A LA ESPERANZA
Es destacable el hecho de que no se haya aprovechado la oportunidad para avanzar de modo ambicioso con medidas claras y rotundas, pero tomamos este acuerdo como una puerta a la esperanza, como un espaldarazo que dará impulso a todas aquellas iniciativas que buscan evitar emisiones de gases contaminantes y que mejorarán nuestras vidas de forma inmediata, agregaron los representantes ibéricos.
De un modo u otro, estamos viviendo un gran momento. El momento de que los ciudadanos, las empresas, las instituciones y los políticos lideren la transición hacia un nuevo modelo energético, productivo y de consumo. Es una oportunidad para que nuestro gobierno, el que los españoles decidamos en las urnas en las próximas elecciones, asuma su responsabilidad y sitúe a nuestro país a la cabecera mundial de la lucha contra el cambio climático. Tenemos trabajo que hacer por nuestro planeta.
El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente español valora que es un acuerdo justo, ambicioso, diferenciado, duradero y equilibrado. Establece limitar el incremento de la temperatura global en 2ºC a final de siglo y un mecanismo de ambición que permite revisar su implementación cada cinco años. Se trata, además, de un texto con una ambición máxima, defendida por España e impulsada por la Unión Europea y con el comisario europeo de Acción por el Clima y Energía, Miguel Arias Cañete, liderando las negociaciones. El gobierno de España destaca que el acuerdo alcanzado en la Cumbre del Clima de París es histórico porque por primera vez se adopta por el conjunto de la comunidad internacional y es jurídicamente vinculante para todos los países.
En este sentido, el Acuerdo de París se basa en seis principios: diferenciado, justo, ambicioso, duradero, equilibrado y jurídicamente vinculante. El principal objetivo de este acuerdo es limitar el incremento de la temperatura media global por debajo de 2ºC, y trabajar hacia escenarios compatibles con los 1.5ºC. Se consagra la mayor ambición posible para reducir los riesgos y los impactos del cambio climático en todo el mundo. La coalición de la ambición entre la Unión Europea, los Estados del grupo África, Caribe, Pacífico y Estados Unidos ha conseguido que se introduzca este objetivo que cuando se iniciaron las negociaciones de París no estaba encima de la mesa.
¿Y AHORA QUÉ?
“El verdadero éxito no son las palabras que aparecen en el Acuerdo de París, sino lo que tiene que hacerse para que se cumpla”, subraya Daniel Esty, profesor de leyes y política medioambientales en la Universidad de Yale (Estados Unidos). Aunque el texto haga una mención al límite del 1.5ºC, ninguno de nosotros veremos si se alcanza el objetivo.— Mérida, Yucatán. no comparte la adrenalina del gabinete, que no opera con velocidad, que no avanza en los asuntos; mientras que en PGR se molestan porque sienten que les quieren tirar línea, buscando vulnerar su autonomía.
Me explican que los escándalos de la investigación por la fuga de “El Chapo” Guzmán y de la solicitud de orden de aprehensión contra el (ex) subsecretario Arturo Escobar han tensado todavía más las relaciones entre los titulares.
Este encontronazo es el comentario de moda, incluso superando a la añeja rivalidad entre los secretarios de Gobernación y Hacienda, quienes desde la campaña presidencial de Peña Nieto ya disputaban cercanía, poder y aspiraciones. La competencia era tan obvia y conocida que les obligó a guardar mucho más las formas y establecer, por lo menos hasta hace unos meses, un carril de comunicación y coordinación que no minara a su jefe y amigo, el Presidente.
Es previsible que las tensiones crezcan mientras el gobierno no salga del atorón en el que ha operado desde hace año y medio. Y crezcan más, conforme se caliente la sucesión presidencial del 2018.— México, D.F. ————— (*) Periodista yucateco. Conductor de Primero Noticias