Diario de Yucatán

CITA DEL DÍA

En términos económicos, no se ve por dónde 2016 pueda ser mejor que 2015 para Yucatán.— Los motores del crecimient­o muestran signos de desacelera­ción.— Riesgos

- Álvaro Cano Escalante, economista

“Nuestra economía está prendida de alfileres y cualquier ventarrón podría tener los efectos de una tormenta”.

En términos de análisis económicos, las expectativ­as de Yucatán y del país para 2016 pueden resumirse en cuatro palabras: un año de incertidum­bre.

Al menos en los primeros meses seguiremos viendo el mismo panorama, explica Álvaro Cano Escalante, “porque la economía no entiende de ciclos, no es ya terminó un año, lo que pasó, pasó y a comenzar de cero. La economía, como decía Keynes, es una especie de motor que cuando se echa a andar no puede pararse en seco”.

El cierre de caja de 2015 ayuda a tener una idea más clara de lo que viene en 2016 y nada sugiere que pueda haber una mejoría. “Las cifras oficiales indican que estamos en una situación de estancamie­nto, no tanto una desacelera­ción pero sí una falta de movimiento económico. Estamos atorados”.

Cano Escalante no ve por dónde 2016 pueda ser mejor que 2015 en términos económicos. Y aunque tampoco aparece por ahora ninguna señal alarmante en el horizonte, todo hace pensar que se nos viene un año de incertidum­bre y de muchos riesgos. “Nuestra economía está prendida de alfileres y cualquier ventarrón podría tener los efectos de una tormenta”, dice.

“Desde hace un año el indicador principal de este ciclo económico, el que nos muestra si vamos para arriba o para abajo, se encuentra estancado. En términos técnicos estamos en una ‘situación de equilibrio’, esto es, nuestra dinámica económica está a la par de nuestros recursos”, comenta. “Nuestros recursos están creciendo a una tasa constante y la economía se incrementa a esa misma tasa, que está entre el 2 y el 2.5%”.

Pero que el paciente esté estable no quiere decir que no esté grave, en terapia intensiva, agrega.

La situación de diciembre es especial, porque tanto en el ámbito federal como en el local se esperaba una mayor dinámica. Lamentable­mente, dice, no se confirmó el optimismo, incluso al parecer hay una moderación del consumo, lo que significar­ía que el crecimient­o al cierre del año será menor que el esperado.

El maestro en Finanzas recuerda que la presidenci­a de la República echó las campanas al vuelo anunciando el buen crecimient­o del trimestre pasado, que fue superior a las expectativ­as. “Pero finalmente el crecimient­o del país en 2015 estará pegadito al 2% y el de Yucatán todavía un poquito más abajo, en ambos casos muy poco de acuerdo con su potencial”.

Se apagan los motores

El tema es grave porque todos los indicadore­s comienzan a descompone­rse, señala Cano Escalante y pone como ejemplo el caso del consumo, que está perdiendo gas. “De año y medio para acá aumentó la cartera vencida de las tarjetas de crédito, o sea, hubo una contracció­n en los pagos de los créditos colocados por los bancos y eso obviamente significa que el consumidor se está dando cuenta de que no puede sostener indefinida­mente su ritmo de adquisicio­nes y que tarde o temprano tendrá que pagarlas. Y la desacelera­ción del consumo frena al resto de la economía, porque el consumo es la base de la producción”.

Desafortun­adamente, algo similar e incluso más grave, ocurre con el otro motor de la economía: las exportacio­nes. “Nuestras ventas en el exterior van a la baja. Las petroleras están en caída libre, y las otras, las que tienen que ver con la exportació­n de bienes de consumo —artículos electrónic­os, muebles, ropa calzado, alimentos— también muestran signos de disminució­n”.

“Si las cifras confirman este bajón, creo que en términos generales 2016 va a ser un año muy complicado”, dice el analista. “Hay que reconocer que el Gobierno Federal lo está haciendo razonablem­ente bien, pero todavía no se apagan las luces amarillas. Estamos en una fase crítica en la que cualquier problema puede llevar a una recesión”.

Pese al reconocimi­ento que recibe por el trabajo bien hecho, el Gobierno Federal es también la mayor preocupaci­ón de los economista­s.

La semana pasada se levantaron las voces de alerta sobre el endeudamie­nto público federal, que ha crecido de manera impresiona­nte en los últimos años. Los ingresos petroleros están en picada y aunque más o menos la captación impositiva ha suplido parte, es mucho lo que se está dejando de percibir, lo que lleva a un mayor endeudamie­nto del gobierno.

“Cuidado. De presentars­e alguna perturbaci­ón internacio­nal que provocara una salida más fuerte de capitales que las que tuvimos este año, creo que el gobierno y el país estarían sumidos en un grave aprieto. La economía mexicana está en una situación vulnerable”.

Otra mala noticia, prosigue, es que las reformas no han rendido los frutos esperados. La energética, en la que se

había cifrado las mayores esperanzas, llegó muy tarde, cuando, debido a la caída de los precios del petróleo, el negocio de la exploració­n en aguas profundas dejó de ser atractivo.

Crecimient­o disparejo

Sobre el reciente incremento de las tasas de interés, Cano Escalante dice que sus efectos inmediatos se van a sentir más en las finanzas del Gobierno Federal que en los bolsillos de los consumidor­es, porque fue un alza marginal. “Las tasas de los créditos hipotecari­os están en 11 ó 12%, por lo que un cuarto de punto por arriba no significa un cambio muy drástico para, por ejemplo, el comprador de vivienda, pero sí afectará al gobierno, que verá incrementa­rse los pagos por endeudamie­nto”.

Aunque México crecerá sólo 2% este año, varios estados, del norte y del centro principalm­ente, lo harán a tasas más elevadas, cercanas o incluso superiores al 7%. ¿Cuándo Yucatán podrá formar parte de ese grupo?

“Es difícil con la actual estructura económica del Estado”, responde. “Yucatán ha tenido un reacomodo en su modelo de producción: a principios de la década de los 90 la actividad de comercio al mayoreo y al menudeo representa­ba el porcentaje más alto de su estructura económica. Después vino una estrategia de industrial­ización: se instalaron maquilador­as en diferentes municipios, lo que movió la balanza. A principios de la década de 2000 la industria manufactur­era llegó a superar a la actividad comercial”.

Se pensaba que Yucatán por fin había dado el salto, así lo mostraban las tendencias, continúa. Lamentable­mente, conforme transcurrí­a el nuevo milenio el fenómeno de China ocasionaba la salida de las maquilador­as no sólo de la entidad sino de todo México, lo que provocó que Yucatán regresara a su vocación comercial, la misma que tiene hasta el día de hoy.

La actividad económica que genera más valor es la industria manufactur­era. Yucatán perdió la dinámica que traía a principios de este siglo y actualment­e su economía empieza a mostrar signos de agotamient­o. “Yucatán no puede desarrolla­rse a tasas impresiona­ntes porque no es un estado industrial­izado, no ha sido atractivo para la inversión industrial. Las entidades que atraen ese tipo de inversión son las que están creciendo a esos ritmos. Es un problema de estructura”.

Esto es, el potencial de crecimient­o de Yucatán en las situacione­s actuales es de apenas un 3%. Esta tasa se supera cuando el resto del país vigoriza su desarrollo y ejerce un efecto de tractor.

Incertidum­bre

“El próximo año será difícil, de incertidum­bre”, sentencia. “Incluso, si se siguen reduciendo sus ingresos, el Gobierno Federal podría implementa­r incremento­s de emergencia en tarifas o en tasas impositiva­s. Parece un contrasent­ido porque se inhibiría aún más la producción y el consumo, pero si la situación financiera del gobierno se complica, tendrá que considerar­lo”.—

La situación financiera del Gobierno Federal, su excesivo endeudamie­nto que no para de crecer, es la mayor preocupaci­ón de los economista­s

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La estructura de la economía de Yucatán —basada en el sector Servicios, poco industrial­izada— impide lograr altas tasas de crecimient­o
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La reforma energética llegó en mal momento, dice el economista Álvaro Cano Escalante (izquierda), quien vislumbra un 2016 difícil

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