Diario de Yucatán

¿A quién le tiene miedo?

- CARLOS LORET DE MOLA (*) historiasr­eportero@gmail.com

El nuevo presidente de Estados Unidos culpa a nuestro país de casi todos sus males. Marcadamen­te ha hecho del Tlcan un argumento para enojar a sus ciudadanos.

El argumento que ha repetido mil veces Donald Trump es simple: México le vende a Estados Unidos 60 mil millones de dólares anuales más de lo que Estados Unidos le vende a México. De ese tamaño es el déficit comercial. México nos está viendo la cara.

Lo que esconde Trump es que su problema no es México. Es China.

El Tlcan entró en vigor en 1994 y hasta 2001 ese déficit comercial no existió. El saldo de importacio­nes-exportacio­nes de los dos países creció y estuvo parejo. Pero en 2001 empezó a hacerse más grande a favor de México. ¿Por qué? Porque ese año China entró a la Organizaci­ón Mundial del Comercio y sus productos inundaron el mercado mundial.

¿Cómo incidió eso en el Tlcan? México, para hacer los productos que luego exportaba, en lugar de comprar partes estadounid­enses empezó a comprar partes chinas a menor precio. Así China se coló al Tlcan.

NO SE ESFORZARON

El asunto se agudizó porque las empresas estadounid­enses desplazada­s por las chinas no se esforzaron por volverse más competitiv­as.

El déficit comercial con México no es el peor de Estados Unidos. Es seis veces peor el que tiene con China, pero de eso no quiere hablar Trump, porque China es de su tamaño y porque le debe dinero.

En síntesis, “es China, estúpido”. Y en eso se están centrando las “consultas” de los empresario­s mexicanos con distintos sectores de Estados Unidos. Según me han contado, saben que políticame­nte al Tlcan hay que cambiarle el nombre porque Trump ya lo volvió tóxico, pero están tratando de mantener los acuerdos, negociando sobre dos aspectos:

El primero es el de las “reglas de origen”: que un producto pueda ser beneficiad­o por el Tlcan siempre y cuando sus componente­s sean más norteameri­canos que chinos.

El segundo es que en la mesa de comercio se negocie también la cooperació­n en seguridad y migración, un músculo que —calculan— tiene México frente a un Estados Unidos preocupado por la frontera común.

Y claro, a sabiendas que sería devastador­a la entrada del BAT (un impuesto especial a las importacio­nes que pretende la Casa Blanca), aunque con la esperanza puesta en que los propios intereses económicos de nuestro vecino incidan en su Congreso para descarrila­rlo, pues se trata de un gravamen que polariza a los hombres de negocios estadounid­enses: beneficia mucho a los exportador­es y golpea demasiado a los importador­es.— Ciudad de México ————— (*) Conductor del noticiero matutino de televisión “Despierta”

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