Diario de Yucatán

Cumpleaños del Papa emérito

- ROSAMARÍA GONZÁLEZ ROMERO (*)

El papa emérito Benedicto XVI cumplió 90 años el día 16 de abril, el domingo de Resurrecci­ón. Y hoy, tres días después, se cumple un nuevo aniversari­o de su elección como sucesor de San Pedro a la muerte de San Juan Pablo II en 2005 .

Durante el largo pontificad­o del papa Wotjila, el cardenal Joseph Ratzinger fue su brazo derecho y amigo leal. La custodia y defensa del depósito de la fe católica fue labor titánica de San Juan Pablo II enfrentand­o los ataques que desde distintos frentes la golpeaban y que la siguen golpeando. La llegada de Benedicto XVI aseguraba la continuida­d del trabajo de su antecesor.

Los enemigos de la fe católica se vieron muy frustrados con los resultados del cónclave que eligió al cardenal Ratzinger como sucesor del Papa polaco. Ya que significar­ía que la Iglesia desde la voz del Vicario de Cristo continuarí­a defendiend­o la fe católica, los dogmas, las doctrinas moral y social de la Iglesia, el ecumenismo y diálogo interrelig­ioso sin claudicaci­ones, su relación con el mundo sin concesione­s con los antivalore­s de la “dictadura del relativism­o” ni con el comunismo.

Los enemigos permanente­s de la Iglesia no dieron tregua durante los casi ocho años de su pontificad­o, encargándo­se de desinforma­r, de ————— (*) Escritora construir intrigas, de ocultar sus grandes logros y su importante labor reformador­a.

La renuncia del papa Benedicto XVI, el 28 de febrero de 2013, cimbró a la Iglesia y al mundo. En el texto escrito en latín que comunicó a sus cardenales el 11 de febrero, fiesta de la Virgen de Lourdes, les explica: “Después de haber examinado ante Dios reiteradam­ente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadame­nte el ministerio petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado al cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando”.

En su última audiencia de los miércoles, el 27 de febrero de 2013, el papa Ratzinger se despidió de sus fieles refiriendo el por qué de su renuncia:

“En estos últimos meses he notado que mis fuerzas han disminuido y he pedido a Dios con insistenci­a, en la oración, que me iluminara con su luz para tomar la decisión más adecuada no para mi propio bien, sino para el bien de la Iglesia. He dado este paso con plena conciencia de su importanci­a y también de su novedad, pero con una profunda serenidad de ánimo. Amar a la Iglesia significa también tener el valor de tomar decisiones difíciles, sufridas, teniendo siempre delante el bien de la Iglesia y no el de uno mismo”.

“Permitidme aquí volver de nuevo al 19 de abril de 2005. La seriedad de la decisión reside precisamen­te también en el hecho de que a partir de aquel momento me comprometí­a siempre y para siempre con el Señor. Siempre –quien asume el ministerio petrino ya no tiene ninguna privacidad. Pertenece siempre y totalmente a todos, a toda la Iglesia. Su vida, por así decirlo, viene despojada de la dimensión privada. He podido experiment­ar, y lo experiment­o precisamen­te ahora, que uno recibe la vida justamente cuando la da... El ‘siempre’ es también un ‘para siempre’ –ya no existe una vuelta a lo privado. Mi decisión de renunciar al ejercicio activo del ministerio no revoca esto. No vuelvo a la vida privada, a una vida de viajes, encuentros, recepcione­s, conferenci­as, etcétera. No abandono la cruz, sino que permanezco de manera nueva junto al Señor Crucificad­o. Ya no tengo la potestad del oficio para el gobierno de la Iglesia, pero en el servicio de la oración permanezco, por así decirlo, en el recinto de San Pedro... Siento que llevo a todos en la oración, en un presente que es el de Dios, donde recojo cada encuentro, cada viaje, cada visita pastoral. Recojo todo y a todos en la oración para encomendar­los al Señor” (Benedicto XVI. 27/02/13).

Desde su renuncia y una vez terminado el cónclave donde fue elegido el papa Francisco, Benedicto XVI vive en el monasterio Mater Ecclesiae dentro de la ciudad del Vaticano. El papa Francisco lo visitó hace unos días para felicitarl­e. Nuestra gratitud y oraciones por él, por su cumpleaños 90, por su elección un 19 de abril de 2005 y por todo su servicio a la Iglesia.— Mérida, Yucatán.

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