Historia de espías
Ahmed Mansoor es un activista que lucha por la democracia en los Emiratos Árabes Unidos. El gobierno lo ha perseguido y encarcelado, y por ello ha recogido la solidaridad mundial.
A Mansoor le intentaron hackear el iPhone usando un software llamado Pegasus, que vende la compañía israelí NSO Group.
Citizen Lab, el prestigiado centro antiespionaje de la Universidad de Toronto, lo comprobó y denunció. Y NSO Group perdió la capacidad de hacer ese hackeo.
El gobierno mexicano supo de esto porque, según me relatan fuentes, resulta que es usuario distinguido de Pegasus. Así que, según los mismos informes confidenciales, el ataque a NSO Group dejó a ciegas capacidades de espionaje del Cisen, la PGR y doce gobiernos estatales.
Por semanas no pudieron espiar.
De acuerdo con estas fuentes federales, la historia les empezó a reventar a mediados de 2016, cuando recibieron noticias de que NSO Group tendría fallas en sus servidores que se encargan de infectar celulares para extraerles información.
NSO Group habría informado a México que los teléfonos ya intervenidos seguirían estándolo, pero que no podrían intervenir nuevos. El asunto se puso peor aproximadamente un mes más tarde porque ya ni siquiera podían extraer nada de los anteriormente infectados. Durante semanas, Pegasus estuvo inactivo.
En agosto de 2016 Citizen Lab publicó la noticia de que Mansoor fue objetivo de intentos de hackeo por medio de mensajes de texto hechos a su medida. Citizen Lab explicó que contactó a Apple y que la multinacional contestó que se encargaría del asunto.
Gracias a una actualización del sistema operativo de iPhone, se derrumbó el aparato internacional de espionaje de NSO Group, compañía que a finales de agosto habría dicho que el servidor vulnerado estaba aislado del sistema y por tanto no había riesgo de extracción de datos. Las capacidades de espionaje se habrían recuperado después, aunque no queda claro de qué modo.
SACIAMORBOS
Apenas este 10 de febrero se dio a conocer que tres mexicanos, promotores del impuesto a los refrescos en nuestro país, habían sido atacados por el software espía Pegasus.
A mi iPhone llegaron también el año pasado mensajes de texto con exactamente esas características. Seguramente no fui el único. Hay una investigación en curso, pero independientemente de a dónde lleve, es importante resaltar que esta herramienta ofrece tales capacidades al Estado que fácilmente cae en la tentación del exceso, de la ilegalidad, y empezar a espiar a quien le dé le gana, a quien pueda tocar sus intereses aunque no haya cometido ningún delito y, además, lo puede hacer con un clic, sin tener que pasar por la autorización de un juez.— Ciudad de México ————— (*) Conductor del noticiero “Despierta”