Abren al arte la hacienda Ochil
Fines de semana entre hamacas y letras de barro
Con la inauguración de las instalaciones “Urdiendo ritmos” y “En el silencio no hay silencio”, pasado mañana sábado, a las 10 de la mañana, se activará en la hacienda Ochil un espacio para presentar proyectos de la Fundación Transformación, Arte y Educación (TAE).
Denominado “Jardín Ochil”, el lugar será a su vez un sitio de encuentro para que los visitantes experimenten diversas manifestaciones culturales, según se dio a conocer ayer en rueda de prensa que encabezaron Carmen Serra, directora de TAE, y Carola Díez, directora de la Fundación Haciendas del Mundo Maya.
Y es que los visitantes podrán interactuar con las dos obras inaugurales, realizadas por el mexicano Héctor Zamora y la brasileña Marilá Dardot, ambos residentes en la capital de Portugal.
Héctor, cuya obra ya ha sido expuesta en Venecia, Tokio y La Habana, entre otras ciudades, realizó “Urdiendo ritmos”, con la que intenta explorar los métodos de los artesanos para generar fibras, tintes y el urdido de hilos de lengua de vaca.
Según aseguró ayer, la instalación surgió casi de manera espontánea a partir de un reto que le propuso Carmen Serra. A raíz de esto despertó en él el interés de investigar en la forma como se realizan las hamacas y preguntando llegó con doña Juana, una artesana que le mostró que también se pueden hacer hamacas con fibras de lengua de vaca.
Así fue como Héctor realizó 43 bastidores (armazones en los que se urden las hamacas), cada uno sosteniendo urdidos con un diseño especial. “La idea un poco es establecer un diálogo directo entre los artistas y las urdidoras y ver qué se puede aprender por ambos lados”, explicó su realizador.
Participativas
Por su parte, Marilá, quien ha realizado intervenciones alrededor del mundo que han motivado la participación del público, trabajó “En el silencio no hay silencio”, consistente en letras elaboradas con barro de Ticul que forman la frase que da nombre a la obra.
La frase se expondrá en maya, español e inglés.
Las letras estarán colocadas en el pasto y el público podrá intervenir la instalación formando otras palabras, aunque todas deberán estar conectadas, como ocurre con los crucigramas.
“Mi trabajo tiene que ver con el lenguaje y cómo nos permite pensar y actuar”, indicó la artista, que también busca reflexionar sobre el ruido que produce el lenguaje en la mente, sin importar el idioma.
“Para mí el lenguaje es lo más esencial que nos hace humanos y capaces de cambiar el mundo”, añadió Marilá, quien ha expuesto sus trabajos en escenarios de Brasil, Inglaterra y Suecia, entre otros países.
Ubicación
El público podrá interactuar con las piezas cada fin de semana a partir de su inauguración y hasta noviembre. La hacienda está en el municipio de Abalá, a 35 kilómetros de Mérida, en el kilómetro 175 de la carretera Muna-Umán.—