Sanciones por ruido
Preparan cambios en reglamentos del Ayuntamiento
Aref Karam Espósitos, director de Desarrollo Urbano de la Comuna de Mérida, informa que se preparan reformas a normas municipales para atender mejor el problema de la contaminación auditiva, en particular en el Centro Histórico.
Entrevistado después de sostener una reunión en un hotel del “remate” de Paseo de Montejo, donde vecinos y residentes extranjeros se quejaron de que el excesivo ruido en la zona no les deja dormir, el funcionario anunció que un plazo no mayor de tres meses se ajustarían ciertas normas para aminorar el problema del ruido.
—Ya se trabaja en un nuevo Reglamento de Establecimientos de Venta y Consumo de Bebidas Alcohólicas del Municipio, que sustituirá al actual, el cual regula la clasificación de los negocios dedicados al expendio de bebidas ese tipo —precisó.
En la nueva norma se incorporarían disposiciones para la regulación de emisión de sonido a los giros relacionados, añadió. También se trabaja en la actualización de los artículos 129, 130, 131, 132, 133, 134, 135 y 136 del Reglamento de Protección al Ambiente y del Equilibrio Ecológico del Municipio, a fin de que se especifique que la Dirección de Desarrollo Urbano es competente para evaluar y sancionar a quienes rebasen los límites permitidos.
Además, indicó, se alinearán distintas normas ambientales, de espectáculos y protección civil para que el ruido sea sancionado con suspensiones parciales, temporales o definitivas.
Karam Espósitos anticipó que estas disposiciones serán consensuadas con actores de la sociedad civil.—
Aref Karam Espósitos, director de Desarrollo Urbano, informó que el Ayuntamiento alista una serie de ajustes y reformas a diferentes normativas municipales a fin de atender en forma más eficiente el problema de la contaminación auditiva en la ciudad, en particular en el Centro Histórico.
El funcionario se reunió ayer en un hotel del “remate” del Paseo de Montejo con vecinos y residentes extranjeros, que se quejaron de que el excesivo ruido en la zona no les deja dormir.
Entrevistado, Karam Expósitos dijo que el problema de la contaminación auditiva es un tema complejo y poco estudiado en la relación ciudad-ambiente, por el uso indiscriminado del automóvil y otras fuentes de ruido.
Además, dijo, hay lagunas jurídicas y ausencia de lineamientos de políticas públicas en la materia.
—La Dirección de Desarrollo Urbano, dentro de sus facultades, ha propuesto diversas medidas para atender el problema en toda la ciudad, sobre todo en el Centro Histórico, siempre buscando el consenso y satisfacción entre los diferentes actores involucrados.
—Es necesaria la búsqueda de consensos, especialmente en el Centro Histórico, pues la contaminación auditiva es un tema no únicamente relacionado con las actividades comerciales, sino con el funcionamiento mismo de la ciudad.
—Vehículos, claxon, transporte público, obras en construcción e incluso la acumulación de gente genera ruidos que en un momento dado pueden ser molestos o rebasar los niveles permitidos —añadió.
El director de Desarrollo Urbano recordó que recientemente entró en vigor el nuevo Reglamento de Construcciones del Municipio de Mérida que, entre otras cosas, establece la obligación de realizar estudios de insonorización y mitigación de ruido, tanto en la terminación de obra como en la licencia de uso de suelo.
También recordó que en décadas recientes, académicos y gobiernos han pugnado por adoptar políticas públicas a favor de la compactación urbana, la cual tendría efectos positivos en la disminución de la contaminación auditiva por la reducción del uso de automotores, que generan el 80% del ruido en la ciudades modernas, de acuerdo con un estudio del Instituto de Ruido de Londres.
Karam Espósitos dijo que el Plan Municipal de Desarrollo Urbano (PMDU) promueve la compactación de Mérida.
Actualmente, de acuerdo con el artículo 49 del Reglamento de Protección al Ambiente y del Equilibrio Ecológico del Municipio, “el nivel de emisión de ruido máximo permisible para fuentes fijas es de 68 decibeles, de las seis a las 22 horas, y de 65, de las 22 horas a las seis horas”.
Aunque dada la complejidad de la medición señalada en la NOM-081-ECOL-1994, a la que la normativa hace referencia, la determinación de los niveles de la fuente emisora son difíciles de dictaminar y de práctica imposibilidad en el momento del sitio y la visita, explicó.
Estas disposiciones, reiteró, estarán listas en un plazo no mayor de tres meses, de acuerdo con el avance que se tiene al momento, y “cómo ha sido siempre la postura de esta administración será consensuada con los distintos actores de la sociedad civil”.—