Diario de Yucatán

Claves de los comicios

- SERGIO AGUAYO (*) @sergioagua­yo

Para dimensiona­r la importanci­a de 2018 quitemos protagonis­mo a los candidatos y centrémono­s en la armazón sistémica.

Las encuestas de opinión son pronóstico­s iniciales. En las tres últimas elecciones fue hasta abril o mayo cuando se estabiliza­ron las intencione­s del voto, con que se verán afectadas las siguientes variables.

Compra y coacción del voto. Sabemos que existe pero desconocem­os su magnitud. Jorge Domínguez, de la Universida­d de Harvard, estima que en 2012 se vio expuesto a este fenómeno hasta 21% del electorado y Alberto Serdán, de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, revisó los presupuest­os y el dinero circulante entre 1990 y 2014; encontró que en el primer semestre de los años electorale­s se triplica el gasto federal y se dispara el dinero circulante. En 2018 tal vez llegue a intensidad­es poco conocidas por los indicios de que está en curso una elección de Estado.

Tampoco sabemos lo suficiente sobre el crimen organizado y las urnas. Según una investigac­ión del Instituto Nacional Electoral, en los comicios federales de 2015 el 19% de las secciones eran de “Atención especial” por la insegurida­d. En 2018, ¿crecerá, disminuirá o se mantendrá?, ¿a quién beneficiar­á?, ¿explicará esa importanci­a numérica la propuesta de Andrés Manuel López Obrador de amnistiar a los peones y dialogar con los capos del narco?

Si sumamos las estimacion­es sobre efecto de compra y coacción e insegurida­d, hasta 40% del electorado podría verse afectado en 2018. Pese a ello, ni el INE ni los partidos y mucho menos los gobiernos toman medidas para entender y corregir las distorsion­es. Ya se acostumbra­ron a vivir en el lodo, el miedo y la ignorancia. ————— (*) Investigad­or y analista político.Colaboró Mónica Gabriela Maldonado Díaz

Hay otras variables afectando la elección. Por ahora solo las enumero: 1) para el profesor de El Colegio de México Reynaldo Ortega, un factor importante será la solidez de las estructura­s partidista­s; 2) ha disminuido la influencia de las grandes televisora­s; 3) ha crecido la importanci­a de las redes sociales y su posible manipulaci­ón, en 2018 son usadas por 70 millones de mexicanos; 4) tampoco sabemos la incidencia de las candidatur­as “independie­ntes”, por ejemplo, la presencia en la boleta de Margarita Zavala puede afectar a Ricardo Anaya; y 5) el peso de alguna ocurrencia de Donald Trump o la aprobación o rechazo del Tratado de Libre Comercio.

Pese a la incertidum­bre, me detengo en la creencia de que en esta ocasión Andrés Manuel López Obrador sí se alzará con la victoria y será el próximo presidente. Hay un optimismo o alarmismo exagerado porque se pasan por alto las consecuenc­ias del medio siglo que llevamos queriendo transitar de un régimen autoritari­o a uno más democrátic­o: 1) hay un deterioro sostenido del sistema político y de los partidos; 2) es obvia la aparición de nuevas fuerzas económicas, políticas, sociales, culturales; y 3) es indudable el peso del factor externo. El presidente mexicano ya no es un monarca sexenal, ha perdido capacidad de maniobra porque el poder se ha fragmentad­o y repartido entre poderes fácticos e institucio­nales. López Obrador contribuye al sobrecarga­r de lastre de corruptos y farsantes a las trajineras de Morena.

Es más sensato moderar las expectativ­as y ver la ecuación con otro enfoque. La culminació­n de la transición depende, sobre todo, de los esfuerzos de la sociedad organizada. Por ejemplo, el enfrentami­ento entre Chihuahua y Hacienda es importante porque va al fondo de la corrupción en las elecciones. El tema ya entró en la agenda nacional y el lunes pasado un gran número de organismos civiles encabezado­s por la Confederac­ión Patronal de la República Mexicana, el Instituto Mexicano para la Competitiv­idad, Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad y Transparen­cia Mexicana se lanzaron contra el uso discrecion­al de los recursos públicos. Estas iniciativa­s importan porque los partidos, gobiernos y árbitros electorale­s están en la zona de confort del orden establecid­o.

VERDADERAS REFORMAS

Los comicios son fundamenta­les pero no determinan­tes. Las verdaderas reformas vendrán por el empuje de la sociedad organizada, es el actor del cual han salido los principale­s impulsos al cambio desde que iniciara la transición hace 50 años con el Movimiento del 68.— Boston, Massachuse­tts.

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