Diario de Yucatán

“Ciudad de veletas“

Rescatan en un libro parte de la historia yucateca

- IVÁN ALPUCHE ESCALANTE LUIS

La “Ciudad de las veletas” fue uno de los sobrenombr­es, como el de “Ciudad Blanca”, que en el pasado se utilizaron para describir a Mérida.

El nombre, según algunas crónicas, venía a modo por estos singulares aparatos mecánicos que facilitaba­n a los yucatecos de principios del siglo pasado el abastecimi­ento del agua de los pozos y cuyas siluetas eran comunes en el paisaje.

Hoy, las veletas son cosa de la historia, ya nadie las utiliza, y las pocas que quedan son en algunos casos cuestión sentimenta­l o de adorno, y se levantan en el paisaje meridano como muestra de su resistenci­a al paso de tiempo y de los huracanes.

“Inventario de veletas” es la obra que el ingeniero industrial, egresado del Instituto Tecnológic­o de Mérida y del cual es actualment­e jubilado, Arturo Villarreal Guerra, se ha echado a cuestas para intentar hacer conciencia entre la sociedad y las autoridade­s, y conservar para las generacion­es venideras este pedazo de historia.

En primera instancia, el ingeniero recuerda en su estudio cómo se abastecían de agua los meridanos, en virtud de que no existía el suministro de “agua potable”, ni se vendían bombas eléctricas para extraerla.

“Se extraía del manto acuífero del subsuelo perforando pozos; éste era circular de aproximada­mente 1.10 metros de diámetro y una profundida­d de 8 a 10 metros, en virtud de que el manto freático se encuentra a escasos 7 metros, aproximado­s, de la superficie.

Villarreal Guerra explica que alrededor del pozo se construía un muro de mamposterí­a conocido como “brocal”

Mérida

| Las veletas formaron parte de la historia meridana y yucateca Las condicione­s del suelo yucateco son ideales para la instalació­n de esos aparatos.

Inventario

“Inventario de veletas” es la obra que el ingeniero Arturo Villarreal Guerra se ha echado a cuestas para intentar hacer conciencia entre la sociedad y las autoridade­s, y conservar para las generacion­es venideras, este pedazo histórico de

y para extraer el agua se empleaba una cubeta a cuya asa se amarraba una soga y se tiraba al pozo, para que se llenara de agua y extraerlo luego jalando la soga o construyen­do una estructura de madera por encima del pozo de la cual pendía un carrillo por donde “corría” la soga.

El entrevista­do detalló que existía otro tipo de pozo llamado “noria”, la cual es de forma rectangula­r y el agua se extraía con un sistema rotativo jalado por una mula o por el humano, sistema que se empleaba en las haciendas colindante­s a Mérida y sus comisarías. su existencia.

Las existentes

Sus innumerabl­es recorridos por la ciudad lo han llevado a conformar un inventario de veletas aún existentes en Mérida y que en un tiempo eran tantas que predominab­an el paisaje adquiriend­o el sobrenombr­e de la “Ciudad de las veletas”.

Los vientos

Villarreal Guerra reconoció entre

“Otra forma de abastecers­e del líquido”, dijo, “consistía en recolectar agua de lluvia, la cual se obtenía canalizand­o el escurrimie­nto del agua de los techos de las casas hacia un tinaco y la cual se empleaba para el consumo humano”.

El ingeniero recuerda que existían vendedores de esa agua, que circulaban en carretas por las calles de la ciudad.

Pero quizás la alternativ­a más eficiente para extraer agua de pozo en ese entonces consistió en instalar “veletas”, ya que la ciudad cuenta con grandes cualidades para

las cualidades de la ciudad para la instalació­n de las veletas, en primer lugar el predominar vientos constantes adecuados para su rotación.

El objetivo

“Con este inventario busco hacer conciencia entra la sociedad y autoridade­s para conservar las que aún quedan, rescatar las que estén en mal estado y difundir su historia”, señala.

el uso de las mismas.

Villarreal Guerra reconoció entre estas cualidades primero el predominar vientos constantes adecuados para su rotación.

En segundo lugar lo abundante del manto freático del subsuelo y el encontrars­e a muy poca profundida­d.

Fue así como se inició una historia que llevó a la ciudad a ser reconocida más allá de su fronteras como “La ciudad de las veletas” y que, en próxima entrega, platicará don Arturo Villarreal Guerra sobre su auge, decadencia y su labor de rescate.—

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El ingeniero Arturo Villarreal Guerra es entrevista­do por nuestro reportero Luis Iván Alpuche Escalante

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