El ocaso de un guerrero
Estoy triste. Es desolador ver la foto de Nadal, con la cabeza baja en señal de derrota, después de ser eliminado en el “Australian Open.” Ver a un extraordinario jugador impotente, derrotado, es verdaderamente triste.
Su mente ganadora está intacta, pero su cuerpo no responde, las piernas no obedecen sus órdenes durante el juego y, simplemente se pierde. No ante el adversario, no, sino ante el tiempo, la edad, las lesiones.
Hoy, a mi criterio, Rafael ya no será un jugador candidato para ganar Grand Slams, su físico no se lo va a permitir, esto, producto de 16 años de desgaste por las largas temporadas de la ATP, cerca de 900 victorias y 75 títulos, entre ellos 16 “Majors”.
Es curioso, paradójico tal vez: existen jóvenes con un físico en plenitud de facultades, pero sin la mentalidad fuerte, dura, ganadora, que se necesita para ser un jugador de élite. Nadal tiene la mente, pero ya no el cuerpo que responda en la perfecta combinación que hizo grande ————— (*) Abogado y empresario al de Manacor.
Nadal ya no ganará Grand Slams, excepción que la suerte o los adversarios influyen en el resultado.
Australia es el único torneo que ha ganado solamente una vez. Era una dura prueba para medir sus facultades actuales y no la pasó. El tiempo, como siempre, ha salido vencedor, sentenciando categóricamente que contra él nadie puede.
Nadal es un grande en el tenis y será referencia para generaciones futuras. Sin su entrenador de toda la vida, su tío Tony; mermado de sus facultades físicas, su futuro es incierto.
Concluyamos el año que apenas abre su temporada y hagamos una nueva evaluación. Al tiempo.— Mérida, Yucatán, enero de 2008