SORPRENDERÁ
El próximo programa de la OSY incluye obras virtuosas y piezas de estreno.
Sorprender al público realizando interpretaciones virtuosas, como la que exige el Concierto para violín No. 4 de Mozart; y con piezas nuevas como la Sinfonía en Mi menor de Mieczyslaw Karlowicz, es la apuesta de los invitados al segundo programa de la XXIX temporada de la Orquesta Sinfónica de Yucatán (OSY).
Dos destacados músicos, el director polaco Jacek Rogala y el violinista oaxaqueño Osvaldo Urbieta Méndez, engalanarán el programa con su participación: serán director huésped y solista invitado, respectivamente.
La velada dará inicio con la Obertura “Don Giovanni” de Mozart, una pieza muy conocida, por lo que desde los primeros acordes “todo mundo se despierta y sabe que es algo conocido al oído”, considera Jacek Rogala, quien por segunda ocasión tomará la batuta de la OSY.
Es una de esas piezas que todos han escuchado alguna vez, pues incluso se ha usado como tema de películas.
De esta Obertura, a Rogala le gusta contar que Mozart la escribió una noche antes al ensayo general, por lo que es impresionante lo que hizo y demuestra la genialidad del compositor.
—Para interpretarla se requiere de mucha energía, virtuosismo, y a la vez, debe parecer ligera para el escucha, continúa.
En cuanto a Karlowicz, de quien se oirá la Sinfonía en Mi menor Op. 7, apunta que es un compositor polaco de la época del romanticismo tardío, razón por la que algunas veces lo catalogaban como neo-romántico.
Sus composiciones tien- den a ser como las de Wagner, de un estilo pragmático: se inspiraba en una idea filosófica o una obra, por ejemplo, para generar la música; y también un poco como las de Brahms, que manejaba un estilo absolutista, en el que la creación era meramente estética musical.
Además, el compositor imprimió a sus obras figuras rítmicas y musicales, como lo hacía Richard Strauss.
Karlowicz murió muy joven, a los 33 años, víctima de un accidente cuando esquiaba, y aunque es difícil predecir hasta dónde podría haber llegado, lo cierto es que sus composiciones gustan a quienes las escuchan, y las orquestas que conocen sus piezas suelen incluirlas en su repertorio, por lo que augura la sinfonía que presentarán será también del gusto de los yucatecos, como ha conquistado a los integrantes de la OSY, quienes se han puesto a escuchar ésta y otras obras del compositor.
Para Osvaldo Urbieta Méndez, el solista invitado, existen dos conciertos imprescindibles para los violinistas, el No. 4 y el No. 5 de Mozart, pues por su alta dificultad técnica y la exigencia que demandan hacen notar el virtuosismo o las deficiencias del intérprete.
Aunque ha interpretado ambas piezas, ya que son habituales en el repertorio para los estudiantes avanzados, es el No. 5 el que más ha tocado desde sus épocas de estudiante.
No obstante, el No. 4 también le gusta mucho al parecerle un poco más exigente y virtuoso que el No. 5, por lo que al recibir la invitación de la OSY y le dieron a elegir qué concierto de Mozart tocar, no dudó en elegir el No. 4.
En la parte técnica, explica, la pieza es exigente en el manejo del arco y los dedos en las partes rápidas, en las que se requiere imprimir mucha energía, pero a la vez debe sonar “fino y ligero”.
De familia
Osvaldo Urbieta, el principal de los segundos violines en la Orquesta Filarmónica de la UNAM y quien por primera vez que se presenta con la OSY, cuenta que para él fue algo natural el tocar el violín, ya que su padre, Alejandro Urbieta, es violinista, de manera que creció escuchando la música clásica, y los conciertos para violín de Tchaikovsky, Sibelius y Brahms, entre otros.
A los cinco años comenzó a tomar clases de música con su abuelo, Wenceslao Urbieta, quien le daba clases de solfeo a él ya sus primos.
Aunque la elección del violín como instrumento se dio de manera natural, afirma que volvería a elegirlo, pues siente que permite expresar de manera más exacta y sensible lo que se quiere decir con la música.
Los conciertos serán mañana viernes a las 21 horas y el domingo a las 12 horas en el Teatro Peón Contreras.—