Diario de Yucatán

Deben ser publicados

- FILIBERTO PINELO SANSORES (*) fipica@prodigy.net.mx

El gobierno del Estado suele presumir en su diaria y abundante publicidad sus supuestos grandes logros, magnificán­dolos hasta la náusea. Pero se cuida muy bien de no dar a conocer sus fracasos, aunque también estén documentad­os en estadístic­as oficiales.

Acaban de salir a la luz pública los resultados de la prueba “Planea 2017”, aplicada a los alumnos de tercer grado de secundaria —último de la educación media— de todo el país, que mide la capacidad con que terminan los alumnos de este ciclo para afrontar los retos del siguiente —el de la educación media superior— en dos áreas fundamenta­les: las matemática­s y el lenguaje y la comunicaci­ón. Y según ellos, en ambas Yucatán retrocedió, al comparárse­le con datos de 2015.

Según el INEE, esta prueba “evalúa aprendizaj­es clave en Lenguaje y Comunicaci­ón y Matemática­s, que son fundamenta­les para la adquisició­n de nuevos aprendizaj­es, relevantes para el dominio del campo curricular; y prevalecen en el tiempo a pesar de los cambios curricular­es”. Es decir, que sin la adquisició­n de éstos no es posible tener éxito en los estudios posteriore­s.

De estos resultados no han hablado ni el gobernador en su diaria publicidad ni el candidato del PRI a la alcaldía de Mérida, Víctor Caballero Durán, quien también es dado a la propaganda personal con dinero público, hasta hace unos días a cargo de la Educación del Estado.

La prueba fue aplicada los días 14 y 15 de junio pasados por el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE), cuando estaba por concluir el curso anterior. Se llevó al cabo “en una muestra diseñada para generar resultados con representa­tividad nacional, por entidad federativa y por tipo de escuela”, explica la institució­n. Su propósito fue ver qué avances se obtuvieron en dos años, con base en la prueba anterior. Pero ¡Oh! desilusión, en lugar de avances lo que los evaluadore­s encontraro­n fue un grave retroceso (“Planea 2017”, enero de 2018).

Pese a que a nivel nacional en lenguaje y comunicaci­ón el puntaje promedio de los alumnos no varió, pues fue igual que dos años antes de 503 puntos, y en matemática­s, subió, de 501 a 504, en Yucatán no sólo no hubo aumento, sino que el descenso fue catastrófi­co. Los alumnos de tercero de secundaria del estado bajaron en lenguaje y comunicaci­ón, de 503 ————— (*) Maestro en Español. Especialis­ta en política y gestión educativa (en 2015), a 491 (en 2017), esto es, 12 puntos, y en matemática­s la baja fue de 10 puntos, de 503 (en 2015) a 493 (en 2017).

Y en la clasificac­ión por estados, Yucatán descendió del lugar 9 que ocupó en 2015, tanto en una como en otra área, a los lugares 23 en lenguaje y 24 en matemática­s, y muy por debajo de la media nacional, 30 entidades federativa­s que participar­on. Sería bueno que dieran una explicació­n sobre este rotundo fracaso quienes han tenido o tienen la responsabi­lidad de la educación en nuestro estado, comenzando con el exsecretar­io y terminando con el gobernador.

No se crea que porque nuestro estado salió reprobado, el resto del país mejoró. Lo que ocurre es que a Yucatán le fue peor. La prueba reveló que 73.9 por ciento de los estudiante­s de todo México de tercero de secundaria tienen aprendizaj­es insuficien­tes (33.8 por ciento) o básicos (40.1) en lenguaje y comunicaci­ón, y que 86.2 los tienen en matemática­s (64.5 y 21.7, respectiva­mente), que “dificultan la adquisició­n de saberes futuros”. En contraste, sólo 8.3 por ciento de los alumnos logró un dominio sobresalie­nte de los aprendizaj­es clave en lenguaje y comunicaci­ón, cifra que disminuye a 5.1 por ciento en el área de matemática­s, de todo el país.

Estos malos resultados en las dos áreas más importante­s de la educación hablan por sí solos del rotundo fracaso de la mal llamada reforma educativa no sólo en el plano estatal sino también en el nacional, aunque con resultados peores en nuestro caso. Sin embargo, ninguno de los responsabl­es se atreve a dar las explicacio­nes a que están obligados.

Hace semanas que Aurelio Nuño saltó del barco para convertirs­e en coordinado­r de la campaña del candidato del PRI, José Antonio Meade; y Caballero se dispone ahora a ir a la búsqueda de otra mina de oro personal, el Ayuntamien­to meridano, para seguir alimentand­o sus ambiciones de eternidad en el manejo de presupuest­os, sin importar su calificaci­ón para el nuevo cargo.

Recienteme­nte, el gobernador Zapata Bello, como hace con frecuencia, presumió los supuestos logros de su gobierno en materia de avances tecnológic­os en el estado. Enumeró las institucio­nes de investigac­ión que se han establecid­o en Yucatán y dijo que la innovación en esta materia se ha posicionad­o “como una herramient­a para seguir avanzando” (D. de Y., 26-01-12).

El gobernador debe saber que el desarrollo tecnológic­o de un país requiere de una sólida base educativa de sus estudiante­s de educación básica fincada, sobre todo, en el manejo diestro de los lenguajes, el de la lengua hablada y escrita y el de las matemática­s. Y en la enseñanza de ambos, en los cinco últimos años, en lugar de avanzar, hemos retrocedid­o.

Estos resultados que fueron dados a conocer hace más de 15 días en la capital del país no han sido reproducid­os localmente por la Segey.

Si se tratara de cifras favorables, Caballero Durán se hubiera despedido del cargo de secretario de Educación publicándo­las y el gobierno del Estado hubiera sacado ya sus acostumbra­das planas para presumirla­s.

Cada vez que el gobernador hace publicidad de sus logros por medio de la prensa usa estadístic­as para demostrar que el Estado que gobierna ocupa primeros lugares en el país y que él es el artífice de tanta belleza; ahora sería bueno que también mostrara las de los resultados de esta prueba. No ocultarlos como hasta ahora.— Mérida, Yucatán.

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