Estrategia para controlar
La violencia no es casualidad, dice exedil de Cancún
“La violencia en gran parte del país no es casualidad, sino parte de una estrategia del Estado para manipular y controlar” a la población, denunció ayer en esta ciudad Gregorio Sánchez Martínez, exalcalde de Cancún, quien permaneció preso varios meses en el gobierno de Felipe Calderón acusado de narcotráfico, aunque luego fue exonerado.
Sánchez Martínez, conocido como “Greg”, gobernó el municipio de Benito Juárez de 2008 a 2010. En febrero de 2009, un grupo de desconocidos asesinó al general retirado Mauro Enrique Tello Quiñónez, recién nombrado director de Seguridad Pública del ayuntamiento, junto al sobrino de “Greg” y a su jefe de escoltas.
“Lo hicieron porque no me doblegué ante la mafia”, dijo el exalcalde en la presentación de su libro “Injusticia protegida”, en la Facultad de Economía de la Uady.
En ese libro se detalla este incidente y la persecución de que fue objeto Sánchez Ramírez en el gobierno de Calderón Hinojosa.
“Aunque mataron al Gral. Tello, no me doblegaron ni tampoco a la Sedena, que mandó tres generales y 80 coroneles a Cancún para enfrentar a la delincuencia”, indicó. “Fuera de esos asesinatos, no hubo un solo ejecutado más en mi gestión”.
“Greg” Sánchez es actual mente pastor evangélico, regidor en el Ayuntamiento de Benito Juárez y presidente estatal del Partido Encuentro Social.
En su intervención en la Uady, relató que luego de ser alcalde “y por petición de los ciudadanos”, se presentó como candidato a la gubernatura de Quintana Roo, por la coalición PRD-PT-Movimiento Ciudadano. “En las encuestas íbamos 3 a 1 sobre los otros competidores”, como Roberto Borge Angulo.
“Un mes antes de los comicios, el entonces presidente Calderón Hinojosa ordenó mi encarcelamiento con testimonios de testigos protegidos, que luego resultaron falsos”.
“Además, me mataron civilmente porque me quitaron mis derechos políticos —lo que me permitiría seguir haciendo campaña desde la cárcel—, contra la ley que prohíbe hacerlo, mientras no exista una sentencia definitiva”.
Sánchez Martínez explica que como es empresario y tiene recursos económicos pudo contratar a los mejores despachos de abogados del país. “Ellos demostraron la falsedad de todas las pruebas presentadas en mi contra, por lo que salí de la cárcel de máxima seguridad donde me habían recluido”.
Otra acusación
Apenas salí, la PGR me volvió a detener y me vinculó a otros seis procesos, dice. En ellos me relacionaban con todos los narcos del país y hasta un testigo llegó a atribuirme la responsabilidad de la organización de una convención de narcotraficantes en un restaurante de Acapulco. “Dio el lugar de la reunión y hasta el día, sólo que en esa fecha yo estaba sobre un quirófano por una operación de ojos”.
Al descartar las acusaciones de la PGR y regresar a Quintana Roo, allí me encontré con otras acusaciones del gobernador y hasta del alcalde, que también eran infundadas, recuerda “Greg” Sánchez.
Calderón se ensañó no sólo conmigo, sino hasta con mi esposa. En los 14 meses que estuve preso, añade, “ella tuvo que huir del país y recorrer casi todo América para dar a luz a mi hijo, que nació finalmente en Argentina, sin nuestro apellido, porque su mamá era buscada por la Interpol”.
Por esto he iniciado una batalla legal, anuncia, “para que Calderón termine en la cárcel y el gobierno de México me indemnice”.—