Diario de Yucatán

De la nada pasó a ser triunfador nato

- RAFAEL JOSÉ RAMOS VÁZQUEZ (*)

Luego de sufrir en la final de la Conferenci­a Americana, ahora Tom Brady mira a la sexta corona.

La mayoría de la gente del restaurant­e donde vi el partido que les dio el boleto al Súper Bowl se alegraba mientras perdían los Patriotas. Yo no. Yo estoy con los triunfador­es. Se trata de un fenómeno curioso: la mayoría no se identifica con los triunfador­es, al contrario, desean que pierda.

Corría el año 2000. Se celebraba como cada año, uno de los acontecimi­entos más importante­s del fútbol americano: el draft. Cada equipo desea reclutar en ese evento al mejor prospecto. Una serie de buscadores de talento están pendientes de las fojas de los jugadores.

Como siempre, de acuerdo con las reglas, los equipos más débiles tienen la preferenci­a de escoger primero y así sucesivame­nte hacia arriba, al selecciona­r todos, se inicia una nueva ronda, y así hasta concluir. Entre los jugadores estaba un joven provenient­e de la Universida­d de Michigan, quien deseaba ser reclutado por los 49’s de San Francisco, equipo donde jugó su ídolo, el gran Joe Montana.

Pero pasaban las rondas y

————— (*) Abogado y empresario ningún equipo lo selecciona­ba. Así llegó la número seis: los Patriotas escogieron a quien estaba en el puesto 199, un novel jugador de 23 años. Sin saberlo Nueva Inglaterra había hecho la adquisició­n más grande en la historia de los drafts: escogió a quien sería uno de los mejores mariscales de campo. Para mí, el mejor.

La fortuna les había enviado, oculto entre el montón, a un diamante que nadie había reconocido, a Thomas Edward Patrick Brady Jr. conocido como Tom Brady. Ya, en el campo de entrenamie­nto conoce al entrenador Bill Belichick, quien le entrega la camiseta con el número 12, siendo este número un ícono actualment­e en la NFL. Bill y Tom harían la dupla más ganadora de la historia.

Hablar de Brady, es hablar de una historia inconclusa, ya que sigue su vida deportiva activa y a la expectativ­a de imponer más y más récords, además de los ya establecid­os. Tom aprendió de su entrenador todos los secretos de este difícil deporte, en donde la estrategia y la sangre fría para aplicarla es esencial. Es lo que diferencia a un mariscal estrella de un súper estrella, como es su caso.

En el deporte de las tacleadas, el juego en conjunto es indispensa­ble. Hay un York, comandados en los dos por Eli Manning).

Brady es el máximo ganador de este evento, superando a figuras como Bradshaw, Montana y Elway. . Ha jugado toda su carrera deportiva con un solo equipo, los Patriotas, hecho digno de mencionar pues ha demostrado su amor a la camiseta, cosa que ya no es común entre los deportista­s, donde para la mayoría el dinero es lo más importante. Y cómo olvidar la desaparici­ón de su camiseta después de un Súper Bowl, acontecimi­ento que se volvió mundial, in- terviniend­o inclusive el FBI, siendo encontrada en la casa de un periodista mexicano tristement­e célebre, Mauricio Ortega.

Su vida personal es estable, está casado con la modelo brasileña Gisele Bündchen con quién tiene dos hijos, Benjamín y Viviana, viven en un suburbio de Boston. En su carrera no todo ha sido color de rosa, ya que en el 2008, fue lesionado en el primer juego y perdió la temporada completa. Estuvo en el ojo del huracán por el “Deflagate”, el famoso problema de los balones desinflado­s, por lo cual le impuso la Liga, un castigo de cuatro partidos, habiendo sostenido él siempre su inocencia.

A sus 40 años de edad todavía escribirá algunas páginas más, espero que sean muchas, se conserve sano y sin lesiones, para que sus récords sean inalcanzab­les por muchos años. Ya está en la antesala de un nuevo anillo de Súper Tazón, deseo lo obtenga. El éxito rara vez es producto del azar, el éxito está ligado al trabajo, constancia, inteligenc­ia y disciplina. Brady tiene todo eso. Tom Brady es un triunfador.— Merida, Yucatan, enero de 2018.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico