Diario de Yucatán

APOTEÓSICO

El Juli corta cuatro orejas y sale por quinta vez por la Puerta del Príncipe

- EL PAÍS.COM

Julián López “El Juli” indultó un toro en la corrida de ayer en la Real Maestranza de Sevilla.

La plaza de la Maestranza volvió a vivir el inmenso gozo del indulto de un toro. Los tendidos rebosaron alegría, felicidad y emoción, pues eso implica que un animal se gane la vida en el ruedo. Y la tarde fue apoteósica para Julián López “El Juli”, quien desplegó un derroche de poderío, técnica y buen gusto, y alcanzó el merecido triunfo de la Puerta del Príncipe, la quinta de su carrera.

Aplacados los ánimos tras el éxtasis vivido en los tendidos, la pregunta surge sola: ¿Qué hizo “Orgullito”, número 35, negro listón, de 528 kilos, de la ganadería de Garcigrand­e, para que el presidente saque el pañuelo naranja? Pues fue un magnífico toro moderno, muy justo de trapío, que acudió inicialmen­te al capote sin codicia, hizo una muy desigual pelea en varas (en el primer puyazo empujó con un solo pitón y solo recibió un picotacito en el segundo), embistió con largura en un buen quite por verónicas de El Juli, y se descubrió en la muleta como un toro con clase extraordin­aria, profundida­d, repetición, humillació­n y fijeza.

Y algo más: fue de menos a más, y acabó tras una muy larga faena con embestidas más profundas y emocionant­es. En fin, un grandísimo toro para la muleta que se encontró, además, con un torero en plenitud y entre ambos amasaron una faena que encandiló al público y al presidente.

¿Y El Juli? Es un torero poderoso, que domina como pocos el oficio y la técnica del toreo. Se amoldó a la perfección a las condicione­s del toro, mecánico y despegado su toreo en el inicio de la faena de muleta, y cada vez más ligado y profundo a medida que el animal se rompió en su exquisita calidad.

Una faena esencialme­nte con la mano derecha, en tandas largas, al hilo del pitón casi siempre, pero henchidas de aroma. Solo un intento por vanos naturales y un doble circular que provocó el entusiasmo. Unos ayudados finales, con “Orgullito” alegre y codicioso aún, convencier­on al presidente. Momentos antes, un quite a la verónica, de tres capotazos hondos y una buena media preludiaro­n el éxito posterior. Conclusión: “Orgullito” fue un toro nobilílism­o, pero no combativo, exigente, poderoso y encastado. Ese animal ya no se lleva.

El Juli había cortado otras dos orejas a su primero, anovillado animal, nobilísimo, un corderito, al que El Juli toreó con oficio, pero sin intensidad ni emoción.

Es verdad, no obstante, que lo veroniqueó con gusto, hizo un ajustado quite por chicuelina­s, y su faena de muleta fue limpia.

Enrique Ponce, un poco desvaído en su expresión, lidió primero una mona descastada, y le cortó la oreja al cuarto, otro animal noble y de escasa codicia. Jugó con él y lo mató de una estocada.

Y el tercero en discordia, Talavante, no tuvo su día. Insulso y sin esbozo de calidad fue el tercero y lo mató con prontitud; mejor el sexto, con más brío, pero el ánimo del torero estaba por los suelos y no arriesgó un alamar. No entendió a su oponente o, sencillame­nte, no lo quiso entender.—

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 ??  ?? El Juli da un pase a su segundo toro, “Orgullito”, quien fue indultado, ayer en la Maestranza de Sevilla
El Juli da un pase a su segundo toro, “Orgullito”, quien fue indultado, ayer en la Maestranza de Sevilla
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 ??  ?? Enrique Ponce, con la oreja que cortó. A la izquierda, el diestro Víctor Puerto carga a El Juli en su salida a hombros por la Puerta del Príncipe de la Maestranza
Enrique Ponce, con la oreja que cortó. A la izquierda, el diestro Víctor Puerto carga a El Juli en su salida a hombros por la Puerta del Príncipe de la Maestranza

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