Hacia la inmovilidad
Las enfermedades cardiovasculares se mantienen como la principal causa de muerte en el mundo y nueve de cada diez pacientes graves lesionaron sus vasos sanguíneos por su estilo de vida. Con el paso de los años, todos podemos acumular un poco de grasa en las arterias pero cuando hay una obstrucción de ellas se origina un déficit importante de oxígeno.
Así, nuestros hábitos de vida poco a poco asfixian las arterias de nuestra amada Mérida.
En el centro o en la periferia, la movilidad de la capital yucateca se ha convertido en un asunto de alta prioridad de la agenda ciudadana.
Una cultura altamente reconocida, la japonesa, le concede un valor supremo al tiempo. Para un nipón, el tiempo tiene prioridad y vale oro. Los meridanos seríamos millonarios con el tiempo promedio que destinamos en la movilidad urbana: en un vehículo particular o un servicio de taxi, al menos media hora para ir al trabajo; pero si se depende del servicio público, hasta una hora en cada viaje.
Por arriba del promedio, la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Yucatán revela que miles de meridanos pasan hasta cinco horas diarias en ————— (*) Empresario su movilidad, entre ellos, trabajadores y estudiantes que requieren al menos dos rutas del transporte público para ir de la casa al trabajo o escuela, y su consecuente regreso.
La carencia de un servicio eficiente de transporte público ha obligado al uso expansivo de vehículos particulares, lo que genera un severo conflicto vial, sobre todo en zonas escolares de fraccionamientos, colonias, campus y universidades. Los automotores están obstruyendo las arterias del cuerpo urbano: En 2013, el número de vehículos registrados en Mérida era de 330 mil, y este año iniciamos con poco más de 550 mil.
Urge tomar medidas y acciones que amortigüen el impacto del más de medio millón de vehículos que se mueven en las arterias urbanas. El obeso parque automotor nos regala todos los días un mayor caos vial, mayor estrés, más contaminación y más accidentes viales.
El reordenamiento del transporte público es solo un ingrediente para el sanar el grave problema de movilidad; el tratamiento exige una visión integral.
El crecimiento urbano de la capital yucateca se tiene que estructurar y ordenar pues automotores particulares y transporte urbano representan el 67 por ciento de los gases contaminantes en Mérida. Un grave daño ecológico que debemos frenar, antes que, como en los fumadores, el humo del cigarrillo lesione la circulación en las piernas de la Ciudad Blanca.
La Facultad de Arquitectura urgió a los distintos sectores de la sociedad y a las tres niveles de gobierno a poner de su parte para reducir el crecimiento horizontal de Mérida, modificar el transporte público y jerarquizar el número de vehículos que ya circulan, porque es necesaria una reducción de su uso.
Alfredo José Alfonso Aguilar, director de esa Facultad, explica que en ningún lugar del mundo la ampliación y pavimentación de más calles soluciona los problemas de movilidad urbana. Por el contrario, pensar en vialidades alternas lo que hace es incitar a un mayor tráfico de autos particulares y, entonces, el problema se incrementa.
Los vemos todos los días en la principal arteria del cuerpo urbano: el Anillo Periférico. Tiene un aforo vehicular diario de 160 mil vehículos, que se incrementa hasta en un 20 por ciento en temporadas vacacionales. Es la vía más transitada de Yucatán y registra de cinco a ocho accidentes por día, la mayoría por alcance y salidas de camino.
Su tránsito es más denso en la zona oriente y noroeste, donde se ubican varias universidades. Y se avecina más tráfico en esa arteria, porque la cervecería yucateca elevará un 25% su producción en 2019 y en Progreso se espera que las empresas de la Zona Económica de Progreso, generen unos 30 mil empleos a mediano plazo.
Hoy, una de las zonas más obstruidas del Anillo Periférico es la cercana al Campus de Ciencias Sociales de la Uady, y eso que a partir del próximo semestre, ahí se incorporará la Facultad de Contaduría y Administración (FCA), con lo que su población total será de 6, 500 personas, entre estudiantes, maestros, trabajadores manuales y administrativos.
¿Qué hacer para que no se obstruyan las arterias? Se requiere de un cambio radical en el estilo de vida de la población. Las enfermedades cardiovasculares se pueden prevenir cambiando nuestro estilo de vida y controlando los factores de riesgo que nos llevan a la obstrucción de las arterias, por ejemplo, abandonar el tabaco, cambiar sustancialmente la alimentación ingiriendo verduras y oleaginosas, así como realizar alguna actividad física. Mérida nos llama a caminar más y contaminar menos.— Mérida, Yucatán.