Ahora es más respetada
Ha cambiado la percepción sobre la cerveza, a la que cada vez mayor número de personas se interesa en conocer la bebida como al vino
En Yucatán las cosas están cambiando para la cerveza. Ya se piensa más en ella cuando se hace la lista de bebidas de un evento formal, como una boda. Y ahora hay mayor variedad de sabores porque, con el aumento de los productores artesanales, se utilizan más ingredientes diferentes de los tradicionales.
Hay también quienes se toman el tiempo de diseccionar la cerveza como se hace con el vino: antes de llevarse el vaso a los labios analizan los aromas y el color de la bebida.
Una prueba de la existencia de una nueva cultura de la cerveza es el número creciente de asistentes al Oktoberfest, que de 1,500 en la primera edición, en 2003, pasó a 6,000 en 2017.
La “mejor fiesta alemana”, como la describen sus organizadores, comenzó ayer y finalizará mañana en la Unidad Deportiva del Colegio Roger’s Hall. En ella está representada una decena de marcas y por primera vez se logra que tres de las participantes en el Oktoberfest original, el de Munich, tengan presencia: Löwenbräu, Hofbräu y Spaten.
Para Jurgen Eggers, propietario de La Bierhaus y uno de los organizadores del evento, es notorio que “cada día hay más conocimiento de las cervezas”, lo que se refleja en la cantidad de personas que va en busca de lugares que ofrecen variedad de opciones para probar y que se detiene a apreciar su aroma, color y gusto.
“Este mercado está creciendo muchísimo, el de personas que preguntan específicamente por un estilo: una stout, una pilsner, una hefeweizen dunkel... Lo disfrutan, se nota en la forma de beber”, asegura.
“Cada día”, continúa, “más personas toman la copa y primero huelen, quieren disfrutar las notas de cítricos, frutales; ven el color, porque algunas son turbias, otras filtradas, y después la
llevan a la boca. Tardan más en tomar la cerveza”.
Cambio de percepción
Aún es infaltable en reuniones de amigos mientras se sigue un encuentro deportivo, pero ahora la
cerveza también es aceptada en celebraciones sociales formales, como resultado de un cambio de percepción de la bebida, motivado por la introducción de marcas cuyos procesos e ingredientes hacen a sus productos únicos y, por tanto, costosos.
“Sigue habiendo cervezas baratas, pero también otras que cuestan hasta 200 pesos si son una especialidad o edición limitada. Hay más variedad y la gente respeta más la cerveza”, señala Eggers.
“Antes las parejas disfrutaban con vino. Ahora piden cervezas específicas que les
gustan o quieren explorar”.
Entre los productores yucatecos, afirma, hay “mucha energía, amor, dedicación” a la elaboración de la bebida, e interés en explorar recetas y estilos. “Antes solo se tenía cerveza clara, oscura y ámbar; ahora veo artesanales stout, pilsner, las que buscan el estilo Munich o el de Colonia”.
Algunos de ellos, en reconocimiento a la “clave de la calidad” de los fabricantes alemanes, cumplen con la “ley de la pureza” establecida en el siglo XVI por Guillermo IV de Baviera que disponía que la bebida se hiciera solamente con lúpulo, cebada maltera y agua (tres siglos después se añadiría la levadura).
Para disfrutar la cerveza, Jurgen Eggers aconseja servirla en el vaso que corresponde a su estilo, procurar que tenga una temperatura de seis a ocho grados centígrados (“yo la prefiero más fría, por el calor”, admite), tomarse el tiempo para detectar sus aromas, darle un sorbo y dejarlo en la boca para notar sus sabores, y finalmente pasarlo por la garganta a fin de descubrir otras sensaciones.
Se pueden probar asimismo maridajes con platos fuertes e incluso con postres; uno de chocolate, por ejemplo, se lleva bien con la cerveza oscura alemana Schwarzbier, porque tiene notas de cacao y café. “Se pueden hacer buenas combinaciones para el
paladar”, finaliza.—