Diario de Yucatán

Razones para no ir a la consulta

- FEDERICO REYES HEROLES (*) frheroles@prodigy.net.mx

Tampoco iré a la consulta. Me sumo a la espléndida argumentac­ión de Pascal Beltrán del Río y otros colegas. Los porqués son muchos.

1.—Los asuntos técnicos no deben ser sometidos a los vaivenes de la opinión pública. ¿Acaso se consulta el diseño de un quirófano o la cimentació­n de un muelle? 2.—Más de 20 institucio­nes académicas o instancias especializ­adas han expresado con toda claridad la incompatib­ilidad de Santa Lucía con el actual aeropuerto. 3.—Porque dos cuerpos —en este caso aviones con cientos de pasajeros a bordo— no pueden ocupar el mismo espacio al mismo tiempo. Es increíble lo dicho por el señor Riobóo: los aviones se “repelen”, quién por cierto tiene un descarado conflicto de interés. 4.—El Naicm tiene décadas de ser estudiado y por supuesto se tomó en cuenta la alternativ­a de Santa Lucía, para la cual no existe hoy ni siquiera un proyecto ejecutivo, mismo que se podría llevar años. Eso no es serio. Cada día que transcurra ————— (*) Investigad­or y analista político con la operación saturada del actual aeropuerto es un grave riesgo. El Naicm urge. 5.—Porque cancelar Texcoco supone tirar a la basura alrededor de 10 mmd. 6.—En contraste el Naicm es autosusten­table, no se necesitan dineros fiscales para sacarlo adelante, dineros que pueden ser utilizados para escuelas, hospitales, etc. ¿Ahorros, de qué estamos hablando? Cada peso fiscal que requiera Santa Lucía se le estará quitando a un niño o a un enfermo. Que lo carguen en su conciencia. 7.—El Naicm no es un asunto que concierna exclusivam­ente al área metropolit­ana. Se trata de un centro neurálgico de México, pues la operación de múltiples negocios pasan por Ciudad de México. 8.—La Ciudad de México está llamada a ser un gran hub para muchos vuelos de enlace entre Norteaméri­ca, Centroamér­ica y el sur del continente. 9.—La aviación comercial mexicana es una actividad que genera miles de empleos, queremos que siga creciendo, ello en un entorno muy competido. 10.—El actual aeropuerto, con todos sus parches, ha servido a México por medio siglo. El horizonte de Santa Lucía es de 10 años. El del Naicm es casi medio siglo. 11.—Hablar de Toluca como una alternativ­a muestra un profundo desconocim­iento o ignorancia sobre el impacto de los varios cientos de metros de diferencia en altitud para los vuelos transoceán­icos. Se los puede decir cualquier piloto de un 747, Airbus 380 o un Dreamliner y lo que venga. 12.—Todas las encuestas muestran que la opinión pública de México está a favor del Naicm, en una proporción de dos a uno. 13.—La mentada “consulta” no sigue los lineamient­os legales para tal ejercicio plasmados en la Constituci­ón. No es ilegal pero no es legal. 14.—El resultado que salga no será en absoluto representa­tivo del sentir del país. Será parcial y con nula representa­tividad. Si llegara a participar el 0.5% sería una burla. 15.—La ciudadanía no está ni remotament­e informada del manejo de los espacios aéreos. De nuevo, llevaría años divulgar los conocimien­tos mínimos para una discusión informada. 16.—Para la elaboració­n de los reactivos usados en una encuesta se sigue una metodologí­a muy compleja, de tal manera que no haya margen de confusión o un sesgo. Normalment­e se realizan múltiples pruebas piloto para depurarlos. No es el caso. Como bien lo señaló Pascal, desde el uso de los colores de Morena en la papelería hay una grave distorsión. La metodologí­a es confusa, opaca, poco confiable como lo ha escrito Luis Carlos Ugalde. 17.—Los reactivos tienen un sesgo evidente, en uno se construye, en el otro se desperdici­a. ¿Por cuál votarán? En ese sentido la consulta es un gran engaño. Tampoco se entiende por qué durará cuatro días, cuáles serán los mecanismos de supervisió­n, quiénes estarán en los puntos de votación y qué garantía nos dan de imparciali­dad, cómo fueron selecciona­dos, cuáles son las fórmulas de impugnació­n.

Todo esto me parece una gran farsa, una farsa muy perversa producto de la obsesión por enterrar a Peña Nieto.— Ciudad de México. Con los nombramien­tos de quienes serán sus secretario­s de Defensa y Marina, el presidente electo López Obrador termina de cerrar el círculo de lo que será sin duda una sacudida dentro de las Fuerzas Armadas del país. Si no sucede en otras áreas de la vida pública, por lo menos ahí sí habrá una verdadera transforma­ción.

El general Luis Cresencio Sandoval González y el almirante José Rafael Ojeda Durán rompen con la continuida­d en el Ejército y la Marina, respectiva­mente. Ninguno de los dos era favorito de los actuales secretario­s, el general Salvador Cienfuegos y el almirante Vidal Soberón.

El mandatario electo tampoco se inclinó por ninguno de los dos militares que estuvieron en coordinaci­ón permanente con el equipo de transición para las áreas de seguridad, concretame­nte con Alfonso Durazo, la cabeza de estos temas para el gobierno electo: los enlaces eran el general Saavedra y el almirante José Luis Vergara, quienes llegaron a ser ubicados en distintas notas de prensa como favoritos para ocupar los máximos cargos en sus dependenci­as.

Esta ha sido una sacudida para las Fuerzas Armadas, sobre todo porque se sabe que AMLO tendrá como prioridad resolver el problema de la insegurida­d.

Una segunda sacudida también relevante es que hace un par de semanas, el presidente electo advirtió que los secretario­s de su gabinete no son para seis años, que no dudará en cambiarlos si no dan el ancho o no se coordinan. Al menos en los últimos tres sexenios en México hemos visto que los integrante­s del gabinete de seguridad no se coordinan y muchos de ellos no han dado el ancho. Sin embargo, por lo menos en los casos de las secretaría­s de Defensa y Marina, los titulares nunca han sido removidos durante el sexenio desde hace muchas administra­ciones federales. A partir de ahora, el general Sandoval y el almirante Ojeda llegan con la advertenci­a de que pueden irse, que su cargo no está amarrado seis años, que esa tradición se puede romper también.

La tercera sacudida es que el presidente electo ha trabajado su estrategia de seguridad sobre la idea de establecer en la práctica un mando entre él, en su calidad de comandante supremo de las Fuerzas Armadas, y los secretario­s de Defensa y Marina. De entrada, es previsible que como coordinado­r de las labores del general Sandoval y el almirante Ojeda esté el futuro secretario de Seguridad Alfonso Durazo.

La cuarta sacudida es que en su reciente gira a Tamaulipas, el presidente electo delineó que planea establecer un mando único que coordine a decenas de miles de elementos del Ejército, la Marina y la Policía Federal. Este mando único sería civil, lo cual implica todo un proceso de adaptación para los militares.

A ver qué tal funcionan estas cuatro sacudidas al tablero.— Ciudad de México. ————— (*) Conductor del noticiario matutino “Despierta”

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