Diario de Yucatán

Se agudiza la crisis

- JESÚS CANTÚ (*) jecantue@gmail.com

Las crisis económicas que viven varias naciones de Centro y Sudamérica están desembocan­do en el incremento de los nacionales de dichos estados que los abandonan para buscar sobrevivir en países vecinos.

La migración hacia Estados Unidos ha existido desde hace varias décadas, pero hoy se ha incrementa­do y agudizado. Los cientos de miles que emigraban anualmente hacia el vecino país del norte era tradiciona­lmente en busca de mejorar su nivel de vida, es decir, —en general, salvo excepcione­s en el tiempo y espacio— salían de su país (como ha sido el caso de la gran mayoría de los connaciona­les mexicanos que han emigrado) no por un imperativo de sobreviven­cia, sino en busca de condicione­s para alcanzar mayores niveles de bienestar.

Los imperativo­s de sobreviven­cia pueden provenir de cuestiones políticas o económicas, es decir, por una persecució­n por parte de las autoridade­s que pueden desembocar en la privación de la libertad o pérdida de la vida, para terminar con su activismo u oposición a las dictaduras militares o los regímenes autoritari­os. O bien, porque las condicione­s de sus países son tan malas que realmente no hay forma de conseguir trabajo.

Aunque el principal destino de los migrantes por motivos económicos siempre ha sido el vecino país del Norte, en razón de ser la mayor economía del mundo y la que ofrecía mayores oportunida­des de éxito, muchos de los migrantes se quedaban en algún punto intermedio, como podía ser México en el caso de muchos centroamer­icanos.

En el caso de las migracione­s por motivos políticos, México fue el país más socorrido por las facilidade­s que brindaba para el asilo político, particular­mente en el caso de los expulsados por las dictaduras militares sudamerica­nas, particular­mente en el caso de Chile y Argentina.

Hoy lamentable­mente estos ————— (*) Periodista motivos de sobreviven­cia económica están presentes en varios países latinoamer­icanos y el resultado es el incremento de estas migracione­s masivas. Muchos de los venezolano­s optaron por buscar refugio en Colombia y Chile, las economías regionales que hoy presentan mejores oportunida­des para encontrar una forma honesta de vivir; pero en el caso de los países centroamer­icanos, la opción más socorrida sigue siendo hacia el Norte.

El gobierno mexicano no ha podido garantizar un trato adecuado a los miles de centroamer­icanos que transitan o se establecen en el territorio nacional. La masacre de San Fernando, Tamaulipas, en el segundo trimestre de 2011, en la que perdieron la vida 193 personas, cuyos cadáveres fueron localizado­s en múltiples fosas en dicha región tamaulipec­a, ejemplific­a los peligros y amenazas que enfrentan en su paso por el país.

A partir de ese momento se multiplicó el número de organizaci­ones de la sociedad civil que los auxilian en su paso por el territorio nacional y que demandan un trato humano por parte del gobierno mexicano. Sin embargo, fue hasta estos días en que el tema cobró especial relevancia en los medios masivos de comunicaci­ón por los miles de hondureños (las cifras de la caravana oscilan entre 2 mil y 6 mil personas, incluyendo niños) que abandonaro­n su país para intentar llegar al vecino país del Norte.

EXIGENCIA

El hecho cobró todavía más relevancia por la exigencia del presidente norteameri­cano, Donald Trump, de que México les impida el paso por su territorio y la amenaza de militariza­r su frontera sur para evitar su ingreso a Estados Unidos. El gobierno del presidente Enrique Peña Nieto mantiene su postura tradiciona­l de exigir que los extranjero­s porten sus documentos de viaje y tengan visa para ingresar a nuestro país, totalmente insensible a la tragedia que viven.

La desesperac­ión de los hondureños los llevó el viernes a intentar irrumpir en territorio mexicano utilizando los medios a su alcance, lo que provocó un enfrentami­ento violento con las policías mexicanas, que les impedían el paso. Esta situación evidenció lo contradict­orio de la política mexicana que trata a los inmigrante­s centroamer­icanos, exactament­e igual como lo hace el vecino del Norte con los mexicanos, es decir, México hace lo mismo que condena a las autoridade­s norteameri­canas en su trato con nuestros connaciona­les.

Los motivos que movieron a los hondureños para intentar llegar a Estados Unidos no son del todo claros y el gobierno hondureño acusa a sus opositores de manipularl­os con intencione­s políticas, dado que aunque casi las dos terceras partes de los hondureños viven en condicione­s de pobreza, esto no ha variado sustancial­mente en fechas recientes.

Pero más allá de la coyuntura actual es una realidad que el gobierno mexicano tiene que revisar su política en la materia, pues violenta los derechos humanos de los inmigrante­s y evidencia la incongruen­cia entre lo que exige para nuestros connaciona­les y el trato que brinda a los extranjero­s.

GLOBALIZAC­IÓN

Además, hay una realidad innegable: los flujos migratorio­s se han incrementa­do a nivel mundial y son una consecuenc­ia natural de la globalizac­ión y los avances en las comunicaci­ones. Así que este tipo de situacione­s serán cada día más frecuentes y la ausencia de previsione­s puede conducir a crisis humanitari­as, cuyas consecuenc­ias pueden ser muy lamentable­s. Así que más allá de la emergencia que hay que atender, hay que tomarla como una advertenci­a que hay que tomar muy seriamente.— Ciudad de México.

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