Triunfo deportivo y psicológico
Lupita Quintal va ahora por el boleto al Mundial
En su semblante y por su forma tan calculada y centrada para hablar, poco se podría imaginar del dolor y agotamiento que sufre una deportista de alto rendimiento, tan acostumbrada a pelear contra rivales deportivos y de vida cotidiana.
Y nada, se ve, la puede detener camino a su siguiente meta: Lupita Quintal Catzín quiere el boleto para el Campeonato Mundial de Karate de 2019. Y para ello, se eliminará en el selectivo mexicano, la siguiente semana en Puebla.
“Ha sido un año muy largo, provechoso, de grandes logros, pero igual esa lesión que sufrí fue un duro golpe. Porque, contra todo pronóstico (y toda recomendación), la recuperación fue increíble”, dice la yucateca, campeona centroamericana, de Norteamérica y ya con plaza ganada para los Juegos Panamericanos de Lima.
No sabe a ciencia cierta si ella irá a los Juegos de Lima. Por derecho propio y por su palmarés deportivo, debe ser quien represente a México en esa justa. “Los resultados allí están. Todo indica que seré la competidora mexicana en los 68 kilos”, dice la joven karateca, durante una charla en el Instituto del Deporte, en una jornada que tuvo como dato adicional la finalización de sus estudios de licenciatura en Contaduría y Finanzas en la Universidad Anáhuac del Mayab.
Con una seguridad propia, como cuanto está en el tatami, detalló uno a uno sus logros de 2018, pronunció sus peticiones de apoyo, reafirmando el nulo respaldo que tiene de parte de la Conade, la instancia principal del deporte mexicano, y destacó lo que en el Estado las autoridades hacen por ella, igual que su sensei Andrés Quintal y, del lado familiar, lo que en el entorno de los integrantes del clan Quintal Catzín sacrifican por la reina del karate en esta década.
Uno de sus logros más grandes fue obtener la plata en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Barranquilla, donde peleó por el oro pese a una lesión (a fines de julio). No se pensaba que fuera algo tan negativo hasta que se supo que fue una rotura de ligamento en una rodilla. En teoría, médicamente lo propio era perderse el resto de la temporada.
Pero una intervención que resultó ser tanto prodigiosa, como milagrosa, hizo que, menos de dos semanas después, regresara a entrenar. Y un mes luego, a su primera competencia, el Mundial de España.
“Pensé que no podría más, pero aquí sigo”, cuenta, hablando del más reciente logro, la medalla de oro en la Copa de Norteamérica, la semana pasada en Los Cabos. Fue, evidentemente, un trabajo más mental, psicológico. “Eso fue lo que me ayudó. Sobreponerme a los problemas de las lesiones, los dolores, el cansancio. Un trabajo mental muy, pero muy importante”.
Y ahora, alista armas y enfila el radar, rumbo a Puebla, donde disputará el pase al Mundial de 2019 en Tokio. No tiene duda, dice ella misma, que “al menos luchar, lo haré. Porque para eso regresé, vamos con todo”.
Lo dijo ante Carlos Sáenz Castillo, director del IDEY; Mauro Moguel Esperón, presidente de la Asociación local de karate, y su entrenador Edén Valle Salas. “A como me recuperé de la operación, tuve que esforzarme no al cien, sino al doscientos por ciento”, afirma sin chistar. Más valiente aún, sabiendo que las cargas fuertes a veces pueden doblegar a cualquier atleta.
Ella, no piensa en eso.—