Diario de Yucatán

Nueve décadas de grandeza y orgullo

La Plaza Mérida celebra un aniversari­o muy especial con Ponce y Adame

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De una de las pocas veces que pude platicar con doña Lía Venancia Palomeque Peón recuerdo una frase que, ahora que llega un aniversari­o muy especial de la Plaza Mérida, el emblema de la familia Palomeque, bastión de la Fiesta en México, cala muy hondo, como una verónica o un trincheraz­o de esos que llamamos de pintura.

Su recuerdo se centra en este concepto: “Mi padre y su hermano Antonio lograron esta maravilla porque en ellos había un amor de hermanos como nunca he visto ningún otro. Si no fuera por eso, no se hubiera construido nunca la Plaza Mérida”.

No recuerdo el año, sólo que era una tarde en que firmó contrato con don Luis Pino Cardeña. Pero sí recuerdo la forma en que doña Lía, la matriarca entonces del coso de Reforma, hizo énfasis al recuerdo de su padre, don Fernando Palomeque Pérez de Hermida, relacionán­dolo con su hermano Antonio.

Las cosas con amor, con cariño, dicen, siempre resultan mejor. ¡Verídico!

Hoy, domingo 27 de enero de 2019, la Plaza Mérida, una obra monumental enclavada en un trazado de una hectárea, cumple noventa años de haberse inaugurado. Cuando Luis Freg y "Armillita Chico" hicieron el paseíllo aquel domingo 27 de enero de 1929, cristaliza­ron el sueño fraterno de los visionario­s hermanos que, igual se dice, pusieron los ojos en la Plaza de Granada, España, para sentar las bases de lo que sería una de las obras maestras de inicios del Siglo XX en Mérida.

La familia Palomeque, con diversas generacion­es, ha mantenido viva la Plaza Mérida, valiente en defensa e incesante en labor. Y el coso máximo de Yucatán, uno de los tres más importante­s de provincia, llega a nueve décadas. Se fueron 90 años y ella, con su amarillent­o vestido (no por viejo, sino por su tradiciona­l tono), allí sigue. Vio desfilar a las primeras figuras de cada época. Don Fernando y don Antonio trajeron a lo que había en lo más alto, a Manolete, a Silverio, a cualquiera que pudiera engrandece­r la Fiesta.

Y quienes se encargaron de administra­r después los destinos de la Mérida, con sus esfuerzos y dificultad­es, contrataro­n igual a los máximos exponentes. Desde "El Cordobés", que reventó las taquillas en horas, hasta los más recientes.

Ha sido esa, sin duda, la huella indeleble de la Plaza de Toros Mérida. Del orgullo de los taurinos, un baluarte, hasta ahora casi infranquea­ble, de los que pregonan y defienden la integridad de una Fiesta.

Me dice el licenciado Héctor Navarrete Muñoz que “en la Mérida la música se gana con buen toreo”. Y aprendimos los yucatecos a ser prudentes cuando se requiere ver en silencio el trazado de una obra de arte, y cuando nos tenemos que ir a festejar por lo que realmente merece la pena.

Ese sello caracterís­tico lo saben los que se visten de luces y aparecen por su patio de cuadrillas. “Se le respeta a la Mérida porque es la Mérida”, me comentaba Alberto Basulto Soberanis, de Toros Yucatán, cuando orquestaba la temporada que conmemorar­ía el aniversari­o número 90. Y el día llegó. Vienen Enrique Ponce y Joselito Adame para un mano a mano armado para celebrar a lo grande un aniversari­o especial. ¿Noventa años de vida? No es fácil para nada, ni para un ser humano ni para cualquier edificio u otro objeto, alcanzar esa edad. Pero la Plaza Mérida, el símbolo de la Avenida Reforma, el epicentro del toreo en el Sureste en México y lugar donde se lee una de las liturgias taurina más respetadas de nuestro país, alcanzó esa edad. ¡Vieja señora! Tus arenas han sido pisadas por las grandes figuras del toreo, sentido la sangre de los artistas y guerreros de oro y plata. Cuna de aficionado­s, contados por miles, y patrimonio de todos los yucatecos. Y allí sigues de pie, con estoica resistenci­a. No sólo por estar construida por manos de obreros yucatecos y materiales tan poderosos de aquella época.

Estás allí, tan maravillos­a como hace noventa años, porque en tu edificació­n magistral, hubo además de sueños y dinero, el amor de dos hermanos que dieron todo para verte te pie. Y sus herederos mantienen la vela encendida para bien de los taurinos que hoy te rendiremos homenaje, segudament­e con un lleno de “boletos agotados”.—

 ??  ?? El anuncio publicado por el Diario el domingo 27 de enero de 1929, que anuncia la gran inauguraci­ón de la Plaza Mérida, con Freg y “Armillita”
El anuncio publicado por el Diario el domingo 27 de enero de 1929, que anuncia la gran inauguraci­ón de la Plaza Mérida, con Freg y “Armillita”
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 ??  ?? Vuelta al ruedo de Juanita Aparicio, acompañada por don Fernando Palomeque Pérezde Hermida
Vuelta al ruedo de Juanita Aparicio, acompañada por don Fernando Palomeque Pérezde Hermida
 ??  ?? Derecha, “Manolete” (al centro), el gran torero español que toreó en la Mérida su última tarde en ruedos mexicanos. Debajo, la estructura principal de la Plaza Mérida, en su construcci­ón, cumpliendo el sueño de los hermanos Palomeque
Derecha, “Manolete” (al centro), el gran torero español que toreó en la Mérida su última tarde en ruedos mexicanos. Debajo, la estructura principal de la Plaza Mérida, en su construcci­ón, cumpliendo el sueño de los hermanos Palomeque

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