“Historias para aprender”
Concurrida la presentación de la novela “Bungo”
Los sólidos portones del Seminario Conciliar de Yucatán se abrieron anteanoche para dar paso a un hecho poco común en esa casa de formación sacerdotal: la presentación de una novela histórica, con la asistencia de tres de sus protagonistas principales.
Después de dos años de intensa labor, aunque sus inicios se remontan a la década de 1990, el doctor Edgardo Arredondo Gómez encabezó la presentación de su obra: “Bungo: Nunca te irás del todo”, una serie de historias amalgamadas que tienen como telón de fondo la labor de un grupo de sacerdotes y religiosas yucatecos en Angola, entre los que se encontraban el actual arzobispo de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, monseñor Fabio Martínez Castilla; el sacerdote Raúl Humberto Moguel Urtecho, ahora párroco en Seyé, y la religiosa Eunice Imelia Yam Och, de la congregación de las Madres de la Luz.
En las paredes del Aula Magna, la sala principal del antiguo edificio en la colonia Itzimná que se vio abarrotada por más de 300 personas que rebasaron las expectativas de los organizadores, resonaron conceptos relacionados con la guerra —“la mayor estupidez que puede cometer la humanidad”—, la solidaridad con los más necesitados, la valentía para enfrentarse al peligro cuando uno ama lo que hace, la humanización que genera el ejercicio de la medicina y la necesidad de que la Iglesia recupere la credibilidad perdida ante las sombras que representan los errores de sus integrantes.
Uno de los anfitriones del evento, el padre Luis Alfonso Rebolledo Alcocer, prefecto de Teología del Seminario Mayor y sobrino del autor de la novela, subrayó en su intervención que la credibilidad de la Iglesia solamente será posible cuando “demos (los sacerdotes) un testimonio más claro de nuestra fe, una vida realmente sencilla, de la oración como la principal fortaleza de los sacerdotes y religiosas. Recordó una anécdota del obispo portugués de Uije, Angola, monseñor Francisco de Mata Mourisca, a quien un grupo de mujeres le preguntó cómo estaba? Él respondió: Muy bien, muy bien. Entonces las mujeres le dijeron: “Pero lo que no sabe es cuánta oración nos cuesta que usted esté bien”.
Presente también en la ceremonia, el obispo auxiliar Pedro Sergio Mena Díaz recordó sus años de seminarista y habló del Aula Magna como elemento fundamental en el aprendizaje de los futuros sacerdotes. “Como dice el Papa, tenemos que ver el pasado con gratitud”, señaló. “Tenemos que seguir aprendiendo. Las historias son muy importantes para nuestras vidas. Tenemos que conocer todas, las buenas y las malas, pero siempre aprender de ellas. Para eso se cuentan las historias, para que aprendamos de ellas”.
La madre Eunice expresó un mensaje lleno de gratitud y dijo que en Angola dejó “muchas Eunices”, en alusión a las enseñanzas que dio y que también recibió en el país africano. “También quedaron muchos padre Raúl y padre Fabio. Ellos (en Angola) no solo ponen nuestro nombre sino también lo que somos”.
Por su parte, el doctor Arredondo confesó que padece de una “bipolaridad religiosa, porque a veces me acerco y a veces me alejo, pero pocas veces he visto un rostro con tanta bondad como el de la madre Eunice. Posiblemente soy un idealista, creo todavía en la gente buena, creo que el ser médico nos acerca un poco a eso”.
Los comentarios a la obra literaria estuvieron a cargo de Jorge Cortés Ancona y José Castillo Baeza.—