CITA DEL DÍA
Trabajan mientras aguardan que les dan sus permisos
“El pueblo de México no es un pueblo flojo, lo que pasa es que no ha habido oportunidades”.
TAPACHULA (EFE).— “Aguas, aguas. Vendo agua helada”, se escucha entre la multitud que espera en un calor de 35 grados a la sombra ser atendida por la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar). Es Walter Lara Tinoco, de Honduras, quien busca cómo sobrevivir mientras aguarda una respuesta a su propio trámite.
De esbelta figura, tez morena y vestir modesto trae consigo una cubeta con algunas botellas de agua. Mientras camina por el centro de Tapachula, Chiapas, relata que llegó en el primer grupo de la caravana de migrantes que cruzó el río Suchiate en 2018, decidido a mejorar sus condiciones de vida y las de sus hijos.
Partió con la intención de llegar a Estados Unidos, pero en el cruce del Suchiate una persona le recomendó investigar cómo permanecer legalmente en México, cosa que hizo al llegar.
“Salí en junio del 2018 de San Pedro Sula, Honduras. El 6 de julio cruce el río en lancha y el 7 llegué a la organización Fray Matías de Córdova”, refiere, aludiendo a la asociación civil con sede en la ciudad de Tapachula dedicada a la defensa de los derechos humanos de las personas migrantes.
Allí le dieron un formulario que llevó a la Comar, y desde entonces espera una respuesta favorable que le permita quedarse.
Cuenta que en su país se dedicaba a la mecánica rápida. Decepcionado por no tener seguridad ni empleo formal, decidió salir a pesar de los peligros a los que se enfrentaría y, animado por sus hijos, cruzó el Suchiate con otras familias.
“En mi país a los 35 años una persona ya no aplica (hace solicitud) en una empresa. Yo trabajé de joven en una empresa de laboratorio, trabajé en empresas grandes en mi país, pero ya alcanzando la mayoría de edad te van haciendo a un lado; te sientes excluido y eso te va orillando y te convierte en un desempleado más”, narra.
A la espera de la regularización de su situación migratoria Walter, como cientos de centroamericanos que se encuentran tramitando su permanencia en Tapachula, ha recibido facilidades para obtener un empleo en México.
Walter, animoso a sus 50 años, camina de esquina a esquina con su cubeta llena de botellas de agua para vender a las personas que esperan ser atendidas por personal de la Comar.
“Me tratan bien acá, como todo. Los primeros días son difíciles porque nos toca dormir en el parque, ir a un refugio. Estuve en el refugio Belem 15 días”, recuerda.
Son los frutos del plan anunciado el 15 de noviembre de 2018 por los titulares de las secretarías de Gobernación y del Trabajo, cuya finalidad es incorporar a esas personas a una actividad laboral remunerada que les brinde estabilidad personal y familiar, dijo Sonia Eloina Hernández Aguilar, alcaldesa del municipio fronterizo de Suchiate.
“Yo quiero agradecer al presidente de la República (Andrés Manuel López Obrador) por los programas federales que ha tenido para los jóvenes emprendedores del futuro para que sepan cómo trabajar”, manifestó.
Refirió que hay un programa de trabajo “para cuando vienen migrantes y pernoctan aquí en Suchiate una semana o el tiempo que tarde en legalizar su estancia”.
Así como Walter se ven decenas de hombres y mujeres trabajando al lado de mexicanos que están inscritos en los programas federales de empleo temporal.