“Alto a impunidad delictiva”
Desde la Fe exige a las autoridades que hagan justicia
CIUDAD DE MÉXICO.— La Arquidiócesis Primada de México demandó ponerle un alto a la impunidad de la cual gozan los criminales, esto después de que en la última semana se dieran a conocer dos casos de asesinatos de universitarios, los cuales se suman a otros más, donde hasta el momento sigue sin aplicarse la justicia.
“Hemos construido diversos slogans (estribillos) que jamás deberíamos haber siquiera imaginado: ¡No más sangre!, ¡Ya basta!, ¡Ni una más! Todos ellos son un grito desesperado que nunca debió existir, son consecuencia de la impunidad cultivada por décadas y son muestra de la ineficacia de gobernantes con discursos que no aterrizan en la justicia y que no abonan al respeto y la concordia”, dijo el editorial del semanario Desde la Fe.
Este llamado se hace en medio de lo que a ojos de una parte de la sociedad de Ciudad de México es una crisis de violencia. “No solo se trata de los asesinatos de Norberto Ronquillo y Leonardo Avendaño, sino de una escalada en delitos como robo y secuestro”, agregó.
Por eso llamó a la sociedad a no resignarse ni acostumbrarse a los actos de violencia como los mencionados, u otros casos como los de Alexis Flores Flores, Carlos Sinuhé, Miranda Mendoza y los 43 normalistas.
“En ocasiones da la impresión de que gobernantes y medios de comunicación, lo mismo que ciudadanos de a pie o expertos de todo tipo, nos vamos habituando y hasta alentamos la conducta criminal; no aplicar con oportunidad y claridad la justicia, dar preferencia a la nota roja, viralizar morbosamente las escenas de cualquier abuso, o dejar los crímenes en mera estadística, son prueba de una injusticia domesticada, del mal social cotidiano que aspira a ser parte del horizonte”,
añadió.
El reclamo de la sociedad por mejoras en la seguridad es legítimo, por lo que manda en el mensaje a las autoridades, para que tomen cartas en el asunto en beneficio de los habitantes.
“Y quienes están al frente de la impartición de justicia, nuestros gobernantes, deben sentirse los primera y mayormente interpelados. Su omisión, descuido o ineficacia tristemente compiten con el dolor causado por la mano criminal”, indicó.
“Es triste y doloroso constatar la magnitud de crímenes que son consecuencia del corazón humano marcado por el egoísmo, la ambición, el sinsentido. El dolor y la impotencia aumentan cuando la barbarie campea sin que autoridad alguna ejerza su responsabilidad. Hay explicaciones sociológicas para los actos ilícitos que ayudan a enfrentar el comportamiento humano criminal, pero jamás debe ser tolerable que tales razones sirvan de pretexto para resignarnos...”.—