Vuelve el calor extremo
Liberan al líder del movimiento prodemocrático
En los próximos días se esperan temperaturas de muy calurosas a extremadamente calurosas en la mayor parte de la región, aunque no se descartan chubascos vespertinos.
HONG KONG (EFE).— Miles de manifestantes marcharon ayer hacia la sede del Ejecutivo local de Hong Kong para exigir la dimisión de la jefa del gobierno, Carrie Lam, así como la retirada definitiva del proyecto de ley de extradición.
Tras reunirse en la Asamblea ante las puertas del Consejo Legislativo hongkonés, los manifestantes decidieron marchar hacia la cercana sede del gobierno, fuertemente custodiada por la Policía, para intentar que Carrie Lam les reciba y escuche sus peticiones. De lo contrario, los manifestantes mantendrán su reclamación de que la jefa del Ejecutivo presente su renuncia.
Ante las puertas del Consejo Legislativo acudió el líder activista Joshua Wong, que fue puesto en libertad ayer tras pasar un mes en prisión por su participación en la llamada Revolución de los Paraguas del 2014.
Wong fue recibido entre aplausos y aclamaciones por la multitud congregada ante el Parlamento y, tras subirse a una escalera plegable, se dirigió a los manifestantes.
“Lam tiene que dimitir inmediatamente y debía haber retirado el proyecto de extradición hace días”, proclamó Wong, entre el entusiasmo de los congregados.
Posteriormente, en declaraciones a los periodistas, el joven activista de 22 años reconoció que su tiempo en prisión “fue duro”, ya que no le fue tan fácil “gestionar la presión”.
“Me cambiaban de camiseta dos veces por semana y la celda estaba realmente sucia”, explicó.
Respecto a si pretende convertirse en el líder de las protestas, del que carecen por ahora, Wong señaló que “Carrie Lam es la auténtica líder, ya que ha hecho movilizarse a millones de personas en las calles”.
“No hago ninguna sugerencia de cómo debería continuar la protesta”, dijo.
El proyecto de ley se ha encontrado con la oposición de diversos sectores de la sociedad al considerar que Hong Kong perdería su independencia judicial y que, según organizaciones pro derechos humanos, permitiría que activistas, trabajadores de ONG o periodistas fueran entregados a un sistema judicial, el chino, que no ofrece garantías.
Carrie Lam suspendió pero no retiró el proyecto y pese a que publicó un comunicado en el que ofrecía disculpas, más de un millón de personas
se manifestó el domingo pidiendo el fin definitivo de la nueva ley y la dimisión de la jefa del Ejecutivo.
Según los organizadores, casi dos millones de personas participaron en la protesta, mientras que la Policía las cifró en 338,000.