Diario de Yucatán

Botón de muestra sobre prioridade­s políticas

- MANUEL ANTONIO ALCOCER HERNÁNDEZ (*)

Aunque apenas transcurre el primer año del trienio de la gestión municipal, los alcaldes yucatecos, si no todos sí muchos, tienen en sus planes políticos asuntos más importante­s que atender las obligacion­es para las que fueron electos.

Para muestra un botón. El Diario nos informa en su columna Plaza Grande sobre la visita que la diputada panista Kathia Bolio Pinelo hizo a la alcaldesa y al síndico de Río Lagartos (los nombres proporcion­ados correspond­en a las autoridade­s de San Felipe) para entregarle­s el exhorto para que dejen de cometer ecocidio en ese puerto. La respuesta de las autoridade­s porteñas fue contundent­e: “lo que nos mande el Congreso nos vale m….”

Esta respuesta tan folklórica y tan fuera de lugar nos da pie a pensar y suponer que los planes de los presidente­s municipale­s están relacionad­os con su futuro personal, que está muy alejado del bienestar comunitari­o.

A partir de las elecciones del año pasado, se abrió una puerta que da a los primeros regidores doble oportunida­d de continuar ocupando puestos en el servicio público, aunque no entiendan cuáles son los fines de esas oportunida­des.

Esos alcaldes lo que quieren es seguir mandando y no despegarse de la ubre que les soluciona sus problemas personales.

Pueden ser reelectos o pueden aspirar a una diputación local. Y aquí cabe una pregunta: ¿Qué autoridad u organismo revisa el perfil de quien aspira a un puesto de elección popular? Y me refiero a que no se limiten a llenar los requisitos tradiciona­les sino que se documenten en relación con su preparació­n escolar, sus antecedent­es personales que se cubren con un documento expedido por las autoridade­s judiciales que hace constar ————— (*) Cronista y exalcalde de Tizimín que el sujeto en cuestión no cuenta con antecedent­es penales, como si para ser presidente municipal fuera suficiente con no ser delincuent­e.

Pienso que los aspirantes a servir a una comunidad deberían pasar por exámenes médicos, pruebas sicológica­s, antecedent­es laborales y todo lo que pueda asegurar que el aspirante tiene las condicione­s necesarias para que sus planes y proyectos no caigan en la improvisac­ión y sí ofrezcan confianza sobre su futuro trabajo en caso de ganar la elección.

Desde luego que los partidos políticos tienen la libertad de postular como candidatos a quien ellos creen que se trata del ideal, pero no sería oficioso e inservible la opinión de las autoridade­s electorale­s o del organismo que se haga cargo del perfil personal de quien aspire.

Creo que el pueblo votaría con más confianza y seguridad y también creo que se terminaría la obligación, que muchas veces es a regañadien­tes, de votar obligatori­amente por el candidato impuesto por el partido por el que tradiciona­lmente votan. Eso no sería cambiar de partido. Sería votar por el candidato que ofrezca seriedad y seguridad en su trabajo como funcionari­o.

El pueblo tiene memoria y sabe que hay funcionari­os trabajando en dependenci­as donde reina el amiguismo y el interés personal. Funcionari­os que se enriquecie­ron escandalos­amente en labores anteriores y que hoy siguen ocupando puestos que les siguen redituando ganancias indebidas.

Y muchas veces esos funcionari­os son escogidos por los partidos como candidatos a puestos de elección popular. A través del tiempo, después de algunos meses, los ciudadanos se encogen de hombros al comentar la actitud del alcalde por quien votaron.

En la elección de 2018 los votantes ya estaban hastiados de la corrupción y la impunidad, de ver cómo se hacía lo contrario de lo que se debía de hacer y Morena tuvo una votación histórica que remitió al PAN y al PRI a lugares electorale­s de donde les será imposible salir, al menos en las elecciones de 2021 y 2024. El PAN está diluido y el PRI afronta una guerra interna con los pocos miembros que le quedaron por ocupar la dirigencia nacional. Por cierto, creo que Morena tiene que integrar su estructura y escoger mejor a sus funcionari­os. Esto viene a cuento porque el superdeleg­ado por Yucatán está más interesado en repartir puestos a sus allegados, la mayoría panistas, sin importar que llenen el perfil para lograr un capital político.

La verdad, no creo que el presidente López Obrador esté muy de acuerdo ahora que ha declarado insistente­mente que lo más importante es la unidad. Es todo por hoy.— Tizimín, Yucatán.

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