Las consultas a la población
Nadie en su sano juicio debería rechazar obras que prometen grandes beneficios económicos y sociales a una colectividad.
Es cierto que algunas obras que son construidas para “beneficiar” a sectores importantes de una población, con el tiempo se han convertido en problemas graves.
Fue el caso de la central nuclear de Chernobyl, en Ucrania, que se colapsó el 2 de abril de 1986 y causó una catástrofe de incalculables proporciones; la planta nuclear de Laguna Verde, Veracruz, que está en alerta roja y constituye una auténtica bomba de tiempo.
En nuestra entidad, persisten conflictos sociales y políticos por la construcción de mega-plantas porcinas en zonas rurales donde existen hermosos cenotes que ahora corren el riesgo de una contaminación que podría ser irreversible, y la fábrica de cervezas que fue construida en el municipio de Hunucmá. Se sabe del grave peligro que representa por la cantidad de agua que a diario se utiliza en esa planta.
Esos casos me llevaron a pensar que la construcción del Tren Maya podría ser importante, como lo afirma el gobernador del Estado,
————— (*) Maestro de la Universidad Pedagógica
Mauricio Vila Dosal, al señalar que “el Tren Maya es un proyecto federal que va a detonar y generar desarrollo económico y social” (Diario-28-2019).
Empero, afirmo que el Tren Maya, una obra de gran magnitud, podría causar graves problemas sociales, el deterioro del ecosistema y del medio ambiente si en su construcción no se realizan estudios de impacto al medio ambiente sin un rigor científico y que sirvan para prevenir los riesgos, se impongan criterios unilaterales y estudios maquillados para su factibilidad.
Como es sabido, el tren tocará puntos importantes de cinco estados del sureste mexicano y es el proyecto emblemático del gobierno de la Cuarta Transformación, que preside Andrés Manuel López Obrador, que, por cierto, ahora cumplió su primer año de gobierno y ha recibido una buena calificación. En su primer informe, AMLO reconoció que persisten muchos pendientes y se tiene que acelerar la marcha. El desempeño del Presidente más atacado de los últimos años no es perfecto y es por varios motivos; además, resulta casi imposible que se resuelvan todos los problemas de México, que fue devastado por gobiernos priistas y panistas en los últimos 36 años.
Si se construye el Tren Maya, como parece que será, se espera que no fracase como algunas obras en Yucatán: la industria henequenera que fue puntal de la economía del estado en casi o más de cien años; el aeropuerto de Kaua-Chichén
Itzá, construido para “detonar” la industria turística, y la Planta Apícola “Lol Cab”.
Por ello levanto respetuosamente la voz para exponer: desarrollar el proyecto del Tren Maya podría ser la obra que saque de la pobreza extrema a la población vulnerable de la región, pero se tendrá que proceder con cautela, sensibilidad política y honestidad.
Porque, así como la construcción de monumentales obras han terminado en verdaderos fracasos, el Tren Maya podría detonar la economía de la región y modificar sustancialmente las formas de vida de las comunidades rurales, indígenas y urbanas que se ubican en su derrotero.
El presidente Andrés Manuel López Obrador dispuso la realización de consultas a los pueblos indígenas. La finalidad fue para constatar el respaldo de la gente al proyecto ferroviario, porque no quiere que se caiga en el sabotaje legal. El viernes 29 de noviembre pasado la delegación del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (IMPI) en Yucatán coordinó cinco asambleas regionales consultivas sobre el proyecto del Tren Maya. A mi parecer el formato y la metodología de las consultas se prestan a muchas dudas. Empero, el propósito de las consultas fue para dar cumplimiento al Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) relativo a los Pueblos Indígenas y Tribales en Países Independientes, que dispone en su artículo 6 “que los gobiernos deben consultar a los pueblos interesados, mediante procedimientos apropiados… que las consultas se efectúen de buena fe y de manera apropiada a las circunstancias, con la finalidad de llegar a acuerdos o lograr consentimientos acerca de las medidas propuestas”.
La opinión general considera que el proyecto ferroviario del presidente López Obrador tiene buenos propósitos, dado que el objetivo primordial es instalar la infraestructura que detone el desarrollo económico del sur-sureste mexicano y la población logre una economía boyante y disfrute una vida digna.
En el desarrollo de las próximas consultas lo recomendable al equipo de Adelfo Regino Montes, director general del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI), es vigilar que no se infiltren oportunistas, “paleros” y falsos redentores del pueblo maya, que sólo buscan saciar intereses mezquinos. Los auténticos indígenas mayas de Yucatán nunca han elegido su gobernador. Un rotundo rechazo a una manipulación. Para construir el Tren Maya lo que se requiere son consultas al pueblo yucateco: participativas, transparentes y democráticas. — Mérida, Yucatán.
Indalecio Cardeña Vázquez
Desarrollar el proyecto del Tren Maya podría ser la obra que saque de la pobreza extrema a la población vulnerable de esta región...