Diario de Yucatán

Xtepén, testigo de siglos

Se unen pasado y presente en este rincón de Umán

-

La Orquesta Sinfónica de Yucatán tenía ocho meses de haber comenzado sus presentaci­ones cuando en octubre de 2004 ofreció un concierto en un escenario al aire libre, diferente de su habitual Peón Contreras.

Las crónicas sobre la velada en la hacienda Xtepén daban cuenta tanto de la solvencia de la joven agrupación musical, dirigida por Juan Felipe Molano Muñoz, como de la estética del edificio ubicado en Umán que en épocas anteriores había sido plantación henequener­a.

El anfitrión fue el señor Raúl Efrén Casares G. Cantón, uno de los impulsores del proyecto de la OSY, de cuyo patronato fue presidente, primero titular y después honorario vitalicio. Con Xtepén el empresario demostró su interés en la preservaci­ón de construcci­ones históricas, algo que posteriorm­ente reafirmarí­a con Mansión Mérida on the Park.

De acuerdo con informació­n en los archivos del Diario, los orígenes de la hacienda, donde en un principio se cultivaba maíz, datan de finales del siglo XVIII. Se sabe que a inicios de los años 1800 pertenecía a un señor Hübbe, de las familias más poderosas de la época.

En los últimos años del siglo XIX pasó a manos de Eusebio Escalante Peón, quien la transformó en henequener­a. Tiempo después la familia la perdió y quedó en poder de un banco, que a su vez la vendió a Mauro Azarcoya Fajardo. Al fallecer éste, la propiedad fue heredada a la viuda de su hijo Eduardo, Sara Ponce Vallado, y sus nietos Eduardo y María Eugenia.

En 1999 la familia Azarcoya Ponce vendió la hacienda al señor Casares G. Cantón, quien al año siguiente emprendió su restauraci­ón para uso privado. El proyecto de rescate arquitectó­nico quedó en manos de Augusto Quijano Axle y la decoración pictórica, de Carlos Millet Cámara (Calocho).

Este último recuerda que se inspiró en diferentes motivos para realizar, a lo largo de un año y medio y con un equipo de cuatro personas, los adornos murales de todos los ambientes, desde la capilla hasta las nueve habitacion­es (ocho de ellas anexas a la casa principal y con fachadas a la manera de las casas de paja de la región).

Calocho explica que en el comedor evocó la decoración de un palacio renacentis­ta de Roma; en la cocina, una pintura persa; en el salón de fiestas, los tapices

de los ciclos “La dama y el unicornio” y “La caza del unicornio”, y en la capilla, los ángeles de Melozzo da Forli.

Cada habitación fue decorada con la pintura mural de una especie de la flora yucateca, entre ellas flamboyán, maculís, lluvia de oro, laurel, bugambilia, flor de mayo y ave del paraíso.

Otros elementos ornamental­es de la hacienda, como muebles y lámparas, proceden de Estados Unidos y países de Europa. Una parte del mobiliario se encargó a la Galería Agustín Parra, especializ­ada en objetos de estilo novohispan­o.

Desde hace dos años los espacios comunes se rentan para eventos sociales: la explanada principal (con capacidad hasta para tres mil personas), el Jardín de las Cuatro Estaciones (600), Salón Unicornio (120), Bosque de Ficus (300), área de piscina (200) y capilla (120).

En el rescate de Xtepén, que de acuerdo con los descendien­tes del señor Casares respetó las caracterís­ticas originales de la hacienda, se reunieron elementos del pasado y el presente con la intención, según se indica en la página oficial del sitio, de “lograr una experienci­a inolvidabl­e”.—

 ??  ??
 ??  ?? El comedor, con adornos murales a la manera de un palacio romano
El comedor, con adornos murales a la manera de un palacio romano

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico