Ciclovías y movilidad
La construcción de 71.7 km de ciclovías en Mérida ha despertado muchas inquietudes y dudas, manifestaciones a favor y en contra.
En las opiniones emitidas saltan a la vista tres cuestiones del proyecto.
En primer lugar, la ausencia de un plan integral de movilidad (que se esté llevando al cabo) para la ciudad en su conjunto.
En segundo, la falta de socialización de la información que conlleve a la sensibilidad de los diferentes sectores que transitan en la ciudad.
Por último, el privilegio que han gozado los automóviles en el uso de los espacios públicos y la escasa atención a otras formas de movilidad.
Los beneficios del uso de bicicletas como medio de transporte son múltiples, para la población y para la ciudad: promueve el ejercicio físico y con él sus efectos en el bienestar físico y mental; representa un importante ahorro económico en los gastos de transporte; disminuye la contaminación tanto del aire por las emisiones de los motores como por los desechos de refacciones, neumáticos y aceite que los automotores generan; se reducen los embotellamientos de tráfico; e incrementa el contacto visual e interrelación social.
El Plan Integral de Movilidad
Urbana Sustentable (PIMUS) de Mérida, aprobado en noviembre de 2019, establece la necesidad de desarrollar e impulsar diferentes formas de movilidad, entre las destacan las vías peatonales y para bicicletas, así como el transporte público.
Desafortunadamente, en el municipio, los documentos de planeación pocas veces se observan.
La infraestructura para bicicletas que se está llevando al cabo en Mérida no fue una iniciativa surgida de los planteamientos del PIMUS, aunque sí hay convergencias.
Las ciclovías son parte de un proyecto nacional que se está implementado en varias ciudades del país por la emergencia sanitaria por Covid-19.
El denominado Plan de Movilidad 4S (Saludable, Segura, Sustentable y Solidaria) es impulsado por Sedatu con otras instituciones públicas y privadas.
A diferencia de la infraestructura ciclista, el transporte público de Mérida no ha sido prioridad en la agenda de los gobiernos de las diferentes instancias, no obstante que la gran mayoría de la población de la ciudad y de la zona metropolitana de Mérida se traslada por este medio.
El resultado de la encuesta que realizó la Dirección de Transporte del Estado de Yucatán, en 2013, si bien no es muy reciente, aún nos da un panorama certero de las modalidades de transporte de la población.
Del total de los viajes de la zona metropolitana 47% se realizaron en transporte público, 36% en automóvil privado y 12 % por otros medios (entre bicicletas, motocicletas y vehículos especiales).
Los problemas que presenta el transporte público han sido amplia y profusamente señalados desde hace más de cuatro décadas.
Existe una gran cantidad de documentos de corte académico, normativo y de planeación; elaborados por organismos públicos, privados y por organizaciones no gubernamentales; que exponen la ineficiencia y las malas condiciones, así como los altos costos que tiene para los usuarios y para la ciudad. El transporte público rebate la designación de Mérida como la “mejor ciudad para vivir”.
La mejora de esta modalidad de trayectos urbanos ha sido una promesa de campaña de un buen número de gobernantes, incluyendo el actual gobernador de Yucatán que en el trienio anterior estuvo al frente de la alcaldía de Mérida. Desgraciadamente, hasta hoy, la mayoría de la población, día con día, sigue padeciendo su mal funcionamiento.
La intervención, reestructuración y mejora del transporte público implica el diálogo y negociación con dos gremios que representan importantes intereses económicos, pero sobre todo políticos: los concesionarios del transporte y los comerciantes del Centro Histórico.
La reorganización y mejora de esta modalidad de transporte, dados anteriores intentos, muy probablemente lleve a la confrontación con estos grupos y/o afectación de sus intereses particulares. Es un costo político que nuestros gobernantes no están dispuestos a pagar.
La movilidad en las ciudades es un tema que nos remite a las profundas desigualdades que se viven en México y a los derechos de los ciudadanos. Derechos que están claramente plasmados en el ampliamente publicitado y difundido PIMUS.
La inversión en ciclovías, que prácticamente está iniciando, en transporte público que es impostergable, así como la integración de todas las modalidades de movilidad; representan acciones que nos sitúan en el camino a una ciudad más democrática, igualitaria, justa y saludable.— Mérida, Yucatán.