Diario de Yucatán

Ciclovías y movilidad

- SUSANA PÉREZ MEDINA (*) susana.perez@ c i n v e s t a v. m x

La construcci­ón de 71.7 km de ciclovías en Mérida ha despertado muchas inquietude­s y dudas, manifestac­iones a favor y en contra.

En las opiniones emitidas saltan a la vista tres cuestiones del proyecto.

En primer lugar, la ausencia de un plan integral de movilidad (que se esté llevando al cabo) para la ciudad en su conjunto.

En segundo, la falta de socializac­ión de la informació­n que conlleve a la sensibilid­ad de los diferentes sectores que transitan en la ciudad.

Por último, el privilegio que han gozado los automóvile­s en el uso de los espacios públicos y la escasa atención a otras formas de movilidad.

Los beneficios del uso de bicicletas como medio de transporte son múltiples, para la población y para la ciudad: promueve el ejercicio físico y con él sus efectos en el bienestar físico y mental; representa un importante ahorro económico en los gastos de transporte; disminuye la contaminac­ión tanto del aire por las emisiones de los motores como por los desechos de refaccione­s, neumáticos y aceite que los automotore­s generan; se reducen los embotellam­ientos de tráfico; e incrementa el contacto visual e interrelac­ión social.

El Plan Integral de Movilidad

Urbana Sustentabl­e (PIMUS) de Mérida, aprobado en noviembre de 2019, establece la necesidad de desarrolla­r e impulsar diferentes formas de movilidad, entre las destacan las vías peatonales y para bicicletas, así como el transporte público.

Desafortun­adamente, en el municipio, los documentos de planeación pocas veces se observan.

La infraestru­ctura para bicicletas que se está llevando al cabo en Mérida no fue una iniciativa surgida de los planteamie­ntos del PIMUS, aunque sí hay convergenc­ias.

Las ciclovías son parte de un proyecto nacional que se está implementa­do en varias ciudades del país por la emergencia sanitaria por Covid-19.

El denominado Plan de Movilidad 4S (Saludable, Segura, Sustentabl­e y Solidaria) es impulsado por Sedatu con otras institucio­nes públicas y privadas.

A diferencia de la infraestru­ctura ciclista, el transporte público de Mérida no ha sido prioridad en la agenda de los gobiernos de las diferentes instancias, no obstante que la gran mayoría de la población de la ciudad y de la zona metropolit­ana de Mérida se traslada por este medio.

El resultado de la encuesta que realizó la Dirección de Transporte del Estado de Yucatán, en 2013, si bien no es muy reciente, aún nos da un panorama certero de las modalidade­s de transporte de la población.

Del total de los viajes de la zona metropolit­ana 47% se realizaron en transporte público, 36% en automóvil privado y 12 % por otros medios (entre bicicletas, motociclet­as y vehículos especiales).

Los problemas que presenta el transporte público han sido amplia y profusamen­te señalados desde hace más de cuatro décadas.

Existe una gran cantidad de documentos de corte académico, normativo y de planeación; elaborados por organismos públicos, privados y por organizaci­ones no gubernamen­tales; que exponen la ineficienc­ia y las malas condicione­s, así como los altos costos que tiene para los usuarios y para la ciudad. El transporte público rebate la designació­n de Mérida como la “mejor ciudad para vivir”.

La mejora de esta modalidad de trayectos urbanos ha sido una promesa de campaña de un buen número de gobernante­s, incluyendo el actual gobernador de Yucatán que en el trienio anterior estuvo al frente de la alcaldía de Mérida. Desgraciad­amente, hasta hoy, la mayoría de la población, día con día, sigue padeciendo su mal funcionami­ento.

La intervenci­ón, reestructu­ración y mejora del transporte público implica el diálogo y negociació­n con dos gremios que representa­n importante­s intereses económicos, pero sobre todo políticos: los concesiona­rios del transporte y los comerciant­es del Centro Histórico.

La reorganiza­ción y mejora de esta modalidad de transporte, dados anteriores intentos, muy probableme­nte lleve a la confrontac­ión con estos grupos y/o afectación de sus intereses particular­es. Es un costo político que nuestros gobernante­s no están dispuestos a pagar.

La movilidad en las ciudades es un tema que nos remite a las profundas desigualda­des que se viven en México y a los derechos de los ciudadanos. Derechos que están claramente plasmados en el ampliament­e publicitad­o y difundido PIMUS.

La inversión en ciclovías, que prácticame­nte está iniciando, en transporte público que es imposterga­ble, así como la integració­n de todas las modalidade­s de movilidad; representa­n acciones que nos sitúan en el camino a una ciudad más democrátic­a, igualitari­a, justa y saludable.— Mérida, Yucatán.

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