Conocer y aprender son dos cualidades importantes para María Teresa Mézquita
Teté Mézquita se guía por el gusto de hacer las cosas
Privilegiar el saber, el ser, el conocer y el aprender antes que ningún otro rasgo puede ayudar a reducir e incluso erradicar las prácticas machistas que persisten, considera María Teresa Mézquita Méndez, quien admite que ha tenido la fortuna de desempeñar su labor sin ser sometida al abuso y la discriminación de que son víctimas muchas mujeres.
En el marco del Día Internacional de la Mujer, que se conmemora el 8 de marzo, la docente, crítica cultural y periodista fue entrevistada para conocer su experiencia en relación con la igualdad de género, el camino que la ha llevado a destacar en su campo y la manera en que ha superado obstáculos.
Teté Mézquita, como la conocen en el ámbito cultural, señala que se abrió paso en su vida profesional de la única manera en la que cree que lo hace todo mundo: trabajando con gusto, emoción, pasión y disciplina y, también, favoreciendo la idea de hacerlo y no de la recompensa, pues asegura que siempre se ha inclinado por lo que le gusta realizar antes de analizar qué recibirá a cambio.
En cuanto a si ha encontrado trabas por el hecho de ser mujer, reconoce que ha tenido una condición de privilegio en ese aspecto, pues no ha afrontado limitaciones por su género. Esto la obliga a ser comprensiva con las circunstancias de otras mujeres que no han tenido las mismas oportunidades.
“He podido estudiar lo que he querido, trabajar en lo que he querido y tenido la oportunidad de ser selectiva; pero soy más consciente desde esta posición de las circunstancias difíciles de otras personas”, dice.
Otras circunstancias
“No he sentido escollos en el camino para desempeñar mi labor por ser mujer, aunque sí por circunstancias que podría tener cualquiera, como las económicas”, apunta la periodista, que confiesa que le hubiera gustado estudiar en el extranjero cuando era más joven.
No recuerda haber experimentado actos de discriminación por ser mujer, aunque considera que pudo haber sucedido cuando era niña. De adulta, si ha ocurrido, no lo ha percibido: “Quizá porque estamos acostumbrados a que esas cosas suceden no nos damos cuenta, lo damos por sentado”.
Eso sí, añade, se ha enfrentado a micromachismos: comentarios y actitudes de crítica o rechazo al proponerse hacer algo. Aclara que eso le sucedió hace unos 20 años, cuando empezaba su trayectoria profesional.
Asegura que fue repitiéndose cada vez menos con el tiempo, en el que ha encontrado excelentes aliados de trabajo en sus compañeros varones, al igual que asociados para desarrollar proyectos, de modo que no se siente afectada en estos años por los micromachismos.
“Se ha ganado mucho terreno y creo que he tenido la fortuna de encontrarme también con hombres muy conscientes de esta igualdad. He podido trabajar a gusto con ellos”, subraya.
“Pero sí sé de discriminaciones horribles, pues mi condición de privilegio no me impide darme cuenta de que las hay y a montones”.
Como iguales
Teté Mézquita desea que se ponga énfasis en el saber, el ser, el conocer y el aprender antes que en ninguna otra cualidad. Agrega que más hombres ven a las mujeres como sus iguales, con las cuales desenvolverse hombro con hombro, aunque está consciente que aún falta muchísimo más por lograr.
Con respecto a la actitud de las mujeres, sugiere que presten atención a su pensamiento, capacidad de trabajo, profesionalismo, valor, humanidad, inteligencia, bondad y humanismo antes que a otros rasgos. Y, “aunque suene dogmático e idealista”, exhorta a que mujeres y hombres practiquen los principios de tolerancia, solidaridad, respeto y entendimiento.
Así, las prácticas machistas podrían ir quedando atrás.—