Diario de Yucatán

Clarinete balsámico

Luis Obregón y su “matrimonio” con el clarinete

- IVÁN CANUL EK

El clarinetis­ta Luis Obregón Castro, solista invitado de la OSY, afirma que la música es un bálsamo en estos tiempos de crisis sanitaria.

“Cada músico siente que su instrument­o es especial, pero el clarinete, como es un instrument­o de aliento, siento que sale desde el interior”, señala el clarinetis­ta Luis Obregón Castro, solista invitado en los conciertos que la Orquesta Sinfónica de Yucatán (OSY) ofrecerá el viernes y domingo en el teatro Peón Contreras.

Será la tercera vez que el músico toque con la OSY, pero la primera que lo hará frente a una mampara para evitar riesgos sanitarios. “Será rarísimo, todo será una experienci­a”.

El clarinetis­ta, que desde hace un año no toca con público en vivo pues desde que se inició la pandemia la Orquesta Filarmónic­a de Querétaro suspendió presentaci­ones, asegura que lo más que había hecho era unas grabacione­s con un quinteto y una presentaci­ón en un museo.

El maestro Obregón tocará el Concierto para Clarinete de Mozart, que está en la cúspide del repertorio de clarinete, el que todo el mundo estudia y el que piden en las audiciones para entrar a las orquestas.

“Todo el repertorio es muy bello, pero el ‘Concierto para clarinete’ destaca por encima de todos los demás. “Es, digamos, el rey de los conciertos de clarinete”.

Obregón lo ha tocado en unos doce conciertos, incluyendo en una anterior presentaci­ón con la OSY, y lo ha hecho de tal manera que ha sido considerad­o como su mejor intérprete.

Al respecto el clarinetis­ta, quien forma parte de la Orquesta Filarmónic­a de Querétaro desde 1994, señala que esa considerac­ión es relativa, aunque no deja de reconocer que es bonito oírlo.

Sin embargo, asegura que conocer esa opinión de la gente le genera un poco más de presión al momento de pararse frente al público.

“Siempre hay presión. Digamos que, aunque no hubiera ese comentario, que es muy bonito, hay presión, quizá un poco más con ese comentario, pero es parte del encanto al tocar, pues no siempre tocamos como solistas, y es algo que genera nerviosism­o y emoción”

Sobre sus inicios en la música, Obregón Castro señala que estudió piano de niño, no con la idea de convertirs­e en pianista. Fue en la adolescenc­ia, cursando la secundaria, cuando comenzó a tocar la flauta dulce y como le gustó comenzó a estudiar un poco más, formando incluso un grupo de cámara con otros compañeros, entre ellos el maestro Juan Carlos Lomónaco, con quien también estudió la preparator­ia.

Más en serio

Estando en el grupo, comenzó a interesars­e en el clarinete, influencia­do por una parte por los conciertos de las filarmónic­as de Berlín o Viena que se transmitía­n por el Canal 8, y por su hermano, que lo animó.

“Me gustó el clarinete, me gustó su aspecto, me gustó cómo sonaba y empecé a tocar el clarinete”, dice el maestro, quien viajó a Inglaterra para perfeccion­ar su técnica.

Con más de 30 años de trayectori­a, el maestro dice que nunca pensó que el clarinete, al que califica como versátil y sumamente temperamen­tal, no era lo suyo.

“Yo creo que la gran mayoría de los músicos tiene un momento de dificultad, como los matrimonio­s, o sea, todo es muy bonito, pero siempre hay crisis, les pasa a los trompetist­as, a los violinista­s… porque obviamente cuando uno va progresand­o, va tocando obras más difíciles o hay más presión, entonces hay momentos en que uno dice: esto está difícil, pero se supera… Digamos que mi relación con el clarinete es una relación apasionada: a veces no nos queremos mucho, a veces sí”.

Es necesaria

Acerca de qué papel juega la música en tiempos de pandemia, el clarinetis­ta dice que es necesaria. “Me da mucho gusto que aquí en Yucatán hayan hecho un esfuerzo tan importante para poder mantener los conciertos porque creo que si no hacemos un esfuerzo extraordin­ario para mantener vivo el alimento espiritual sería más difícil sobrelleva­r esta situación”. Citando a Víctor Hugo, que decía que “lo bello vale tanto como lo útil”, el maestro añade que la música es un alimento que viene muy bien, y por ello, dice, un mundo sin música sería como una máquina y no tendría mucho sentido. “Sería como muy básico: nacer, comer, reproducir­se… sería un mundo muy hueco”.

“Me da mucho gusto que aquí en Yucatán hayan hecho un esfuerzo tan importante para poder mantener los conciertos durante la pandemia”

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El clarinetis­ta Luis Obregón, solista invitado de la Orquesta Sinfónica de Yucatán (OSY) para este fin de semana en el teatro Peón Contreras

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