De política y cosas peores: cero carreras
Cero carreras, cero hits, cero errores. Así podría hacerse la síntesis, en términos beisboleros, de la reunión virtual de esta semana entre López Obrador y Biden.
Ni chicha ni limonada fue ese encuentro. Pura agua de borrajas. Buenas maneras, sí, y sonrisas. Todo forma, pero nada firme. Cumplimiento: cumplo y miento.
Permítanme mis cuatro lectores una digresión.
En el rancho del Potrero las tortillas de harina —harina de trigo— son más apreciadas que las de maíz, con todo y que el maíz llamado potrereño tiene fama en la comarca.
Una mañana cierto compadre de don Abundio lo invitó a almorzar. La comadre observó, inquieta, que el invitado echaba mano a la canasta y sacaba sólo tortillas de harina.
Le indicó, amoscada: “Abajo están las de maíz, compadre”. Respondió don Abundio: “Pa'llá voy”.
En el set o escenario de su entrevista con el presidente norteamericano, López Obrador hizo poner una pequeña imagen de Francisco Villa. Eso es indicativo de una actitud elementalmente pugnaz, y desde luego inútil, por parte de AMLO.
En el país vecino sigue vigente la actitud instaurada hace 120 años justos —o injustos— por Theodore Roosevelt, la llamada política del gran garrote. Speak softly and carry a big stick. Habla con suavidad y lleva contigo un garrote grande.
Según está actuando López Obrador, no es remota la posibilidad de que en los dos países a las buenas maneras sigan los malos modos, y que aquello que en el encuentro fue terso después se vuela tenso.
Esto no es hacer una profecía: es simplemente observar la realidad. Pa'llá vamos.— Saltillo, Coahuila.