AFECTADO
Avni Yilridim, como Berchelt, también se contagió del virus, pero aún así lo dejaron pelear
Varios boxeadores se han visto mermados en sus facultades tras sobreponerse al coronavirus
Dos semanas de mucho frenesí y pasión en el boxeo, entre dos interesantes carteleras con peleas de campeonato mundial. Vitales para el esperado regreso de la actividad bloqueada en tiempos de pandemia. Pero también de escándalo.
Una, entre dos gallos mexicanos que esperaba dar mucho y se inclinó pronto por un solo lado, y otra con el peleador más taquillero del momento, ante un rival que terminó siendo la más grande decepción de tiempos recientes en el ring.
¿Qué coincidencia hubo entre ambas?
El coronavirus. Tristemente, el Covid le pegó durísimo al boxeo, de forma especial a su credibilidad.
Miguel Berchelt, que perdió el cetro ante Oscar Valdez, se contagió a fines del año pasado y, se dice, le mermó físicamente antes y durante la pelea del 20 de febrero en Las Vegas. Y Avni Yildirim, retador oficial del CMB al cinturón de Saúl “Canelo” Álvarez, tuvo Covid un mes antes, de acuerdo con declaraciones de su mánager Joel Ríos, pero no quiso bajarse del barco.
Aunque en sí logró su objetivo eterno de acaparar miradas, de seguidores afianzados y de gente nueva, que busca emociones o atracciones, la Fistiana salió con importante daño.
Tras estas dos semanas de intensidad dentro y fuera de los cuadriláteros, vendrán muchas meditaciones, de manera especial para los que regulan las peleas de campeonato. El Consejo Mundial de Boxeo, que avaló ambas contiendas, quedó contra las cuerdas luego de las peleas Berchelt-Valdez y “Canelo”Yildirim, de manera particular por permitirlas, sabedoras de que era demasiado riesgo autorizarlas pues pondría en juego la salud y la vida de los contendientes. El negocio y el espectáculo, seguramente, tuvieron más fuerza que lo primero.
En la pelea Berchelt-Valdez todos quedaron sorprendidos por el paupérrimo rendimiento del “Alacrán”, quien subió como favorito para retener la corona, pero fue vapuleado por un Valdez increíble, con uno de los nocauts más apabullantes e impresionantes. ¿Por qué el CMB apresuró tanto a que Berchelt defendiera su cetro, si se había reportado el positivo del entonces monarca un par de meses antes? El “Alacrán”, positivo en noviembre, subió al ring del MGM Grand de Las Vegas como una caricatura, sin fuerzas en las piernas ni en los puños. Milagrosamente se mantuvo hasta el noveno asalto, en el décimo, en que Valdez le dejó fuera de acción con el violento volado de izquierda que hizo bajar del trono de las 130 libras al peninsular. ¿Merecía la pena llegar a algo así como lo que vimos?
Y ahora, a cinco días del horrendo espectáculo del Hard Rock Stadium de Miami, donde “Canelo” derrotó en tres asaltos a Yildirim, su entrenador Joe Díaz sale a decir que el turco tuvo Covid un mes antes de la pelea. Y, como apuntamos en otra información, no se sentía listo siquiera para subir al ring, ante el rival que sea.
¿El CMB no lo supo, si generalmente monitorea a sus peleadores de combates titulares? ¿O era necesario llevar al cabo esta contienda totalmente desigual? ¿O por qué permitió pelear a Yildirim, quien tenía dos años casi exactos sin subir al cuadrilátero? ¿El entrenador debió alertar de las condiciones de su peleador?
A su mánager, Yildirim le dijo que tuvo Covid y el entrenador quedó sorprendido, pero aún así aceptaron seguir, de forma especial el peleador turco porque no ganaría nunca más una bolsa como la que tenía en puerta. ¿Error de dos?
Berchelt dio positivo en noviembre y se pospuso la contienda del 12 de diciembre. Miguel tuvo que abandonar sus entrenamientos por un mes, pasando la cuarentena sin más síntomas que dolor de cabeza y cuerpo cortado, de acuerdo con lo declarado por el monarca y publicado en los medios boxísticos. La pelea, anunciada a inicios de enero para el 20 de febrero, fue preparada a marchas forzadas. Así lo dijo Berchelt al Diario.
A final de cuentas, las consecuencias se vieron para las dos peleas. Berchelt fue un saco de golpear para Valdez, y Yildirim un bulto para un “Canelo” que no es culpable de lo que ocurrió en el ring, a menos que todos estén coludidos con su organización. Él hizo su parte: subió a pelear lo mejor preparado posible.—