Diario de Yucatán

Un picador mexicano, el titular de una mala corrida

“Petardo de Efrén Acosta” en Las Ventas de Madrid

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Amigos aficionado­s…

A lo largo de la historia muchos mexicanos han tenido brillo en los ruedos de España. No todos vestidos de oro, sin duda.

Uno de los hombres más sobresalie­ntes de los años recientes fue un picador. Desde las gestas de “El Zotoluco” con los miuras y otros encastes duros no ha habido un tricolor que plante cara y por ello se recuerda tanto a Eulalio López como a su varilargue­ro de cabecera durante esas temporadas.

Se trata de Efrén Acosta Baray. Algunos le llaman “El Loco”, otros, los más taurinos, le reconocen señalándol­e con la expresión consagrato­ria de “Maestro”. Y vaya que eso es mayor porque a los matadores se les llama así en jerarquía, pero no siempre a los de plata.

Los reconocimi­entos a ese muy destacado picador mexicano de toros bravos fueron muchísimos mientras estuvo en activo. No solo los que están en el ruedo o lo vieron en los tendidos. Los que escriben también se han puesto de pie ante el robusto varilargue­ro.

Mire usted, solo como ejemplo, este titular de “El País” para la reseña que firmó Joaquín Vidal sobre una corrida en que “El Zotoluco” toreó un encierro de Celestino Cuadri el 6 de junio de 2001 en la Plaza de Las Ventas de Madrid: “Efrén Acosta pegó el petardo”.

¿Se imaginan el titular del periódico más crítico y reconocido de España en ese entonces, resaltando la mala tarde de… un picador? Y más tratándose de un mexicano.

Lo soñado que hubiera quedado el gran Rodolfo Gaona, o quizá Carlos Arruza, en tiempos de auténtica y legendaria guerra taurina con los gigantes de la época, de tener su nombre a la cabeza de la crónica del principal referente de la seriedad del arte de escribir. Ni “El Zotoluco”, el torero para el que picó, lo tuvo con su año matando la camada de Miura.

Les compartiré algunos párrafos de la notable reseña del fallecido Vidal sobre Efrén Acosta Baray, que está de visita en Mérida y ayer acompañó a Eduardo Puerto López a un recorrido por su “Rincón Taurino Burladero de Sin Sin”. La escribió Vidal, claro, como fondo, rescatando una tarde para el olvido por el mal juego de los toros y la poca tela mostrada por los matadores.

“El picador mexicano Efrén Acosta pegó el petardo y ya no merecía la pena vivir. (Vivir la corrida, se entiende. Es una forma de expresarse). La corrida no interesaba a nadie y, mediada, ya le había supuesto a todo el mundo una paliza de hastío y malhumor. Con esos toros, que besaban el suelo y parecían moruchos; con esos toreros, incapaces de pegar dos pases en divina forma.

“La esperanza se centraba en Efrén Acosta. Saldrá Efrén Acosta -presentía la afición como un solo hombrey demostrará cuán bella y amena es la suerte de varas, hará que nos embargue la emoción y servirá de catequismo a esa acorazada de picar que no tiene ni idea de su religión ni su oficio táuricos y únicamente vale para darles a los toros matraca carnicera.

“¡Oh, Efrén Acosta!, héroe de la pasada Feria de Otoño cuando causó sensación por su forma de picar a un toro de Victorino Martín. Aunque aún se le vio hacerlo con mayor sublimidad en la Feria de Valencia de aquel año 2000, y juraba la afición que había sido lo mejor de la temporada.

“Montaba Efrén Acosta al estilo mexicano, como es natural; la silla cubierta por un lienzo blanco para proteger la calzona e iba por el tercio poquito a poco, calado el castoreño de pura piel, la mirada baja, oyendo los aplausos que le iba dedicando el público por donde pasaba. La notable distancia que recorrió entre la puerta de cuadrillas y el tendido del 8, donde paró para la suerte-media circunfere­nciatensó la enorme expectació­n, que aún se acrecentar­ía al colocar Zotoluco el toro a mucha distancia para que demostrara su bravura y Efrén Acosta su arte varilargue­ro.

“El toro, en efecto, se arrancó al galope, entró fijo en jurisdicci­ón, Efrén Acosta elevó la punta de la vara al cielo y la tendió luego con firmeza para recibirlo..., y resulta que se la clavó en los mismísimos riñones. Pero bueno. La afición se quedó perpleja. Y aún más cuando fue Efrén Acosta y le hizo al toro la carioca al estilo carnicero que ha impuesto la acorazada de picar. Hubo después otro puyazo aún lo hizo peor. La afición no sabía qué pensar de semejantes modos. Se ve que no era el día de gracia de Efrén Acosta...”.

Increíble homenaje, ¿no cree usted, lector?

La pregunta del día: ¿En qué año se dio la gesta de “El Zotoluco” de matar toda la camada del afamado hierro de Miura?

Respuesta a la pregunta de la semana anterior: La tragedia de Juan José Padilla, a quien un toro le arrancó un ojo, ocurrió en la plaza de La Misericord­ia Zaragoza (7 de octubre de 2011.

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 ??  ?? Efrén Acosta Baray, picando en la Plaza de Las Ventas de Madrid, en una de varias aplaudidas tardes, y a la derecha, de visita en Mérida, con Eduardo Puerto López
Efrén Acosta Baray, picando en la Plaza de Las Ventas de Madrid, en una de varias aplaudidas tardes, y a la derecha, de visita en Mérida, con Eduardo Puerto López
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