Absurda propuesta
Andrés Manuel López Obrador volvió a encender al país con su propuesta impulsiva y sin consensuar de una reforma electoral y judicial que contempla, entre otras cosas, elegir a consejeros y magistrados electorales por medio del voto ciudadano, reducir a la mitad el costo del Instituto Nacional Electoral y desaparecer a los diputados y senadores plurinominales.
Por si fuera poco, la iniciativa de AMLO que enviará al Congreso en las próximas semanas incluye federalizar los órganos electorales, es decir desaparecer institutos estatales y el nacional ser operado y subsidiado por el gobierno federal.
Salvo la oferta de acabar con los plurinominales, que ha sido una vieja demanda de la ciudadanía, el resto de los cambios sugeridos por el primer mandatario representan simple y llanamente un retorno al viejo sistema electoral mexicano que sólo sirvió para que el entonces partido en el poder conservara el poder más de 7 décadas.
Es evidente que López Obrador respira por la herida y responde a su estilo con acciones viscerales no propias de un político y estadista visionario. ¿Cómo anunciar abruptamente una reforma electoral y judicial tan polémica sin someterla antes a una consulta abierta entre los sectores del país?
¿Cree el Presidente que por ostentar tal cargo tiene derecho a pisotear los avances de la democracia en México que se vieron reflejados en la integración de un instituto electoral ciudadanizado que no federalizado?
Estamos de acuerdo en que el costo de la democracia en el país ha sido altísimo, el presupuesto del INE para este 2022 es cercano a los 20 mil millones de pesos, pero casi seis mil millones de pesos son para los subsidios de los partidos en donde Morena se lleva la tajada principal.
Años atrás los costos electorales eran aparentemente menores en México, sin embargo los conflictos pre y postelectorales complicaban a cada rato la buena marcha de estados y del país con un precio económico y social elevadísimo.
Lejos de proponer una federalización del aparato electoral, en México necesitamos que sean los ciudadanos quienes participen más directamente en la organización de los procesos electorales y efectivamente que no sean los partidos políticos los encargados de proponer y decidir la conformación de los órganos electorales.
Pero no llevar al voto abierto porque de nueva cuenta será la partidocracia la que moverá a sus candidatos para favorecer su elección.
Lo mismo sucederá con los magistrados electorales, proponer su elección por la vía del voto es absurdo porque los ciudadanos comunes no sabemos a ciencia cierta quienes cuentan con los perfiles más adecuados en puestos donde se requiere amplio conocimiento legal además de un prestigio y honorabilidad a prueba de todo.
La desaparición de los senadores y diputados electos por la vía electoral sería sin duda un acierto, esta propuesta ha sido prometida una y otra vez por candidatos en campaña, pero evidentemente choca con pared al llegar a las cámaras donde todos los partidos se han favorecido por décadas de esta opción legislativa.
Los plurinominales se crearon cuando el país estaba dominado por un solo partido y se buscaba que todas las corrientes políticas tuvieran representación en los órganos legislativos.
Sin embargo, se ha abusado sobremanera de esta figura al grado que la mayoría de los líderes en las cámaras y los congresos estatales llegan a una curul por la vía plurinominal, es decir no por la vía del voto directo como se pretende en toda democracia.
Esperemos que pronto le pase a López Obrador el berrinche en contra del INE y de los magistrados electorales y se olvide de una más de sus ocurrencias tontas y disparatadas.
Noticia final… No sabemos si fue o no actuado, pero lo cierto es que la bofetada del actor Will Smith contra el comediante Chris Rock ha sido el tema de la semana y sirvió para levantar el interés público de la entrega de los Oscar que ha ido a la baja en los últimos años.
Hizo bien Will Smith en defender el honor de su esposa ante un chiste de mal gusto, aunque no era necesario golpear a su compañero ni tampoco gritarle insultos hirientes. Veremos en que termina este sainete.— Hermosillo, Sonora.