Noble labor docente
La primera tarea de la educación es agitar la vida, pero hay que dejarla libre para que se desarrolle, María Montessori (1870-1952), educadora y médica italiana Se acerca a su fin el mes de mayo, en el que destacaron las celebraciones dedicadas a todos los trabajadores, a las madres y a quienes realizan una noble, fecunda y trascendental labor social: los maestros y las maestras de México.
Se ha dicho, con sobrada razón, que siempre será insuficiente todo lo que se haga y destine para la educación: formación, capacitación y actualización del personal docente, recursos financieros, infraestructura y equipamiento, dotación de libros y materiales didácticos, etcétera.
A decir verdad, la dimensión y la complejidad geográfica, demográfica, sociocultural y lingüística de la nación mexicana representa un permanente reto para todos aquellos que, en un grado u otro, tenemos la responsabilidad no sólo de formular y aplicar las políticas públicas en materia educativa, sino de brindar todo el apoyo posible al quehacer de los docentes que están en la primera línea de batalla al frente de sus grupos.
Con harta frecuencia la burocracia educativa olvida que la razón de su existencia debe ser poner siempre en el centro de su quehacer a los establecimientos escolares, atendiendo con prontitud las necesidades que les presenten tanto sus directivos y como la base magisterial, considerando que ésta tiene sobre sus hombros la enorme tarea y la gran responsabilidad social de formar a las nuevas generaciones y a los futuros ciudadanos de este país.
Puesto que no siempre se valora en toda su dimensión la ingente y fecunda labor que realiza el magisterio de todos los niveles educativos, es indispensable que el gobierno y la sociedad en su conjunto revaloren el quehacer docente como un factor primordial para el desarrollo económico, político, científico, tecnológico y cultural de nuestra nación.
Debemos recordar que en el sexenio pasado, la labor magisterial no sólo fue subvalorada, sino que incluso fue burdamente vilipendiada por el poder central en perverso contubernio con los poderes fácticos. De manera particular, el consorcio Televisa pretendió exhibir a los maestros como los causantes de la crisis educativa, lanzando un ataque frontal a sus legítimas demandas y, por añadidura, financiando y difundiendo al por mayor un infame pasquín cinematográfico llamado “De panzazo”, en el cual se denigraba hasta el cansancio al gremio magisterial.
POLÉMICA REFORMA
Por si lo anterior fuese poco, la mal llamada reforma educativa aprobada e implementada en el sexenio de Peña Nieto estableció el carácter punitivo de la evaluación docente, propiciando que cientos de maestros fuesen dados de baja tras varios años de servicios en el sistema educativo.
Con la derogación de dicha reforma realizada en la actual administración federal, fueron reinstalados los maestros despedidos injustamente y se aprobó un amplio paquete de disposiciones legales a partir de las cuales se ha dado una nueva orientación a la política educativa nacional.
Lo que aquí quiero destacar es que con la reforma al Artículo Tercero constitucional realizada en 2019, se establece que los maestros y las maestras son los agentes fundamentales del proceso educativo, por lo que se reconoce su decidida contribución al desarrollo y la transformación social del país.
He querido hacer las reflexiones anteriores motivado por el merecido reconocimiento brindado a 554 maestros y maestras el pasado 24 de mayo, en un almuerzo ofrecido por el gobernador del estado y el secretario de educación, evento en el cual les fueron entregados estipendios económicos y sendas medallas a quienes cumplieron 30, 40 y 50 años de servicios.
En su mensaje, el Ejecutivo estatal señaló que lo que ha avanzado Yucatán hasta ahora se debe en buena medida a “la incansable vocación de los docentes que han vencido adversidades y sabido hacer equipo para seguir transformando al estado”, reconociendo que con base en mucho esfuerzo, dedicación y entrega, “han sido parte fundamental en las vidas de incontables niñas, niños y jóvenes, impactando de manera positiva en su desarrollo”.
En este marco, quiero expresar mis cálidas felicitaciones a los apreciados compañeros de labores en la Universidad Pedagógica Nacional que recibieron sus reconocimientos en la ceremonia en comento, a saber: por 30 años de servicios los maestros Ana María Rodríguez Velasco, Félix Alberto Echeverría Sandoval y Mario Azael Rodríguez Rodríguez, y por 50 años el doctor Ignacio Pech Tzab.
Debo decir que con todos ellos he compartido innumerables experiencias y aprendizajes en el campo de la docencia, la investigación, la difusión y la gestión institucional, destacando que la maestra Rodríguez Velasco fue la primera Subdirectora Académica de la UPN en Yucatán y que el Mtro. Echeverría Sandoval coordina con señalado entusiasmo la Licenciatura en Intervención Educativa.
Estamos muy ciertos que con sus largas trayectorias académicas han puesto en alto el prestigio de la Universidad Pedagógica Nacional, honrando así su lema de “Educar para Transformar”. ¡Enhorabuena y muchas felicidades!—Mérida, Yucatán