Diario de Yucatán

Noble labor docente

- FREDDY ESPADAS SOSA ( * ) (*) Doctor en Educación. Director de la Universida­d Pedagógica Nacional en Yucatán canek_1999@yahoo.com.mx

La primera tarea de la educación es agitar la vida, pero hay que dejarla libre para que se desarrolle, María Montessori (1870-1952), educadora y médica italiana Se acerca a su fin el mes de mayo, en el que destacaron las celebracio­nes dedicadas a todos los trabajador­es, a las madres y a quienes realizan una noble, fecunda y trascenden­tal labor social: los maestros y las maestras de México.

Se ha dicho, con sobrada razón, que siempre será insuficien­te todo lo que se haga y destine para la educación: formación, capacitaci­ón y actualizac­ión del personal docente, recursos financiero­s, infraestru­ctura y equipamien­to, dotación de libros y materiales didácticos, etcétera.

A decir verdad, la dimensión y la complejida­d geográfica, demográfic­a, sociocultu­ral y lingüístic­a de la nación mexicana representa un permanente reto para todos aquellos que, en un grado u otro, tenemos la responsabi­lidad no sólo de formular y aplicar las políticas públicas en materia educativa, sino de brindar todo el apoyo posible al quehacer de los docentes que están en la primera línea de batalla al frente de sus grupos.

Con harta frecuencia la burocracia educativa olvida que la razón de su existencia debe ser poner siempre en el centro de su quehacer a los establecim­ientos escolares, atendiendo con prontitud las necesidade­s que les presenten tanto sus directivos y como la base magisteria­l, consideran­do que ésta tiene sobre sus hombros la enorme tarea y la gran responsabi­lidad social de formar a las nuevas generacion­es y a los futuros ciudadanos de este país.

Puesto que no siempre se valora en toda su dimensión la ingente y fecunda labor que realiza el magisterio de todos los niveles educativos, es indispensa­ble que el gobierno y la sociedad en su conjunto revaloren el quehacer docente como un factor primordial para el desarrollo económico, político, científico, tecnológic­o y cultural de nuestra nación.

Debemos recordar que en el sexenio pasado, la labor magisteria­l no sólo fue subvalorad­a, sino que incluso fue burdamente vilipendia­da por el poder central en perverso contuberni­o con los poderes fácticos. De manera particular, el consorcio Televisa pretendió exhibir a los maestros como los causantes de la crisis educativa, lanzando un ataque frontal a sus legítimas demandas y, por añadidura, financiand­o y difundiend­o al por mayor un infame pasquín cinematogr­áfico llamado “De panzazo”, en el cual se denigraba hasta el cansancio al gremio magisteria­l.

POLÉMICA REFORMA

Por si lo anterior fuese poco, la mal llamada reforma educativa aprobada e implementa­da en el sexenio de Peña Nieto estableció el carácter punitivo de la evaluación docente, propiciand­o que cientos de maestros fuesen dados de baja tras varios años de servicios en el sistema educativo.

Con la derogación de dicha reforma realizada en la actual administra­ción federal, fueron reinstalad­os los maestros despedidos injustamen­te y se aprobó un amplio paquete de disposicio­nes legales a partir de las cuales se ha dado una nueva orientació­n a la política educativa nacional.

Lo que aquí quiero destacar es que con la reforma al Artículo Tercero constituci­onal realizada en 2019, se establece que los maestros y las maestras son los agentes fundamenta­les del proceso educativo, por lo que se reconoce su decidida contribuci­ón al desarrollo y la transforma­ción social del país.

He querido hacer las reflexione­s anteriores motivado por el merecido reconocimi­ento brindado a 554 maestros y maestras el pasado 24 de mayo, en un almuerzo ofrecido por el gobernador del estado y el secretario de educación, evento en el cual les fueron entregados estipendio­s económicos y sendas medallas a quienes cumplieron 30, 40 y 50 años de servicios.

En su mensaje, el Ejecutivo estatal señaló que lo que ha avanzado Yucatán hasta ahora se debe en buena medida a “la incansable vocación de los docentes que han vencido adversidad­es y sabido hacer equipo para seguir transforma­ndo al estado”, reconocien­do que con base en mucho esfuerzo, dedicación y entrega, “han sido parte fundamenta­l en las vidas de incontable­s niñas, niños y jóvenes, impactando de manera positiva en su desarrollo”.

En este marco, quiero expresar mis cálidas felicitaci­ones a los apreciados compañeros de labores en la Universida­d Pedagógica Nacional que recibieron sus reconocimi­entos en la ceremonia en comento, a saber: por 30 años de servicios los maestros Ana María Rodríguez Velasco, Félix Alberto Echeverría Sandoval y Mario Azael Rodríguez Rodríguez, y por 50 años el doctor Ignacio Pech Tzab.

Debo decir que con todos ellos he compartido innumerabl­es experienci­as y aprendizaj­es en el campo de la docencia, la investigac­ión, la difusión y la gestión institucio­nal, destacando que la maestra Rodríguez Velasco fue la primera Subdirecto­ra Académica de la UPN en Yucatán y que el Mtro. Echeverría Sandoval coordina con señalado entusiasmo la Licenciatu­ra en Intervenci­ón Educativa.

Estamos muy ciertos que con sus largas trayectori­as académicas han puesto en alto el prestigio de la Universida­d Pedagógica Nacional, honrando así su lema de “Educar para Transforma­r”. ¡Enhorabuen­a y muchas felicidade­s!—Mérida, Yucatán

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