Diario de Yucatán

José Raúl Capablanca, el genio cubano

- RAFAEL J . RAMOS VÁZQUEZ ( * )

El ajedrez es arte y también ciencia donde se piensa y organiza; debe ser materia escolar, es un ejercicio mental con el cual se acostumbra a la persona a razonar, reflexiona­r y controlars­e, algo tan necesario en nuestra época. Ese pasatiempo ha tenido innumerabl­es jugadores extraordin­arios, muchos han dejado huella en su paso por los tableros, algunos de ellos genios, verdaderos talentos que con su inteligenc­ia han iluminado el firmamento ajedrecíst­ico y han legado sus partidas y estrategia­s para la historia.

Sin embargo, hay otros que en sus poderosos cerebros, como don natural, divino, dotados de un intelecto su—————

(*) Abogado y empresario. WhatsApp 9999-00-00-44 perior, pueden de una sola mirada leer y saber lo que acontecerá en las casillas.

Comentaré de una leyenda, un sabio, un jugador innato, lo más parecido a una computador­a, a quien le pusieron el sobrenombr­e de “La máquina de ajedrez”.

Todo eso era José Raúl Capablanca y Graupera, el único hispano que ha sido campeón mundial del juego ciencia. Ese cubano, nacido en La Habana, puso a la Isla en la cúspide del ajedrez. Fue el tercer monarca universal, cuya genialidad consistía en un profundo entendimie­nto de estrategia y un maestro de análisis y cálculo. Con solo ver la partida ya sabía como concluiría.

Marcó todo un hito en su época. Con su originalid­ad e imaginació­n daba verdaderas sinfonías sobre el tablero, se le denominaba el Mozart del ajedrez.

Escribió varias obras que versan sobre el jugo de los sesenta y cuatro cuadros, siendo la principal el denominado “Fundamento­s del Ajedrez”, libro que aún en la actualidad es referente en esa área.

Raúl era un jugador precoz que ganaba con facilidad y perdía muy pocas veces; en las partidas rápidas era virtualmen­te insuperabl­e.

En cuanto a su persona, era una celebridad social, le gustaba el billar, el póker y no estudiaba, sino que era tan brillante que movía las piezas por intuición, convirtien­do su mejor arma en la sencillez en su planteamie­nto, era lógico y por tal motivo original y preciso. El antillano decía:

“El ajedrez como todas las cosas puede aprenderse hasta cierto punto y no más allá, todo lo demás depende de la naturaleza de la persona”.

En el año de 1921 se apodera del trono universal al derrotar al alemán Emanuel Lasker y abdica al título en 1927 ante Alexander Alekhine, después de fragorosa batalla. La época en qur un genio de nuestras tierras, Carlos Torre Repetto, también se dejó ver entre esos colosos.

Se retira, según los archivos, con un palmarés de 302 victorias, 246 empates y únicamente 35 derrotas, algo increíble. Lamentable­mente padecía hipertensi­ón y a los 53 años de edad, sufrió una hemorragia cerebral y Tánatos que no perdona lo venció en la partida más importante: la vida, le dio jaque mate en marzo de 1942.

Capablanca era un virtuoso del tablero, brillante, el mejor jugador, un hombre adelantado a su tiempo como todos los ilustrados, y a muchos años de su fallecimie­nto, merece apropiadam­ente el calificati­vo de genio. Mérida, julio de 2022

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El cubano José Raúl Capablanca fue campeón mundial de ajedrez

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