Diario de Yucatán

COMUNIDADE­S Preservan la tradición

Panadería cumple su servicio anual de hornear pibes

- JOAQUÍN CHAN CAAMAL ORLANDO

Como todo producto que tiene gran demanda, la panadería La Ermita mantuvo en espera una larga fila de 400 pibes que cocería en su antiguo horno de piedra y ladrillos refractari­os.

El fuego del horno es a base de leña, por lo que la cocción de los pibes dejó un mejor sabor por la temperatur­a concentrad­a y el manejo de cambio de lugar del pib por un experto panadero. Y luego de una hora y media, el resultado es un mucbilpoll­o doradito, crujiente, bien cocido y con sabor especial que le impregna el humo interior del horno.

“Es como si enterraras el mucbilpoll­o como es la costumbre ancestral, es el mismo sabor que tiene cuando se cuece en un horno de piedra y leña”, señaló Melchor Alonso Canché Rodríguez, el popular “Mencho”, dueño de la panadería.

La panadería La Ermita recibió ayer pibes crudos desde las 2 de la madrugada y a las 10 de la mañana seguían llegando familias con los suyos para que los cocieran en el horno que tiene una antigüedad de 46 años y que se mantiene por tres generacion­es de panaderos de este popular rumbo.

“Sus pibes van a salir a las 3 de la tarde, ¿está bien?, anticipó Dolores Estrella Koyoc, esposa de “Mencho”, a tres personas que llegaron con sus latas de pibes.

Ayer 1 de noviembre, Día de Todos los Santos, se recuerda a los menores fallecidos en los cementerio­s y los hogares, donde se colocan altares donde el menú principal en Yucatán es el pib.

Hubo pibes tendidos en el mostrador de la panadería, en mesas acondicion­adas, en el piso, en todo espacio libre, mientras “Mencho” sacaba alguna tanda de los cocidos para meter otra tanda de los crudos.

“Es una tradición cocer pibes en esta panadería, es una costumbre de hace tres generacion­es”, recordaron los dueños de La Ermita. “Cada año nos compromete­mos con los vecinos para hornear sus pibes. No se pierde esta tradición, hay vecinos que crecieron en este rumbo, ya no viven por aquí, pero nos traen los suyos desde varios rumbos de Mérida como Chenkú, Pensiones, Francisco de Montejo y la Madero. El Hanal Pixán no solo es una tradición yucateca sino que es motivo de convivenci­a de la familia que se reúne para comer el pib”.

La panadería La Ermita recibió más de 400 pibes para cocer en la jornada laboral, que empezó a las 5 de la mañana y terminaría a las 6 de la tarde.

Esta panadería cuece sus pibes a tres cocinas económicas que venden este platillo. Cada una lleva de 30 a 40 pibes para hornear, pero la parte fuerte de este trabajo proviene de las familias del rumbo que llevan de 3, 5, 10 y hasta 20 pibes porque toda la familia se reúne para orar para sus difuntos y comer este platillo.

El horno de piedra y de ladrillos refractari­os construido por el fundador de la panadería, Evelio Maldonado, tiene una capacidad para cocer al mismo tiempo 32 latas de mucbilpoll­os de diferentes tamaños y consistenc­ias.—

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Cada vez menos panaderías ofrecen el horneado de pibes. Arriba, las labores en Los Tres Reyes”, de la Melitón Salazar, donde desde las 4 de la mañana se comenzó esa tarea
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