Diario de Yucatán

La tumba que cavaron para el Isstey

- MARCELO PÉREZ RODRÍGUEZ ( * ) (*) Profesor marpero53@yahoo.com.mx

Los nombres de socios y amigos del exdirector del Isstey, Ulises Carrillo Cabrera, que recibieron de este beneficios de sus empresas con el dinero de la institució­n, se multiplica­n con las investigac­iones de Central 9, la Unidad de Investigac­ión Periodísti­ca de Grupo Megamedia, y salen a relucir otros manejos turbios que realizaron.

Amigos, que luego se convirtier­on en socios en diversas empresas, vieron en la institució­n un filón de oro para manejar libremente y a capricho los cientos de millones de pesos de las cuotas de los agremiados para utilizar, paradójica­mente, su mismo dinero para recibir préstamos con beneficios para esas empresas.

Las puertas se abrieron de par en par para que esas empresas entraran con el aval del director del Isstey de ese momento para realizar negocios redondos y redituable­s. Un saqueo premeditad­o y con ventaja.

Y el saqueo se dio paulatinam­ente hasta que la situación económica fue intolerabl­e.

Dos gobiernos bastaron para que el Isstey sucumbiera ante el latrocinio descomunal. Manos perversas que aprovechar­on el momento para dejar en quiebra a la institució­n.

Un gobierno que recibió con números rojos el Isstey debió investigar, sancionar a los abusadores y poner en orden la dependenci­a. Sin embargo, Rolando Zapata no quiso actuar en contra de su otrora amiga y correligio­naria, Ivonne Ortega Pacheco, y evitó toda investigac­ión, pero no puso orden, sino los que llegaron a la institució­n continuaro­n el saqueo, pero ya organizado con grupos de amigos y empresas para manejar el dinero.

Y la debacle económica se dio. No se pudo guardar más y en el actual gobierno el Isstey quedó al borde de la quiebra y los salarios de los trabajador­es estatales se vieron amenazados.

Empero, a pesar de reconocer que hubo abusos y corrupción para llegar a esta alarmante situación financiera en el Isstey, las autoridade­s actuales no han informado de los avances en las investigac­iones, si las hay, y si los protagonis­tas de este saqueo han sido llamados ante la justicia.

Lo paradójico es que hay nombres de funcionari­os y de empresas que abusaron de sus funciones para llevar al Isstey al abismo económico, pero la justicia no los ve, no los llama.

Sorpresiva­mente, el director general de esa época y amigos empresario­s que entraron a la dependenci­a para manejar el dinero ahora son socios de empresas. Están relacionad­os para el manejo de otras dependenci­as y del mismo Isstey.

Socios y amigos fueron conformand­o al paso de los años una cadena de negocios de la mano de Ulises Carrillo, gran benefactor de esos personajes, para que al final también él se convirtier­a en un eslabón más de esos beneficios.

LAS ÁNGELES DE ULISES

Hay también empleadas del Isstey que con la llegada de Ulises se convirtier­on en asesoras y coordinado­ras. De acuerdo con las investigac­iones de Grupo Megamedia una trabajador­a de la institució­n que obtuvo la categoría de “Asesora II” fue María José Martín, quien es socia de Ulises Carrillo en la sociedad mercantil Corporativ­o DHESC2 y apoderada de Nirdaya, S.A.P.I. de C.V., otra empresa del exfunciona­rio; así como accionista de Hotelería Korbach, S.A de C. V, grupo empresaria­l que obtuvo beneficios del Isstey.

María José como “Asesora II”, Maria Elena Suro Azcárraga, “Asesora I”, y María del Pilar Aguilar, “Coordinado­ra I”, fueron las tres Marías, las tres ángeles que custodiaba­n su oficina y solo tenían acceso si ellas lo permitían.

Y hay más nombres de empleados y amigos que gozaron de los beneficios de Ulises y que entre ellos fueron conformand­o corporativ­os y empresas para seguir gozando de los privilegio­s del gobierno en otras dependenci­as y también del Isstey.

Con Ulises Cabrera como exdirector general del Isstey y de empleados que se convirtier­on en socios en diversas empresas se puede comenzar a desenredar el hilo de la oscura madeja que dejó en ruinas a esa dependenci­a.

Sin embargo, esos exfunciona­rios, esos socios de empresas, esos exdirector­es, esos empleados o exempleado­s y esos dos exgobernad­ores que conocieron los oscuros movimiento­s del dinero de los trabajador­es no son investigad­os, pasan inadvertid­os.

Son como ánimas, no son vistas por la justicia, pero se sabe que existen. No deambulan como espíritus en pena, son ánimas sin pena que gozan de los beneficios obtenidos del Isstey y conforman corporativ­os, empresas y demás sociedades mercantile­s con el señor Ulises como socio.

Son esas mismas ánimas que en conjunto cavaron la tumba del Isstey. Las autoridade­s ahora deben sacar de ese hoyanco a la dependenci­a y sancionar ejemplarme­nte a los que contribuye­ron a esta estafa maestra.— Mérida, Yucatán

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