Celebran al vino afrutado
Cada tercer jueves de noviembre se celebra el día del Beaujolais Nouveau, un vino de culto para muchos. En Francia, el beaujolais es elaborado con la uva gamay.
Se trata de un vino de características y elaboración simples: la fermentación dura unas pocas semanas; tiene un color rosa púrpura y una acidez alta.
Se siente dominado por los aromas frutales, algo de plátano y notas de pera.
Muchos detractores lo critican por ser sencillo, casi “inmaduro”, hasta llegué a leer que tomarse un beaujolais era como comer la masa de pan sin hornear.
En mi opinión, se debe tomar de manera inmediata, ya que son de esos tipos de vinos que fallecen rápido a consecuencia de no tener una buena maceración y menos una fermentación maloláctica; es decir, que no duran mucho ya que en la fermentación es donde está el secreto de su longevidad.
Las uvas provienen de la AOC Beaujolais, ubicada al sur de Borgoña y al norte de Lyon, en Francia. Por ley, todas las uvas deben recogerse a mano porque solo se utiliza el grano: las uvas son apiladas en un recipiente con dióxido de carbono, las uvas por su propio peso se aplastan solas y el dióxido de carbono hace que fermenten, lo que ayuda a tener un vino más afrutado.
Cincuenta millones de botellas de este vino son exportadas a todo el mundo para celebrar el tercer jueves de noviembre.
Algunos se preguntarán con qué tipo de comidas podremos acompañar estos vinos; sugiero carnes asadas a la parrilla o al horno, algo que tenga papas al romero, con pastas de todo tipo, ensaladas con mucha fruta y con quesos suaves y cremosos: algún brie o algún manchego semicurado.
La recomendación es que beban este vino algo frío (entre 10 y 12 grados) para resaltar sus sabores.
Hasta aquí llego y ¡que viva el vino francés!
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(*) Sommelier.