Educación activa, una meta del museo
Como parte del proceso formativo de los museos está la creación de programas educativos a diferentes niveles, lo cual permite a las instituciones culturales fomentar un público, además de reforzar el valor simbólico de sus colecciones.
Por tal razón, estos programas de “educación artística” tienen grandes ventajas que se ven reflejadas no solo en el propio museo, sino también en las instituciones educativas formales.
Existen distintos métodos y apoyos que nos permiten, como mediadores entre las obras expuestas y el público visitante, detonar capacidades creativas, una de ellas se trata del aprendizaje significativo. La enseñanza artística o de apreciación en el campo del arte tiene mayor impacto cuando ésta va acompañada de una experiencia vivencial o inmersiva, lo cual sirve para que el espectador se identifique con los objetos ahí expuestos.
Esta metodología no es exclusiva para la enseñanza artística, sino que se trata de una herramienta educativa que podríamos definir como una forma de construcción del conocimiento que dota de significado a la visita a nuestros espacios.
Por otra parte, también tenemos el llamado aprendizaje activo, que se trata de un modelo de enseñanza que implica un cambio en el enfoque: el visitante se convierte en el protagonista de su propio aprendizaje, en el cual una visita adecuada a una planeación enfocada a sus intereses, la temporalidad requerida y la museografía (expografía) le proveen de ambiente, actividades y acompañamiento para desarrollar habilidades de búsqueda, análisis y síntesis de la información.
El mediador o guía (servicios pedagógicos del museo) también debe permitir el resolver problemas, el diálogo y la expresión, lo cual dejará en el asistente a nuestros espacios una ventana abierta para la reflexión y la práctica de los conocimientos y habilidades transmitidas por el mediador.
Es importante destacar que quien realiza la labor de mediador o guía debe poseer una aptitud motivadora para que el conocimiento sea efectivo e impulse a los visitantes a asimilarlo.
Para poner el conocimiento de nuestros museos en el interés de un público joven, no debemos olvidarnos del empleo de la tecnología como: la creación de redes, los códigos QR, pódcasts, juegos interactivos, simulaciones. Dichas herramientas también pueden ser parte del aprendizaje activo.