El Adviento, un tiempo oportuno
En la historia de la humanidad siempre han existido momentos significativos de eventos y acontecimientos que han marcado a alguna sociedad o cultura. Tiempos apropiados en los que se hace un alto del vivir cotidiano para reflexionar o celebrar el sentido de la vida, la convivencia fraternal e incluso a la misma muerte.
En el cristianismo la palabra Adventus fue designada precisamente para anunciar la llegada histórica de Jesucristo y, con ésta, una época especial para preparar el corazón del hombre a recibirlo de forma gozosa.
Y es que el nacimiento del Adviento fue evolucionando poco a poco al grado de pasar por la penitencia, la oración e incluso la ascesis como manifestación pública de que uno se preparaba para recibir dignamente a Cristo; sin embargo, hoy tenemos un Adviento más definido como ocasión de cambio interior a fin de celebrar la Navidad con más espiritualidad.
La Iglesia invita a todos, cristianos o no, a mirar con esperanza estas cuatro semanas previas a la Navidad como lugar de encuentro con Jesús Salvador, como instante de conversión para llegar a ser mejor persona.
Y es que el reto de encontrar equilibrio ante el materialismo e individualismo que caracterizan a esta generación no resulta tan fácil. Estamos rodeados de celebraciones que ciertamente nos ofrecen diversión, pero que pueden estar huecas de contenido que llene y haga pleno el corazón de quien las frecuenta.
Por lo tanto, ahora que finalizamos el calendario litúrgico e iniciamos el mes de diciembre, la Iglesia nos ofrece la oportunidad de vivir instantes de gracia; es decir, un itinerario marcado por temáticas que incitan a una espiritualidad encarnada y hacer propósitos que nos permitan aspirar a mejorar nuestras relaciones interpersonales e interioridad.
CO RONA DE ADVIENTO
Indudablemente necesitamos de signos que nos inspiren a actuar, por eso la corona de Adviento jugará un papel fundamental para mirar y recordar que estamos en actitud de cambio.
El gesto de encender cada semana una vela y recitar palabras que nos sitúan en dónde estamos y hacia dónde deseamos avanzar será el instrumento motivador para cada uno que desee vivir esta experiencia de preparación y renovación interior llamada Adviento.
Cada año tenemos esta posibilidad y recurso espiritual para nuestro crecimiento y, aunque el rito pueda ser igual o parecer cíclico, lo que no debe ser lo mismo es la actitud personal e interna con la que la vivamos; es decir, este año somos distintos de lo que fuimos anteriormente y esa novedad es la que debe ser confrontada, mejorada para hacer especial el momento celebrativo que tendremos en la Navidad.
Anímate a vivir esta aventura que dará inicio ahora con el Adviento y sé parte de una conversión interior para así hacer de esta estación un tiempo oportuno.