La comprensión es clave
Aprendió del TAE cuando su hijo fue diagnosticado
“Hay que estarlo monitoreando porque él no mide el peligro”, relató Alejandra Aranda Ramírez, quien comparte su experiencia como madre de un niño con Trastorno del Espectro Autista (TEA), que también presenta una discapacidad física como resultado de una parálisis cerebral.
“Una de las primeras señales que dio mi hijo era que repetía todo, no tenía una intención comunicativa; tampoco le gustaban algunas sensaciones y ruidos como el de la licuadora o la secadora, así como no toleraba algunas texturas a la hora de comer”, explicó Aranda Ramírez.
Recibió el diagnóstico de TEA cuando su hijo tenía cinco años y, en vez de sentir miedo o confusión, ella sintió alivio por tener la respuesta que la guiaría al tratamiento que su hijo necesitaba.
Debido a la discapacidad física de su hijo, se requirió encontrar una doble ayuda. Alejandra buscó este apoyo en dos instituciones: en el
CRIT se le ofrecieron terapias durante 10 años y en Praxis Centro Psicoterapéutico, unos siete años.
Según indicó en entrevista con Diario de Yucatán, ella ha aprendido mucho del padecimiento y cómo comprender a su hijo, por ejemplo, ya sabe descifrar su manera de comunicación por medio de la convivencia, “siempre te habla en tercera persona”.
Ella ha notado un gran avance en su hijo gracias a las terapias de lenguaje.
“A lo largo de los años el cuidado ha cambiado, ahora hay muchas cosas que puede hacer por sí solo, claro que siempre bajo supervisión”, añadió Alejandra Aranda.
El principal reto al que se enfrenta actualmente es el que representan los ataques epilépticos, que comenzaron a la par de la entrada en la adolescencia, causados por los cambios hormonales. “Tenemos que tener cuidado para que no se lastime si convulsiona, ya que es alto y sería riesgosa la caída”.
Es muy importante el apoyo de la familia, que ésta aprenda a convivir y apoyar a manejar las situaciones que afrontan las personas con autismo.—