Diario de Yucatán

Columna 7 Falaz nearshorin­g

- Franklin_recio@yahoo.com

En las noticias se menciona un fenómeno llamado nearshorin­g, que es la relocaliza­ción de empresas hacia un país cercano debido a ventajas acerca del mercado destino, como son menores costos de transporte, alineamien­to cultural y bajos costos de producción.

El fenómeno se menciona principalm­ente en el contexto de Estados Unidos como centro de consumo y es en respuesta a la situación general de China, que viene mostrando un comportami­ento principalm­ente antagonist­a en algunos casos y hostil en otros.

En el caso de EE.UU., la fragilidad de las cadenas de suministro observadas por la guerra comercial en 2016 con Trump en la presidenci­a, pero principalm­ente durante la pandemia y las guerras actuales, la invasión de Rusia a Ucrania y en Medio Oriente, son incentivos para la búsqueda de centros de producción manufactur­era alternativ­os a China.

Hay que tener cuidado de poner a China en un pedestal, pues es un país dictatoria­l, con un solo partido, comu—————

(*) Candidato a doctor en Análisis Estratégic­o y Desarrollo Sustentabl­e por la Universida­d Anáhuac nista y en el que la desigualda­d en su población ha aumentado en un ambiente de impuestos regresivos, que principalm­ente maneja un superávit de manufactur­as con el resto de los países del orbe, a través de una serie de prácticas y subsidios gubernamen­tales que muchas veces cruzan la línea respecto a las normas de la Organizaci­ón Mundial de Comercio (OMC).

A México, como país manufactur­ero, esto es de interés, porque los espacios que quiere aprovechar son precisamen­te en colisión con China.

En el caso de México no hay nearshorin­g, como lo demuestran las inversione­s extranjera­s directas. En una publicació­n reciente de la Secretaría de Economía de México, se aprecia que, en 2023, la inversión extranjera directa se dividió de la siguiente forma: 13% son cuentas entre compañías (préstamos y cobros entre empresas del mismo grupo) y 74% son reinversió­n de utilidades, es decir, utilidades de empresas que permanecen en México, y no se envían al exterior y 13% son nuevas inversione­s.

Es decir, casi no ha entrado dinero fresco del exterior a México en forma de inversione­s de largo plazo.

Entre las causas de este cambio respecto a años anteriores podemos mencionar la falta de seguridad, un Estado de Derecho donde se cumplan y respeten los contratos, la disponibil­idad de infraestru­ctura de comunicaci­ones y energía, la incertidum­bre política, y Pemex y CFE como lastres de la economía mexicana.

Pero ¿qué hacer para que fluyan las inversione­s? Entre otras cosas, ser más inteligent­es con el manejo de la economía.

Resulta que las inversione­s del gobierno federal casi no estuvieron relacionad­as con la matriz de exportacio­nes de México.

Otro tema es el de productivi­dad por trabajador, la cual ha venido bajando desde 2005, está estancada y requiere un golpe de timón tanto de la iniciativa privada como del sector público.

Finalmente hay que notar que las tasas de interés ya iniciaron su ciclo de bajas este año, y que el destino de México está atado al de Estados Unidos, no al de China, y no se puede seguir siendo tibios en enunciar claramente nuestra posición al respecto, aunque esto será boleto de los electores este año.

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